¡Háblame sucio!: Cuándo las palabras te llevan al súper orgasmo
Palabras hot, gemidos, susurros, conversaciones subidas de tono, pueden ser los directos responsables de sensaciones que ni tu ni tu pareja olvidarán. La idea es decostruir prejuicios, yendo de menos a más. En la cama lo que menos importa es que seas ‘mujer decente’.
Es cierto, visto desde fuera puede sonar hasta risible que en medio de un apasionado encuentro, tu pareja te sugiera que le “hables sucio”…como si pudiera establecerse una suerte de pauta previa al sexo. Sin embargo, expertos coinciden al afirmar que este pequeño gesto puede dar excelentes resultados a la hora de alejarte de la rutina, el trabajo, los hijos e insertarte en el universo del placer.
La técnica es simple. Para empezar no deber hacerlo siempre si no que cuando te sientas más encendida y aventurera. La verbalización del placer funciona ni más ni menos que como un potenciador de pasiones y, además, es una excitante herramienta para mejorar el encuentro íntimo.
Las palabras obscenas, los gemidos, los susurros, las conversaciones subidas de tono, son en muchas ocasiones, los directos responsables de orgasmos que ni tu ni tu pareja olvidarán
Es así como el libro “Los Placeres de Lola” nos devela prácticos consejos para hacer subir la temperatura del dormitorio a través de la palabra. Según explica su autora, Raquel Traba, aquí se trata de decontruir prejuicios. El lenguaje erótico puede emplearse dando instrucciones claras y directas, agrega.
Olvidando la verguenza
Sin embargo, esto requiere entrenamiento para poder despojarnos de la vergüenza y largarnos con frases emblemáticas y no con unas que espanten a tu pareja. Aquí lo importante es ir de menos a más. Nada de agresividades de un momento a otro. No vayas a decirle de golpe “quiero que me muerdas”, porque te abrirá unos ojos enormes de puro impacto
Lo que nunca falla para encender los motores con tu pareja es relatarle una de tus más íntimas fantasías o cómo hiciste la última vez que te masturbaste (inventa si es necesario). Luego, para que vayan pimponeando, pídele que te cuente sus sueños eróticos también.
Adquiere nuevo vocabulario erótico a través de novelas más hot, como la de “50 Sombras de Grey” o “El reencuentro: ¿Cómo aman las mujeres!”. En las librerías hay mucho material de este tipo.
Otra técnica es usar la descripción. Contándole previamente lo que vas a hacer entre las sábanas. Saber con antelación lo que le tocará vivir en la cama, es realmente excitante.
Conviértete en su jefa, cual dominatrix pero sin tanto dramatismo. Imponle con excitantes órdenes cómo satisfacerte sexualmente. Luego, cambien de roles. El juego se volverá emocionante y orgásmico.
El tono es importante en esta jugada. Nada de hablarle como guagua ni con tono infantil. Eso hará el efecto contrario. Usa la voz que usaría una mujer salvaje y pervertida. Encuentra tu tono más sexy ensayando a solas previamente. Y jamás uses palabras peyorativas o de mal gusto. El respeto es esencial hasta en estas instancias.
Cuidado en el cuándo “hablar sucio”. No siempre el otro está de ganas para esta tonalidad del sexo. Hazlo sólo cuando lo notas más atrevido y osado, cuando veas que el sexo se viene hot. Quizás hasta podrías quedarte con los tacones puestos o usar ligas, para sentirte más alocada y dispuesta.
No olvidar: En la cama lo que menos importa es que seas ‘mujer decente’. Y no te avergüences por lo que haces en esos momentos, porque lo que haces en el sexo se queda en el sexo. No interfiere con quien eres en el día a día. Aprende a jugar, a liberar bloqueos y a sentirte mejor amante siempre. Vuestros orgasmos serán cada vez mejores si se animan a jugar.