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13 de Febrero de 2013

Encuentran archivos que echan por tierra la veracidad de “A sangre Fría” de Capote

The Wall Sreet Journal reveló una serie de documento encontrados en la Oficina de Investigación de Kansas que patentizarían una serie de inexactitudes y falsedades en la obra que catapultó a Capote como el maestro de la no-ficción y fundador del Nuevo Periodismo norteamericano.

Por Redacción
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Fue el 16 de noviembre de 1959 cuando un terrible crimen ocurrido en la pequeña localidad de Holcomb, en el estado de Kansas, conmovió a Estados Unidos. Se trataba del cruento asesinato de una granjero su esposa y sus dos hijos. El hecho también impactó al escritor Truman Capote quien inició una larga y detallada investigación que incluyó múltiples visitas a Holcomb, la revisión del proceso judicial, trabajo con los detectives a cargo de caso y encuentros con los asesinos confesos, Dick Hickock y Perry Smith. Incluso cuando éstos fueron ahorcados, él estuvo allí. 

El reportaje periodístico, publicado por entregas en la revista NewYorker, culminó con el lanzamiento en 1966 de la novela “A Sangre Fría”, obra cumbre, que catapultó a Capote como el maestro de la no-ficción y el fundador del Nuevo Periodismo norteamericano.

Hoy a más de 50 años de los hechos, el diario norteamericano The Wall Sreet Journal reveló una serie de documento encontrados en la Oficina de Investigación de Kansas (conocida como KBI en inglés) que patentizarían una serie de inexactitudes y falsedades en la obra de Capote

Los datos sugieren que los acontecimientos descritos en dos capítulos del libro se diferencian considerablemente de lo que en realidad pasó. 

Y no sólo eso. El material también deja muy mal parado al atormentado héroe de la historia, el detective Alvin Dewey. Fue él quien más fervientemente se empeñó en que Capote tuviera acceso a la investigación, quien le entregó documentación privada de la familia e incluso quien le ayudó a instalarse en Holcomb por más de 5 años, siendo un forastero. 

Además se indica que en 1965 Capote ofreció a la esposa de Dewey, Marie, que trabajara como consultora en la versión cinematográfica de su libro con honorarios mucho mayores que el ingreso  promedio de la una familia estadounidense.

Con todo, Dewey, quien murió en 1987, insistió en afirmar que “nunca traté a Truman de manera distinta a la que traté a los demás medios”. 

Durante décadas, los sabuesos literarios hallaron numerosos pecados periodísticos en “A sangre fría”, que van desde inexactitudes menores hasta la ficción pura. Pero estas últimas revelaciones son especialmente dañinas porque socavan una de las principales defensas del libro: que el KBI consideraba que era verídico, puntualiza el Wall Street Journal. 

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