Debate presidencial por TV en Francia: Hollande no se dejó dominar por Sarkozy
La sensación fue que Nicolas Sarkozy entró pensando que perderá el domingo y salió convencido de ello. François Hollande dijo que “seré el presidente de la justicia”, el actual mandatario replicó que "estamos ante una decisión histórica, y no podemos permitirnos errar".
El esperado debate televisivo entre los candidatos a la segunda vuelta presidencial francesa, François Hollande y Nicolas Sarkozy, dio pie para que ambos candidatos se mostraran los dientes. El encuentro fue denso, tenso e intenso, apasionante a ratos, lleno de datos y de contenido económico, que reflejó la diferencia de estilos, soluciones y visiones del mundo. Sarkozy, por detrás en los sondeos, se mostró agresivo, irrespetuoso y enérgico, y Hollande aguantó los embates con educación, y a base de ironía, firmeza y serenidad se apuntó los mejores golpes.
El socialista en principio se mostró formal y contenido pero fue creciendo hasta doblegar a su adversario en muchos pasajes. La sensación fue que Sarkozy entró pensando que perderá el domingo y salió convencido de ello. Hollande, muy sólido, avanzó un paso más hacia el Elíseo, prometió que el 7 de mayo presentará su plan para aprobar un pacto de crecimiento en Europa, y afirmó: “No podemos imponer la austeridad generalizada”.
Hollande defendió con más convicción que Sarkozy sus ideas, y atacó con eficacia el flanco débil del presidente candidato (su gestión). Sarkozy se mostró al inicio muy colérico, tanto que a veces pareció en posesión de la verdad absoluta. Pero a ratos quedó desarbolado por los argumentos de Hollande, que le retrató como un especialista en “hacerse la víctima” y en “echar la culpa de sus errores a los demás”.
El presidente de la justicia
Un ejemplo de la alta tensión del encuentro se dio cuando Hollande atacó las reformas de Sarkozy diciendo que han sido injustas y han creado grandes desigualdades, y puso como ejemplo los “regalos fiscales a los ricos”. Al citar su promesa de contratar a 12.000 profesores por año, el socialista dijo: “Usted defiende a los más privilegiados, y yo defiendo a los niños de la República”
“Hay una diferencia entre nosotros”, replicó Sarkozy. “Yo quiero menos pobres y usted quiere menos ricos”. Y Hollande: “Pues ahora hay más pobres y los ricos son más ricos”.
Tras un inicio dubitativo, el candidato socialista fue enseñando los dientes cada vez con más eficacia, y en el bloque de inmigración alcanzó quizá su cénit, al defender el derecho de voto de los extranjeros y acusar a Sarkozy de alentar la política del miedo y de defender ideas islamófobas en un país con cuatro millones de musulmanes, muchos de ellos franceses.
El cara a cara mantuvo un alto nivel de interés, y el diálogo fluyó con agilidad. Ambos se apoyaron muy poco en sus papeles, y Sarkozy trató de presentar a Hollande como un dirigente inexperto, mentiroso e intolerante. Incluso le acusó de decir calumnias, a lo que el socialista respondió que Sarkozy suele ser “desagradable con sus interlocutores”, y que “eso es lo contrario de lo que necesita el país”.
Hollande marcó el tono desde su primera intervención: “Seré el presidente de la justicia”, dijo. “La crisis ha golpeado a los más débiles, y los privilegiados ya han estado demasiado protegidos; seré el presidente de la recuperación económica, porque el país necesita ajustar sus cuentas públicas y volver a crecer; y seré el presidente de la unidad, porque hemos vivido demasiada división”.
Sarkozy replicó: “Yo quiero otra cosa, quiero que se diga la verdad, no palabras gastadas. Estamos ante una decisión histórica, y no podemos permitirnos errar”.
Según los últimos sondeos, Hollande mantiene una clara ventaja de ocho puntos (54% a 46%). El presidente trató de aparecer como el aspirante, y buscó poner contra las cuerdas a Hollande. Pero el socialista sale del debate como el principal favorito para convertirse en el segundo mandatario socialista de la Quinta República, tras François Mitterrand.