Iglesia Católica denuncia un “crecimiento alarmante” de trata de personas en Latinoamérica
Representantes de la Iglesia católica de la Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay advirtieron sobre redes de turismo sexual infantil que operan tanto en la triple frontera como en grandes ciudades , ofreciendo adolescentes, niñas y niños para servicio sexual de extranjeros.
Representantes de la Iglesia católica de la Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay advirtieron que la región, y especialmente sus zonas fronterizas, no escapan al “crecimiento alarmante” en el mundo de la trata de personas con fines de explotación sexual, laboral o de robo y venta de órganos. Además, haciéndose eco de numerosos informes de organismos internacionales y entidades de la sociedad civil, denunciaron “ el turismo sexual infantil que opera tanto en la triple frontera como en grandes ciudades , ofreciendo adolescentes, niñas y niños para servicio sexual de extranjeros y, en numerosos casos, los trafica a otros países de América y Europa Occidental”.
El severo toque de atención está contenido en una declaración que unos 60 obispos y dirigentes laicos de 14 diócesis de la zona mesopotámica difundieron al término del 27º Encuentro de Diócesis de Frontera, que se realizó en Gualeguaychú. Allí trazan un descarnado diagnóstico, donde señalan que “la Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay son países de origen, captación, destino y tránsito de personas” . En ese sentido, alertan “sobre la existencia de mafias organizadas que recurren, a su vez, a subredes menores, presentes en casi todas nuestras ciudades y pueblos, capitales o del interior”.
La declaración –de más de tres carillas– empieza describiendo las características y señalando la magnitud de la trata de personas. “ Tiene la modalidad de crimen organizado y estructura ‘empresarial’ , maneja una alta movilidad de las personas y considera al ser humano como un bien traficable y vendible según la oferta y la demanda”, dice. Agrega que “su alarmante crecimiento se refleja en un movimiento anual de dinero que supera el del tráfico de armas, convirtiéndola en la segunda actividad criminal más rentable del mundo, después del narcotráfico”.
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