BBC Mundo y Felipe Berríos: El cura que metió el dedo en la llaga de la Iglesia chilena
El prestigioso medio puso su foco en la figura del sacerdote jesuita luego de su polémica intervención en TVN, lo cual hizo que se enfrentara con la cúpula de la Iglesia Católica chilena.
“La Iglesia ha caído en un lenguaje de secretismo, de verdades a medias y la gente se ha acostumbrado a estar leyendo entre líneas”. Con esta frase, el sacerdote jesuita chileno Felipe Berríos abrió una entrevista que TVN, el canal público chileno, emitió la semana pasada, desatando un problema “diplomático” entre la jerarquía eclesiástica, su orden y otras congregaciones del país.
Durante media hora, Berríos se dedicó a hacer una crítica no sólo a la Iglesia, sino también a la sociedad chilena, cuya elite -dijo- vive preocupada “de unos ritos sin contenido, que viven llenos de miedo y buscando una salvación, que Dios se las da gratuita, pero ellos quieren comprarla con buenas acciones”.
Sus palabras también encendieron las redes sociales, que todavía siguen hablando de la entrevista. Parte por las palabras de Berríos y parte también por la airada reacción de la cúpula eclesial.
Felipe Berríos no es un aparecido en la opinión pública chilena. Dueño de una labia que siempre es bien recibida en los medios, entre sus amigos se cuentan desde empresarios hasta mujeres de los barrios marginales, pasando por políticos, artistas y rostros de televisión. Su carisma no deja a nadie indiferente cada vez que se para frente a la cámara o escribe en algún diario.
Fue uno de los creadores de “Un techo para Chile”, la iniciativa de conseguir aportes privados para construir viviendas básicas y terminar con la marginalidad. Hoy se replica en 19 países de América Latina y El Caribe como “Un techo para mi país”.
También fue columnista de El Mercurio, el diario más tradicional del país, donde en enero de 2009 publicó un polémico artículo criticando a los alumnos de las universidades privadas ubicadas en los barrios acomodados de Santiago, diciendo que se llenaban de conocimientos académicos sin conocer la realidad del otro lado de la ciudad.
Ese mismo año su vida dio un vuelco fundamental: fue destinado a África, como parte de un grupo de jesuitas que se encarga de los refugiados en la República Democrática del Congo.