El papa Francisco llamó a los sacerdotes “ser pastores con olor a oveja”
En su primera Misa Crismal, el Santo Padre de origen argentino, siguió fiel a su estilo y criticó a los curas "gestores", que no salen a la calle, "coleccionistas de antiguedades" y tristes. Además reconoció una "crisis de identidad sacerdotal" que "nos amenaza a todos".
En su primera Misa Crismal como obispo de Roma, que presidió este Jueves Santo, el papa Francisco sorprendió con un llamado a los sacerdotes a no ser simples gestores, intermediadores “tristes”, sino a ser pastores con “olor a oveja”, en medio de su rebaño y pescadores de hombres.
“El sacerdote que sale poco de sí, que unge poco – no digo ‘nada’ porque nuestra gente nos roba la unción, gracias a Dios – se pierde lo mejor de nuestro pueblo, eso que es capaz de activar lo más hondo de su corazón presbiteral”, dijo el Santo Padre en su primer homilía en la Basílica de San Pedro, ante cardenales, obispos, arzobispos, 1.600 sacerdotes y unos 10 mil fieles de todo el mundo, consigna la enviada especial del diario argentino La Nación.
A través de un discurso directo y simple el Papa criticó a los sacerdotes que no salen a la calle, que no están en contacto con el pueblo, que terminan siendo “tristes” y se convierten en una especie de coleccionistas de antiguedades.
“El que no sale de sí, en vez de mediador, se va convirtiendo poco a poco en intermediario, en gestor. Todos conocemos la diferencia: el intermediario y el gestor ‘ya tienen su paga’, y puesto que no ponen en juego la propia piel ni el corazón, tampoco reciben un agradecimiento afectuoso que nace del corazón”, subrayó y añadió que “de aquí proviene precisamente la insatisfacción de algunos, que terminan tristes y convertidos en una especie de coleccionistas de antigüedades o bien de novedades, en vez de ser pastores con ‘olor a oveja’, pastores en medio de su rebaño, y pescadores de hombres. Les pido que tengan olor a oveja, que se sienta”, exhortó.
En la misa crismal del Jueves Santo, además de bendecir los óleos sacros -que se utilizan en bautismos, confirmaciones, ordenaciones y para los enfermos-, los sacerdotes renuevan sus votos sacerdotales y recuerdan el día de su ordenación. De ahí, que el Papa centrara su sermón en la vida eclesiástica y en el significado de la unción, “para los pobres, para los cautivos, para los enfermos, para los que están tristes y solos”.
Sacerdotes en crisis y periferia
Francisco admitió la existencia de una “crisis de identidad sacerdotal” que “nos amenaza a todos” y que, dijo, “se suma a una crisis de civilización”. “Pero si sabemos barrenar su ola, podremos meternos mar adentro en nombre del Señor y echar las redes”, aseguró.
Como hizo ayer, en su primera audiencia general, Francisco volvió a hablar de la necesidad urgente de que la Iglesia salga de sí misma, hacia la periferia.
“Hay que salir a experimentar nuestra unción, su poder y su eficacia redentora: en las ‘periferias’ donde hay sufrimiento, hay sangre derramada, ceguera que desea ver, donde hay cautivos de tantos malos patrones”, dijo.
En esta línea, el Sumo Pontífice apuntó que “no es precisamente en autoexperiencias ni en introspecciones reiteradas que vamos a encontrar al Señor: los cursos de autoayuda en la vida pueden ser útiles, pero vivir pasando de un curso a otro, de método en método, lleva a hacernos pelagianos, a minimizar el poder de la gracia que se activa y crece en la medida en que salimos con fe a darnos y a dar el Evangelio a los demás; a dar la poca unción que tengamos a los que no tienen nada de nada”.
La Misa Crismal marca el comienzo del Triduo Pascual, centro y culmen del Año Litúrgico, y se celebra el Jueves Santo, día en que se conmemora la institución de los sacramentos de la Eucaristía y del Orden Sacerdotal por Jesucristo durante la Ultima Cena, según la tradición cristiana.
El papa Francisco se trasladará esta tarde de Jueves Santo a la cárcel de menores de Casal del Marmo, en las afueras de Roma, para celebrar la misa de la Última Cena, en la que lavará los pies a doce jóvenes reclusos.