Conoce a los 9 jueces que definirán el futuro del matrimonio gay en EE.UU
Los jueces del Tribunal Supremo escucharán los argumentos legales para determinar la constitucionalidad de dos disposiciones contrarias al reconocimiento del matrimonio homosexual. Aunque la ley no prohíbe que los estados permitan estas uniones, no las reconoce a nivel federal.
Los seis hombres y tres mujeres que como jueces vitalicios integran el Tribunal Supremo de Estados Unidos tendrán que decidir en los próximos meses si los homosexuales tienen ante la ley los mismos derechos conyugales que los heterosexuales.
De los nueve jueces, seis son católicos y tres judíos, y seis son hombres y tres mujeres. La jueza Elena Kagan, con 52 años, es la más joven de todos, y Ruth Bader Gingsburg, la más vieja, con 80 años.
El tribunal escuchará mañana martes y el miércoles argumentos en dos casos sobre esos derechos en una semana decisiva para el matrimonio homosexual en EE.UU.
El martes se expondrán argumentos a favor y en contra de la Propuesta 8, una enmienda a la constitución estatal de California que se aprobó en referéndum en 2008 y define el matrimonio como un enlace entre un hombre y una mujer.
El miércoles se verá el caso referido a la ley federal de Defensa del Matrimonio (DOMA), promulgada por el presidente Bill Clinton en 1996, que gira en torno al reconocimiento de la igualdad de derechos entre homosexuales y heterosexuales ante el Gobierno Federal.
La ley hoy define el matrimonio como la “unión entre un hombre y una mujer” y, aunque no prohíbe expresamente que los estados permitan el matrimonio gay, no los reconoce a nivel federal.
Esta es la lucha de la demandante, Edith Windsor, de 83 años, quien después de 44 años con su pareja, Thea Spyer, con la que se casó en Canadá y a la que cuidó hasta la muerte, tuvo que pagar más de 350.000 dólares en impuestos federales al heredar, pues el Gobierno de EEUU no reconoció sus derechos como cónyuge.
En Estados Unidos el matrimonio homosexual está legalizado en 9 estados (Washington, Iowa, Nueva York, Maryland, Connecticut, Maine, Massachusetts, Nuevo Hampshire y Vermont) y el Distrito de Columbia.
Otros 10 estados permiten algún tipo de unión legal y reconocen los mismos, varios o algunos derechos similares a los del matrimonio (Delaware, Hawai, Illinois, Nueva Jersey, Rhode Island, California, Nevada, Oregón, Wisconsin y esta misma semana Colorado).
No obstante, el de California es un caso aparte ya que durante seis meses se permitieron los matrimonios homosexuales, antes de que se aprobara la Propuesta 8, una enmienda de la Constitución del estado aprobada en referéndum en noviembre de 2008 que definió el matrimonio como un enlace entre en hombre y una mujer.
Nuevo México en tanto, no tiene legislación que prohíba o reconozca de forma explícita el matrimonio entre personas del mismo sexo, mientras que en los 30 restantes está explícitamente prohibido por las leyes o por la Constitución estatal.
Los nueve jueces que integran el tribunal son:
1.- John Roberts:
presidente del Supremo, católico de 58 años. Designado para el cargo en 2005 por el presidente George W. Bush.
Roberts no ha hecho declaraciones específicas sobre las bodas gays pero sí ha expresado claramente su opinión de que muchos asuntos sociales, y en particular los referidos a la familia y la persona, se resuelven mejor a nivel de estados que por dictado del Gobierno Federal.
Precisamente una prima de Roberts, Jean Podrasky, acudirá mañana al tribunal con su pareja, Gray Fasano, las cuales esperan que se derogue la Propuesta 8 de California sobre el matrimonio gay para poder casarse.
2.- Antonin Scalia:
Este juez de 77 años, católico, padre de cuatro hijas y cinco hijos y con 33 nietos. Fue designado para el Supremo en 1986 por el presidente Ronald Reagan. Desde entonces ha sido uno de los jueces más abiertamente conservador del tribunal.
“Como jueces en el Tribunal Supremo tenemos un derecho sagrado de dejar nuestros sentimientos personales en la puerta antes de entrar”, declaró Scalia en una entrevista televisada.
“En mi caso, -agregó- eso significa dejar de lado el temor profundo que siempre he tenido a los homosexuales”.
Scalia ha adelantado que su criterio sobre el casamiento de homosexuales se apoyará en la Constitución.
“Cuando los fundadores de la patria escribieron la Constitución no había homosexuales en Estados Unidos”, asegura Scalia, quien sostiene que los gais “no vinieron hasta los años 1960”.
3.- Anthony Kennedy:
Católico de 76 años, fue designado al Supremo por el presidente Reagan en 1988 y ha emitido en muchas ocasiones de “voto bisagra” decisivo en casos de gran importancia.
Tanto los partidarios como los detractores de las bodas entre personas del mismo sexo consideran que Kennedy será también decisivo esta vez.
Kennedy ha dictaminado en defensa de la dignidad de los homosexuales -el derecho individual a amar a quien se quiera y hacerlo de la forma preferida en la intimidad de la pareja-, y también ha sido un firme defensor de los derechos de los estados para decidir sobre el tema.
4.- Clarence Thomas:
Otro católico de 64 años y el único juez negro del Supremo, es el más discreto de todos ellos. Desde su designación por el presidente George H.W. Bush en 1991 sus votos han estado de manera firme en el flanco conservador.
Thomas no es de todos modos un católico tradicionalista: su primer matrimonio terminó en divorcio después de 13 años,
Tres años después, en 1987, se casó con Virginia Lamp, una mujer blanca. Si el matrimonio hubiese ocurrido veinte años antes habría sido ilegal en el estado de Georgia, de donde Thomas es oriundo y donde al igual que en muchos estados del sur entonces estaba prohibido el casamiento de un negro con una blanca.
5.- Ruth Bader Gingburg:
Judía de 80 años, fue designada para el Supremo por el presidente Clinton en 1993. Ha sido activa en la defensa de los derechos de las mujeres, pero aunque los medios la califican como “liberal”, comparte con sus colegas conservadores la preferencia por la autoridad de los estados en este tema.
En asuntos como el aborto y las bodas gais, Gingsburg cree que el Gobierno Federal no debería legislar y que son asuntos que se manejan mejor a nivel estatal.
6.- Stephen Breyer:
Judío, de 74 años, fue designado por Clinton en 1994. Es uno de los “centristas” en el espectro judicial de Estados Unidos y los analistas creen que, por su inclinación por las libertades individuales, podría unir su voto al de Roberts y Kennedy para fortalecer los fallos que abran la senda al reconocimiento de la igualdad de derechos en el casamiento de homosexuales.
7.- Samuel Alito:
Católico de 62 años, fue designado en 2005 por el presidente George W. Bush y es considerado uno de los magistrados “conservadores”.
Sin embargo, cuando era estudiante en la Universidad de Princeton, en 1971, encabezó una conferencia sobre “Los límites de la privacidad en la sociedad estadounidense”.
La conferencia apoyó, entre otras cosas, las restricciones al espionaje dentro del país, pidió la despenalización de la sodomía e instó al fin de la discriminación contra los homosexuales en la contratación por parte de empleadores.
Al igual que muchos conservadores Alito forma parte de una línea de pensamiento conocida como “libertaria” y que ve los asuntos de conducta personal y consensual entre adultos como ajenos a la intromisión del Estado.
8.- Sonia Sotomayor:
Católica, divorciada de 58 años y la primera hispana del Supremo. Fue designada por el presidente Barack Obama en 2009. Hija de inmigrantes puertorriqueños, Sotomayor fue cautelosa sobre el casamiento de homosexuales y otros asuntos discutidos durante las audiencias de confirmación en el Senado.
Sotomayor prometió que “tendrá mente abierta” cuando estos asuntos lleguen al foro. En su historia como jueza, hay fallos en los cuales dictaminó que “el derecho constitucional a no ser discriminado por razón alguna, incluida la orientación sexual y sin una base racional, es una proposición establecida en la ley”.
9.- Elena Kagan:
Judía de 52 años, fue designada por el presidente Obama en 2010. Durante sus audiencias de confirmación declaró que “no existe un derecho constitucional federal al matrimonio de personas del mismo sexo”.
Pero Kagan aclaró que simplemente describía la situación de la ley tal como es actualmente, y ello no significaba que tal fuese su opinión acerca de cómo debe entenderse la Constitución.