La barra piñerista, el bajo perfil de Escalona y las que encontraron "rico" a Longueira: el lado B del 21 de mayo
Las tribunas del Congreso se repletaron de partidarios del gobierno, quienes celebraron con fuerza cada anuncio. Abajo, entre los políticos, se reflejó el tenso momento que viven los partidos.
Las huestes oficialistas estaban en éxtasis. Cuando a las 09:35 horas de este martes 21 de mayo el Presidente Sebastián Piñera ingresó al Salón de Honor del Congreso Nacional, estallaron gritos y vítores en favor del mandatario.
Piñera avanzó por la alfombra roja saludando con la mano a las tribunas que con fuerza batían sus palmas. Hizo una pausa al pasar frente a la primera dama, Cecilia Morel, para luego enredarse en el saludo. Se acercó y la besó en la mejilla, a pesar que su mujer hizo un ademán por besarlo en los labios. Los hijos de la pareja miraban la escena desde las tribunas.
Los gritos de algunos funcionarios públicos, principalmente asesores de diversas carteras, eran exagerados. “Gracias presidente” se escuchó en varias ocasiones. Una voz femenina estaba tras el grito, aunque en medio del tumulto oficialista que inundaba el Salón de Honor, se hacía complicado identificar un rostro tras el agradecimiento.
Desde el principio el mensaje estaba claro. En la última cuenta pública de la actual administración se iba a defender el legado, mostrando orgullo frente a lo realizado, y celebrando las buenas cifras con que dicen contar… a pesar del bajo apoyo en las encuestas y las críticas ideológicas lanzadas desde la oposición y los movimientos sociales.
“¡Gracias Presidente!”. Se reiteraba el grito femenino cuando Sebastián Piñera daba cuenta de la rebaja a la tasa de interés del Crédito con Aval del Estado, y también cuando se anunciaba que el kínder sería obligatorio para todos los niños de Chile. Los vítores crecían en intensidad a medida que avanzaba el discurso y con el pasar de los minutos las voces se hacían identificables. Margarita Cruz, esposa del diputado RN Nicolás Monckeberg encabezaba el ejercito femenino que alababa a viva voz al mandatario.
Los candidatos
En un año electoral, es costumbre que a la cuenta pública se invite a quienes buscan suceder al Presidente en ejercicio. Al final de la primera fila, estaban sentados todos juntos. El oficialista RN, Andrés Allamand, encabezaba el grupo y repartía mentitas a sus pares. A su lado estaba el UDI Pablo Longueira, que conversaba animadamente con el contendor de la DC, Claudio Orrego, quien la mayoría del tiempo estuvo sentado de lado, mirando sonriente lo que ocurría en el lugar, tal vez imaginándose a él mismo encabezando la ceremonia en el futuro.
El independiente Andrés Velasco estuvo serio durante toda la jornada. Sentado recto en la silla de felpa roja que lo recibió, posición que hacía notar lo corto que le quedaban sus pantalones grises. El ex titular de Hacienda del gobierno de Michelle Bachelet no ahondaba en ningún tema con sus pares, a pesar de la insistencia de Tomás Jocelyn Holt, sentado a su izquierda, que le hacía comentarios al oído cada tanto.
El economista “popular”, como lo han denominado en las redes sociales, Franco Parisi, estuvo inmutable durante las dos horas con 16 minutos que duró la ceremonia. A su lado el candidato del PRO, Marco Enríquez Ominami, estaba echado en la silla. Con su habitual postura “irreverente”, utilizaba su celular para expresar a través de Twitter sus opiniones. Así fue como nos enteramos que valoró la obligatoriedad del kínder y la revisión de la metodología con que se mide la pobreza.
Un caso aparte fue Alfredo Sfeir Younis. Candidato del Partido Ecologista Verde, llegó vestido entero de blanco, luciendo una prominente barba del mismo color, al igual que su pelo cano adornado con una pequeña trenza en su espalda. Lo conocían pocos y no faltó quien en las tribunas preguntó “¿qué hace aquí Gandalf?”, haciendo referencia al mago todo poderoso de la saga de Tolkien, “El Señor de los Anillos”. Él converso poco, pocos lo entrevistaron, y casi nadie advirtió cuando abandonó el Salón de Honor.
El radical José Antonio Gómez optó por separarse del resto y, aprovechando su calidad de senador, se sentó adelante en la primera silla, justo frente a la testera. Una mala jugada porque al estar tan lejos de los otros postulantes, la mayoría lo ignoró.
El comentario obligado de la jornada fue la ausencia de la ex presidenta Michelle Bachelet, que anunció con antelación que no asistiría a la ceremonia por problemas de agenda. Todos la extrañaron y la invocaron. Incluso, Enríquez Ominami comentó que, además de las palabras desigualdad y royalty, la candidata se contaba entre las grandes ausentes de la jornada. Después dijo que consideraba un error que la candidata hiciera tal desaire a Piñera y que le temía a la prensa.
El independiente Marcel Claude tampoco llegó, aunque él no avisó, por lo que su silla estaba vacía, ubicada entre ME-O y Sfeir. A esa hora, Claude marchaba por las calles de Valparaíso, sosteniendo que su opción fue estar con la ciudadanía que, según él, hará historia.
¿Otros ausentes? el ministro de Transporte, Pedro Errazuriz, y la ministra del Trabajo, Evelyn Matthei, cuya inasistencia no pasó inadvertida, más aún cuando desde el PS , el diputado Osvaldo Andrade, se jugó por un diagnóstico médico: “no vino porque se mordió la lengua y se enfermó del estómago”. La broma le costó inmediata respuesta de la vocera de gobierno, Cecilia Pérez, que en tono muy serio dijo que “de Osvaldo Andrade se puede esperar cualquier cosa”.
El bajo perfil de Von Baer y Escalona
No han sido semanas fáciles para el mundo político. Las subidas, bajadas, y reubicadas de candidatos, tanto a la presidencia como al Congreso, tienen mareados a muchos dirigentes, y eso se expresó este 21 de mayo.
La senadora de la UDI, Ena Von Baer, que pretendía competir por en cupo de Santiago Oriente pero que su partido envió a la Región de Los Ríos , estaba sentada en la ante penúltima fila, escoltada por su padrino político en el gremialismo, el senador Jovino Novoa. Ena se hizo notar poco, no llamó la atención por su vestimenta, como ocurrió en anteriores discursos de Piñera, ni tampoco salió a defender al mandatario frente a la prensa luego de finalizada la cuenta pública. Llegó y se fue manteniendo un bajo perfil.
Otro derrotado de las maniobras en los partidos es el senador socialista Camilo Escalona. Él quería competir por la re elección en Los Lagos, pero sin primarias. Finalmente no va y durante el discurso se sentó bien atrás, llamando poco la atención. A su lado estaban el diputado PS Marcelo Schilling y el DC Gabriel Ascencio, quien competirá por un cupo en el Senado, también por Los Lagos, y que espera hacerle peso al socialista Rabindranath Quinteros, con quien Escalona está peleado a muerte.
Otra cosa fue el aplausómetro para los candidatos presidenciales oficialistas. En las afueras del Congreso había poca gente, pero había. La mayoría gritaba por Allamand, quién acompañado por su esposa Marcela Cubillos, se acercó gustoso a saludarlos antes de retirarse de la sede del Legislativo. Otro grupo, de diez personas, portaba banderas de la UDI y celebraba a Pablo Longueira, al punto que cuando éste bajo las escalinatas que dan a calle Pedro Montt, sus seguidores comenzaron a entonar un “¡porque es rico, porque es rico…!”, el candidato rió y fue a saludarlos.
La defensa ideológica
Dentro de los momentos más celebrados por el mayoritario público oficialista que llegó al Congreso, estuvo la defensa de los postulados ideológicos de la derecha. Cuando Piñera señaló que no era justa la educación universitaria gratuita para todos, hubo parlamentarios de la Alianza que se pararon de sus asientos para aplaudir. Lo mismo ocurrió cuando el mandatario anunció que se enviaría un proyecto de ley para sancionar los “insultos graves” contra Carabineros. La ovación fue tremenda y alguien gritó desde la tribuna central “no más encapuchados presidente”. En ese momento se vivió la única interrupción opositora del día… fue el diputado Fidel Espinoza, del PS, quien gritó “¿ y los delincuentes de cuello y corbata presidente?”. Por supuesto, no hubo respuesta.
Otro momento de sorpresa se vivió cuando el Presidente Piñera pidió “un minuto de silencio” para honrar lo que ha logrado su gobierno en materia de reconstrucción. Los parlamentarios se miraban extrañados, mientras se veían obligados a ponerse de pie y observar un video, sin audio, que mostraba trabajos de reconstrucción en las regiones del centro sur del país.
A la salida de la Cuenta Pública, el timonel del PS, Osvaldo Andrade, aseguró que todo se había tratado de una proclamación de Piñera “el presidente acaba de confirmar que será candidato presidencial en cuatro años más”. “Sería un estupendo candidato, siempre lo vamos a apoyar”, respondió la senadora de RN Lily Pérez. En la UDI no se mostraron tan optimistas y su presidente, Patricio Melero, señaló que “no hay que anticiparse a los hechos… queda mucho tiempo”.
En medio de la marea de periodistas que buscaban dirigentes políticos para entrevistar, y superando la multitud de dirigentes políticos que se paseaban para ser entrevistados, los invitados se fueron retirando, dejando atrás el discurso presidencial más ordenado de los últimos años. A pocas cuadras, hervía el enfrentamiento entre manifestantes y carabineros, quienes buscaban evitar que la marcha de protesta de los movimientos sociales se acercara a los alrededores del Congreso.