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9 de Mayo de 2012

Macabro: Asesino de Noruega gritaba de alegría mientras mataba

Una de las sobrevivientes de la matanza en la isla de Utøya protagonizada por Anders Breivik relató los macabros detalles que marcaron los hechos. La cuestión central del juicio es si Breivik es o no un enfermo mental y si, por tanto, es penalmente responsable de sus actos.

Por EFE
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La secretaria general de las Juventudes Laboristas noruegas (AUF), Tonje Brenna, declaró este miércoles en el juicio a Anders Behring Breivik que el ultraderechista lanzó “gritos de alegría” mientras disparaba en la matanza del pasado 22 de julio en la isla de Utøya, al oeste de Oslo, en la que murieron 69 personas.

“No sé si fue la primera o la última vez que nos disparó, pero estoy segura de que escuché gritos o estallidos de satisfacción cuando disparaba”, dijo Brenna, según la transcripción de la televisión pública noruega NRK.

Brenna declaró, en la primera comparecencia de un superviviente de Utøya, que no tenía dudas de que Breivik había sido el autor de los gritos, a pesar de que no vio su rostro, ya que ninguna otra persona en la isla tenía motivos para emitir tales sonidos.

La joven de 24 años, una de las responsables de organizar el campamento anual de las AUF en Utøya, sobrevivió a la matanza haciéndose pasar por muerta sobre la roca de un acantilado, debajo de un camino donde Breivik mató a una decena de personas y disparó varias veces contra otras que se lanzaban al agua o trataban de esconderse.

Brenna explicó que, ocultada entre las rocas con otros jóvenes, trataron de mantener la calma susurrándose al oído cosas como “mañana estaremos en casa y podremos ver la película del sábado con nuestros padres”.

“El sentimiento de estar completamente abandonado, a la vez que veíamos a personas a nuestro alrededor claramente malheridas, sin poder hacer nada… Esa desesperación estaba ahí todo el tiempo”, dijo Brenna, quien admitió haber sentido “tristeza”, “pérdida” y “miedo” mucho tiempo después de la matanza.

Al acabar su declaración, Breivik trató de hacerle unas preguntas a la testigo sobre la ideología de AUF, pero resaltó que el tribunal no le había dejado hacerlo en nombre de la “corrección política”.

También escapó ileso de los disparos de Breivik otro joven de las AUF, Bjørn Ihler, quien se hizo cargo durante el tiroteo de dos niños de 8 y 9 años que habían viajado a Utøya con sus primos.

Ihler formaba parte del grupo que estaba escondido junto a una pequeña caseta y al que Breivik quiso hacer creer que en realidad él estaba persiguiendo al asesino y que ya estaban a salvo.

“Nos giramos hacia él porque atrajo nuestra atención. Parecía legítimo que pudiera ser un policía, pero cuando me di la vuelta lo vi levantar el arma y me lancé al agua, y los niños detrás de mí”, declaró Ihler, que pudo escapar nadando hasta unos arbustos.

Según el joven, no podían “aceptar lo que estaba ocurriendo”.

“Podíamos ver partes de cuerpos flotando en el agua. Todo era tan absurdo que no podíamos entenderlo”, afirmó Ihler, quien dijo que trató de distraer a los niños hablando de cosas como qué regalos que querían para Navidad.

El tercer testigo de la vista de hoy fue Oddvar Hansen, un vecino que vive frente a la isla y que con su bote rescató a varios de los muchos jóvenes que se lanzaron a las frías aguas del fiordo para tratar de alcanzar la costa, además de transportar luego a las unidades especiales de la policía a Utøya.

Hansen contó cómo en determinado momento Breivik les disparó desde la isla, por lo que huyeron despavoridos temiendo por sus vidas.

Me di cuenta de que había botes que intentaban recoger a activistas políticos del campo de adoctrinamiento de las AUF y disparé tiros de advertencia”, afirmó a su vez Breivik, explicando que sólo quería asustarlos porque eran “civiles”.

Los tres testigos declararon en la segunda parte de la vista de hoy, que como las de toda la semana están centradas en la presentación de los informes de las autopsias de las 69 personas muertas en Utøya, casi todas asistentes al campamento de las AUF.

Ninguno de los tres sufrió daños físicos y no forman parte de los 33 heridos considerados afectados en la acusación, que testificarán a partir del lunes, pero han sido llamados a declarar para informar sobre lo que ocurrió en distintas partes de Utøya durante el tiroteo.

El tribunal de Oslo acordó hoy que un número limitado de los testigos podrá escuchar los testimonios de los otros.

Será en aquellos casos en los que se considere que no hay peligro de que ello pueda afectar a la cuestión central del juicio: si Breivik es o no un enfermo mental y si, por tanto, es penalmente responsable de sus actos

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