Desde la rectofobia a la caliginefobia (miedo a a las chicas guapas): 20 de las más extrañas que existen
Una de cada veinte personas vive atenazada por un miedo tan irracional y profundo que llega a paralizarle. No es sólo un número. Levante la vista y fíjese en las personas que le rodean. Si hay más de veinte, no lo dude. Posiblemente una de ellas sufra una fobia.
Una de cada veinte personas vive atenazada por un miedo tan irracional y profundo que llega a paralizarle. No es sólo un número. Levante la vista y fíjese en las personas que le rodean. Si hay más de veinte, no lo dude. Posiblemente una de ellas sufra una fobia.
El psiquiatra Fernando Marquínez, miembro de la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao, dice que éste es un problema de salud muy extendido porque las fobias son trastornos derivados de la ansiedad, que es la enfermedad mental más frecuente.
El más común de los temores es el que se tiene a las arañas, que afecta a la mitad de las mujeres y hasta un 10% de los hombres. También es fácil conocer a alguien que padece sociofobia (miedo a ser juzgado en público de manera negativa) o aerofobia (el miedo a los aviones, que afecta nada menos que al 5% de los usuarios). Pero hay otras fobias mucho menos comunes.
Una de las más curiosas es el miedo al miedo. Las personas que lo sufren se agobian tanto ante la idea de que una fobia los incapacite que acaban siendo víctimas de su propia prevención. Tampoco figura entre los más comunes el miedo a los payasos (coulrofobia), aunque es fácil imaginar, especialmente para un adulto, una película de terror en la que el asesino en serie actúe disfrazado de clown, con la cara pintada de blanco y una bola roja en la nariz.
Existen desde el miedo al hombre del saco, al temor a las chicas guapas
La lista de fobias extrañas puede ser larga, tan grande como la especie humana. Desde el miedo al hombre del saco (bogifobia) al temor a las chicas guapas (caliginefobia) hay todo un mundo que incluye el rechazo a los alemanes y holandeses (dutchfobia); a las prostitutas (cipridofobia); el miedo a abrir los ojos (optofobia), incluso al miedo al culo (rectofobia). El recelo irracional a la fiesta de Halloween, que también existe, se llama Samhainofobia.
«¿Por qué sentimos miedo?», se pregunta el psiquiatra Andoni Candina, experto en fobias. «Nadie lo sabe», se responde. «Todos tenemos dentro de nuestras habitaciones del alma una para los miedos. En general, la tenemos bien cerrada, pero a veces se abre y se enciende la luz roja». Da igual a qué se tenga pavor. Cada uno es un mundo y es capaz de sentir adoración y pánico por las cosas más dispares.
Hay personas que les encantan los insectos y se ganan la vida como entomólogos y otras que la simple presencia de una mosca les desata un ataque de entomofobia. «Debido a su carácter irracional y desproporcionado» –añade otro reconocido experto en relaciones humanas, el filólogo José María Romera– las fobias escapan al dominio del sujeto. Un miedo puede llegar a vencerse por medio de la voluntad, la reflexión o el esfuerzo personal. Las fobias, en cambio, se presentan como barreras infranqueables ante las que no valen las categorías de valiente y cobarde».
Comunes o extrañas, lo fácil es que te atrapen. Salir de ella,dependerá en buena medida de la voluntad de cada uno, aunque no sólo.
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