Obama ordenó intensificar ataques cibernéticos contra Irán, según NY Times
El Gobierno de EE.UU. reconoció recientemente que estaba desarrollando armamento cibernético, pero nunca ha admitido haberlo usado. la iniciativa se planteó en 2006, durante la Administración de George W. Bush
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ordenó secretamente durante los primeros meses de su mandato incrementar sofisticados ataques contra los sistemas informáticos de Irán para sabotear sus instalaciones nucleares, informa hoy el diario The New York Times.
Fue “el primer ataque de Estados Unidos usando armas cibernéticas, según los participantes en ese programa”, señala el diario, que apunta a que la iniciativa se planteó en 2006, durante la Administración de George W. Bush, y se le dio el nombre en clave de “Juegos Olímpicos”.
“Obama decidió acelerar los ataques, incluso después de que una parte del programa se hiciera pública de forma accidental en el verano de 2010 por un error de programación que afectó a la planta (nuclear) de Natanz en Irán y lo envió a todo el mundo por internet”, agrega el diario neoyorquino.
La comunidad internacional teme que bajo el paraguas de un programa nuclear civil Teherán desarrolle un arsenal atómico, mientras que Irán niega las acusaciones y defiende que sus aspiraciones sólo tienen fines energéticos y médicos.
También señala el rotativo que expertos en seguridad informática estudiaron ese “gusano” desarrollado por Estados Unidos e Israel y al que llamaron Stuxnet.
Agrega que unos días después de que ocurriera el error, en “una tensa reunión en la Casa Blanca, el vicepresidente Joseph Biden y el entonces director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) Leon Panetta consideraron que el intento estadounidense más ambicioso de retrasar los progresos nucleares de Irán se había visto mortalmente comprometido”.
“¿Deberíamos cerrarlo? Preguntó Obama, según algunos miembros del equipo nacional de seguridad del presidente presentes en la reunión”, revela el diario, que apunta a que le respondieron que no estaba claro “qué sabían los iraníes sobre el código y mostraron pruebas de que todavía estaba causando confusión”.
“Obama decidió seguir adelante con los ciberataques”, subraya The New York Times, que también indica que en las semanas siguientes la planta nuclear iraní de Natanz fue atacada con una nueva versión de ese virus informático y después con otra.
También señala que la última serie de ciberataques estadounidenses contra ese país, ocurrida poco después de que Stuxnet fuera detectado en todo el mundo, “puso temporalmente fuera de servicio a unas 1.000 centrifugadoras de las 5.000 que Irán estaba utilizando para purificar uranio”.
El diario neoyorquino indica que la información es el resultado de 18 meses de investigaciones con estadounidenses, europeos e israelíes involucrados en ese programa, así como con expertos, al tiempo que subraya que ninguno de ellos permitió el uso de sus nombres por tratarse de un asunto clasificado.
Irán negó entonces que sus instalaciones nucleares hubieran sido atacadas por Stuxnet, pero sí indicó que habían detectado el virus informático y lo habían contenido.
En 2011 el director de la Organización de Defensa Pasiva de Irán, Gholamreza Jalali, informó de que Teherán estaba desarrollando un antivirus para proteger los programas de los ordenadores de sus centros gubernamentales, que se habían visto afectados por un virus denominado Duqu.
También dijo entonces que Irán estaba preparado “para luchar contra el enemigo” en “una guerra cibernética y por internet”, recordó el diario.
El Gobierno de EE.UU. reconoció recientemente que estaba desarrollando armamento cibernético, pero nunca ha admitido haberlo usado.
“Si Juegos Olímpicos fallan, dijo Obama a sus asesores, no habrá tiempo para la diplomacia y las sanciones a Irán”, revela el diario, que indica que los asesores se refirieron también a que en ese caso, Israel podría llevar a cabo un ataque militar convencional y se desencadenaría una conflicto en toda la región.
Desde 2006, el Consejo de Seguridad de la ONU ha dictado cuatro rondas de sanciones diplomáticas, comerciales y nucleares contra Irán, con el objetivo de impulsar un acuerdo dialogado con Teherán después de que decidiera enriquecer uranio al 20 por ciento por su cuenta.