Tras eutanasia general víctima de la dictadura de Pinochet murió en Bélgica
El general de la Fuerza Aérea, Sergio Poblete, fue condenado "por traición a la patria" tras el golpe de 1973, pero en 1975 se le conmutó la pena por el exilio y partió a Bélgica. Pese a que murió a fines del año pasado los detalles se dieron a conocer ahora.
Un general de la Fuerza Aérea de Chile que en 1973 se opuso al golpe que encabezó Augusto Pinochet y por ello fue condenado “por traición a la patria” en un consejo de guerra murió en Bélgica tras solicitar la aplicación de la eutanasia, según reveló hoy su hija Mónica.
Aunque su fallecimiento ocurrió en Bélgica el pasado 25 de noviembre, se ignoraban hasta hoy las circunstancias en que murió Sergio Poblete, uno de los militares constitucionalistas que rechazaron el golpe contra el Gobierno de Salvador Allende y por ello sufrieron la prisión, la tortura, el exilio y el despojo de su nacionalidad.
Poblete tenía 93 años cuando falleció, después que su solicitud de eutanasia fue aprobada por un equipo de cinco médicos y un sicólogo, explicó su hija.
Agregó, en conversación desde Bélgica, que su padre optó por esa vía tras comprobar que padecía un cáncer generalizado, que ya no le permitiría continuar una vida activa
“Él estaba grave, pero tenía todas sus facultades intelectuales intactas. Moralmente no quería verse disminuido ni que la familia lo viera en ese estado”, explicó.
“Fue emocionante para mí, su hija, aceptar su pedido. Para mí y la familia era la primera vez que nos confrontábamos a la eutanasia”, añadió.
Cuando los médicos aceptaron su pedido “fue también emocionante, pues desde ese momento supo que sus horas estaban contadas. Pudimos despedirnos de él. Toda la familia más algunos amigos estuvimos con él hasta el final. Partió tranquilo, fue muy doloroso para nosotros, pero nos dejo un mensaje de un hombre entero”, remarcó.
En Chile a Sergio Poblete no le habría sido posible cumplir su decisión, puesto que la eutanasia está prohibida legalmente.
“Es una gran cosa que aquí en Bélgica exista la eutanasia, pues permite que los seres humanos en sufrimiento físico y moral puedan morir de manera digna”, señaló la hija del oficial, que precisó que su padre se enteró de su cáncer sólo un mes antes de morir.
“Un mes antes de morir se quebró una pierna y entonces se supo que tenía un cáncer generalizado. Fue consecuente con sus ideas hasta el final de su vida”, manifestó.
Indicó que su padre, a su edad, seguía reuniéndose especialmente con jóvenes belgas, a los que explicaba la importancia de respetar los derechos humanos. Participaba además en todos los actos y reuniones relacionados con el rechazo a las dictaduras y denuncia de sus crímenes.
Tras el golpe del 11 de septiembre de 1973, el general Poblete fue hecho prisionero y conducido a la Academia de Guerra Aérea, donde fue torturado, según testimonios, en presencia del jefe de la FACH y miembro de la Junta Militar, Gustavo Leigh.
Después fue recluido en la cárcel pública de Santiago, donde estuvo junto al general Alberto Bachelet, padre de la ex presidenta Michelle Bachelet, en el momento en que éste murió a causa de la tortura.
En el consejo de guerra, contra los miembros de la FACH antigolpistas, el general Poblete fue condenado a 10 años de presidio, pero en 1975 se le conmutó la pena por el exilio y partió a Bélgica.
En 1977 la dictadura lo despojó de la nacionalidad chilena, que sólo recuperó en 2004, catorce años después de la recuperación de la democracia en Chile.
También desde Bélgica, el historiador chileno Jorge Magasich, autor del libro “Los que dijeron no” acerca del proceso a un centenar de marinos constitucionalistas, dijo que “hubo algunos episodios de su vida que me impactaron, como cuando por primera vez esquivó el cumplimiento de una orden.
Se le ordenó, recordó, en su calidad de comandante de un Ala de la FACH, enviar la lista de los suboficiales inscritos en cursos nocturnos o que estuviesen estudiando en universidades.
Esa orden, según Magasich, Sergio Poblete la interpretó como un plan de los golpistas para conocer a los suboficiales que a través de sus estudios estaban en contacto con civiles y podían ser partidarios de Allende.
El historiador lamentó que Poblete haya muerto “sin conseguir dos objetivos que deseaba ardientemente”.
El primero, explicó, fue que se le restituyera la nacionalidad chilena tal como se le quitó: a través de un decreto publicado en el Diario Oficial, firmado por el presidente y todos los ministros.
“En 2004 el Gobierno chileno le envió un pasaporte, pero evitó el aspecto simbólico de su demanda”, recordó.
El segundo objetivo, era la anulación de la condena por “traición a la patria” pronunciada por el consejo de guerra.
Poblete se negó a asistir a los actos de reconciliación celebrados en los últimos años sin la revisión de las sentencias dictatoriales contra los militares constitucionalistas, señaló Magasich.
Añadió que esas condenas, se mantienen hasta hoy contra todos los soldados que respetaron la legalidad en 1973 y sugirió que los dos últimos deseos de Sergio Poblete “siguen pendientes y podrían ser concedidos de manera póstuma”