Argentina se sacude con la mayor protesta desde la llegada del Kirchnerismo al poder
Los multitudinarios cacerolazos se dieron en Buenos Aires Rosario, Córdoba. Se exigía seguridad, justicia independiente o denunciando la inflación, las restricciones cambiarias y una eventual reforma constitucional que habilite a Fernández a competir en 2015
Decenas de miles de personas salieron masivamente a la calle en distintos puntos del país para protestar contra las políticas del Gobierno de Cristina Fernández, una multitudinaria movilización que bajo el nombre de #8N fue convocada a través de las redes sociales.
“Está muy mal, está muy mal, mentirle al pueblo por cadena nacional”, coreaba la multitud concentrada al pie del Obelisco porteño, epicentro de las marchas de protesta en Buenos Aires.
Hasta allí llegó una importante columna de manifestantes portando una bandera argentina de 200 metros de largo, saludados a su paso por bocinazos, golpes de cacerolas y hasta panderetas.
La movilización impactó con fuerza en otras grandes urbes de la Argentina, como Rosario, Córdoba y algunos municipios del conurbano bonaerense. Así, el 8-N se convirtió en la mayor protesta en contra del kirchnerismo desde su llegada al poder, en 2003, consigna el diario argentino La Nación.
Las movilizaciones se prolongaron durante más de dos horas, salvo en Buenos Aires donde al término de la concentración en el Obelisco una parte de los manifestantes optó por dirigirse a la emblemática Plaza de Mayo, frente a la sede del Gobierno, que inicialmente no estaba incluida en la convocatoria.
Las manifestaciones transcurrieron de forma pacífica en todo el país salvo pequeños incidentes aislados.
Como ocurrió el pasado 13 de septiembre, los reclamos volvieron a ser múltiples y se reflejaron en pancartas exigiendo seguridad, respeto a la libertad de prensa, justicia independiente o denunciando la inflación, las restricciones cambiarias y una eventual reforma constitucional que habilite a Fernández a competir en 2015 por un tercer mandato presidencial.
La emblemática avenida 9 de Julio de Buenos Aires estaba sembrada con miles de papeletas bajo el lema “8N Yo me movilizo en defensa de nuestras libertades y derechos consagrados en nuestra Constitución Nacional”.
“Somos de la Solano pero venimos de forma individual”, explicaba la joven Paula, vestida con una de las camisetas.
“Vengo por el ansia de libertad que tengo, quiero ser libre y ahora tengo que pensar como ellos, ir donde ellos quieran y tener la plata que ellos quieran. La libertad es el bien mas preciado y nos la fueron quitando poco a poco”, afirmaba Gladys, un abogada laboralista de 78 años, que seguía la marcha apoyada en un bastón.
Cientos de vecinos saludaban el paso de la marcha desde sus balcones, batiendo cacerolas, aplaudiendo y jaleando con gritos de “Argentina, Argentina”.
En Olivos, en el norte de la capital, miles de personas se sumaron a la protesta cacerola en mano en las puertas de la residencia presidencial donde, según medios locales, se encontraba la mandataria, que había recibido a varios de sus ministros durante la tarde.
Las masivas concentraciones se replicaron en distintos puntos de la capital y en localidades del populoso conurbano bonaerense, como Ramos Mejía (oeste), Lomas de Zamora (sur).
También fueron multitudinarias las manifestaciones en grandes ciudades del interior del país, como Córdoba, Salta, Rosario, Tucumán, Mendoza, Santa Fe, La Plata y Bariloche, entre otras.
Protestas en varias capitales
Asimismo, hubo protestas de argentinos en el exterior, en ciudades como Miami, Nueva York, Sidney, Viena, Varsovia, Ginebra, Berlín, Roma, Milán, París, Barcelona, Madrid y Londres.
El “8N” se vivió en las redes sociales, donde surgió la convocatoria, que hoy operaron como tribuna de discusión acalorada entre partidarios y detractores de la protesta.
Sectores del oficialismo han descalificado al “8N” como un intento de la oposición para desestabilizar al Gobierno.
Pocas horas antes de las movilizaciones, la presidenta afirmó que Argentina vive una “democracia total” y volvió a instar a los dirigentes de oposición a revelar sus auténticas intenciones.
Fernández accedió a un segundo período presidencial en octubre de 2011 en unas elecciones en las que triunfó por el 54 % de los votos, con una imagen positiva del 63,3 %, de acuerdo a mediciones de la consultora privada Management & Fit.
Pero doce meses después, la imagen “buena” de la mandataria se desplomó a un 20,8%, la “regular” subió al 21,6 % y la negativa escaló al 42,9%, según los últimos sondeos de Management & Fit.