Esta es la violenta protesta social que irrumpió en Panamá
Los habitantes del Colón, donde se ubica la zona franca más grande de América Latina, le torcieron la mano al gobierno de Ricardo Martinelli, obligándolo a descartar la privatización de las tierras públicas. Los enfrentamientos entre la policía y los manifestantes dejaron 3 muertos.
A través de una potente arremetida el movimiento social y sindical de Panamá ha logrado doblarle la mano al Gobierno, obligando al presidente Ricardo Martinelli, a dar marcha atrás con una ley que la mayoría pro oficialista había aprobado a golpe de tambor.
De esta forma la autoridad se vio obligada a desechar la privatización de las tierras de la Zona Libre de Colón (ZLC), el recinto de exención fiscal más grande de toda América, situado desde hace 43 años en el estratégico extremo caribeño del Canal de Panamá.
Sin embargo, los manifestantes aún no han abandonado la paralización de actividades y las manifestaciones callejeras que mantienen, desde hace días, en vilo a esta ciudad situada a 80 kilómetros al norte de las oficinas de Martinelli. La violencia de los enfrentamientos por la venta de tierras públicas ya dejó como saldo tres muertos
Presidente a larga distancia
Desde Japón, donde se encuentra realizando una gira enfocada en el crecimiento de la infraestructura panameña, el presidente Martinelli debió salir al paso de las protestas echando mano a su cuenta de Twitter. “Si el pueblo colonense no quiere que se vendan las tierras de ZLC, se derogará la venta”, posteó el martes último aprovechando los 140 caracteres.
La resolución del presidente llegó luego de que sus ministros fracasaran en sus intentos de frenar el conflicto. De hecho, debieron regresar a la capital el lunes tras obtener nulos resultados en sus gestiones de cara a los manifestantes y los violentos enfrentamientos entre activistas y policía.
Ni siquiera bastó el toque de queda decretado por Martinelli en esta ciudad portuaria famosa por su Zona Libre, un mercado para extranjeros en medio de un ambiente de pobreza que supera los promedios panameños (una de cada tres personas).
Los trabajadores y pobladores cerraron esta semana la fábrica de dólares que funciona sobre una plataforma de comerciantes foráneos (árabes, libaneses, indios y venezolanos) para servicio de Colombia, Venezuela, Centroamérica y el Caribe. La población colonense sabe que la Zona Libre convive con el contrabando, que las mayores ganancias quedan en las cuentas privadas a pesar de sustentar el 7% del PIB nacional y que la mayoría de los 31.000 trabajadores vienen de la capital, pero igual la defendieron con uñas y dientes. Era la posibilidad de ganar un pulso a Martinelli y lo lograron.
El gobierno de Martinelli aceptó el golpe, a un año y medio de las elecciones en las que él no podrá participar por prohibición constitucional de reelección continua. Sin embargo, los sindicatos de constructores y de transportistas, claves en la economía creciente panameña, se mantienen alerta.
Estudiantes universitarios salieron este miércoles a las calles y bloquearon algunas vías importantes de la capital. Mientras, una nueva comitiva del Gobierno se prepara para volver a Colón y negociar con los manifestantes locales, siguiendo el camino que les indican los 87 caracteres del twitt escrito desde Japón.