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22 de Enero de 2013

Joven chileno denuncia: "He pasado 5 años en cárcel española por ser 'sudaca"

Rodrigo Lanza, acusado de dejar tetrapléjico a un guardia tras arrojarle una piedra en un incidente ocurrido en 2006 en una casa 'okupa' de Barcelona atribuye su condena a las mentiras de tres guardias urbanos. Dice que lo torturaron mientras le gritaban: "Pinochet os debía haber matado a todos"

Por Redacción
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Para Rodrigo Lanza en España la justicia simplemente “brilla por su ausencia”. Este chileno de 29 años cumplió a fines de diciembre último cinco años de cárcel por lo que considera un montaje policial del que fue víctima por parte del polémico grupo antidisturbios de la Guardia Urbana de Barcelona.

En el marco de un enfrentamiento entre jóvenes y agentes uniformados, en la madrugada del 4 de febrero de 2006, junto a una casa ‘okupa’ de Barcelona donde se desarrollaba una fiesta, un guardia quedó tetrapléjico tras golpearse en la cabeza. Según los agentes, Lanza le tiró una piedra a la cara que provocó que perdiera el conocimiento y cayese hacia atrás, ocasionándose la lesión al dar contra el suelo.

Denuncias y una victoria moral

En diálogo con el diario español Público y desde Zaragoza donde actualmente reside,  Lanza subraya que él no arrojó piedra alguna e incluso agrega que el entonces alcalde de Barcelona, el socialista Joan Clos, de quien dependía la propia Guardia Urbana, reveló públicamente que la hipótesis de la lesión del policía es que le había caído un florero desde una ventana. Asimismo tres médicos descartaron las posibilidad de que una pedrada en la cara causara la lesión, tanto porque el herido no tenía señales en la frente, como por la forma de la caída, que no pudo producirse tras un desvanecimiento.

El joven es enfático al apuntar que hubo “componente racial” determinante en su detención, que se unió a que los policías necesitaban culpable al que acusar de las lesiones sufridas por su compañero.

Pero es no es todo. Rodrigo también saca la voz para denunciar que fue torturado primero por la Guardia Urbana catalana. Agrega que mientras los golpeaban le gritaban: “sudaca de mierda” y “Pinochet os tenía que haber matado a todos”, como posteriormente hicieron los Mossos d’Esquadra, que se hicieron cargo de la investigación de los hechos.

El joven también apunta a la juez de Instrucción de Barcelona que archivó sus denuncias de torturas tras pedirle que identificara a quienes le habían golpeado en un folio en blanco y negro con hasta 32 rostros. Tampoco tiene buen recuerdo de los asistentes sociales y tutores de la cárcel, a quienes achaca que lo presionaron para confesar los hechos a cambio de beneficios penitenciarios. El resultado fue que pasó cuatro años en segundo grado -régimen cerrado- y sólo el quinto año en tercer grado, que le permitía ausentarse durante el día de la prisión..

“Creí que estas cosas sólo pasaban en las películas de Hollywood, pero me dí cuenta que no“, explica con tranquilidad este joven que pasó su última noche en prisión el pasado 28 de diciembre.

El único buen recuerdo que guarda de este traumático periodo de su vida es el apoyo de sus compañeros en encierro. “La cárcel está llena de pobres que dudo que sean responsables de los grandes robos que se están produciendo en España”, apunta.

Sólo el paso del tiempo ha terminado por darle una suerte de victoria moral. Y es que la semana pasada, el Tribunal Supremo confirmó dos años y tres meses de cárcel, e inhabilitación de ocho años y tres meses, a dos guardias urbanos de Barcelona que golpearon y vejaron a un joven -de Trinidad y Tobago- con quien uno de ellos había discutido en una discoteca. Uno de los condenados, Bakari S. D., es señalado por Rodrigo como uno de los agentes que lo torturaron a él.

Rodrigo Lanza asegura que busca superar los cinco años que cambiaron su vida, pero no quiere olvidar. Señala que “no quiero estar traumatizado por esta situación, pero es mi vida, y quiero ser consciente de mi pasado y contárselo a mis hijos. Además, quiero reabrir mi denuncia de torturas, y estudio recurrir a Estrasburgo, aunque es caro y yo aún no he terminado de pagar a mi abogado”.

Agrega que fue condenado a pagar una indemnización de más de 1,5 millones de euros y que en la parte final de la condena pagaba 200 euros al mes, porque era condición para el tercer grado. “Ahora estoy cobrando el paro (seguro de desempleo)”, señala.

Al consultarle si ha tenido contacto con la familia del policía herido, responde que no pero agrega que “lamento que su familia lo pase mal, pero no le tiré la piedra y no le hice nada. Son sus compañeros los que deberían haberse preocupado más por encontrar al culpable”.

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