Esta es la historia del colombiano que pasa su vida recogiendo cadáveres NN
Ángel Segundo Hernández, de 79 años, ha recogido y enterrado más de 58 cadáveres de desconocidos que llegan por el río producto de la guerrilla y el narcotráfico.
A Bocas de Satinga casi todo llega por agua: la ropa, la gasolina, los alimentos… y los cadáveres.
Los cadáveres que Ángel Segundo Hernández, de 79 años, lleva más de una década recogiendo y enterrando en el cementerio de este pequeño pueblo enclavado en un estero del suroeste colombiano, muy cerca del Océano Pacífico.
“Había días que cogía dos, tres (cadáveres)”, cuenta Chaín, refiriéndose al período entre 2001 y 2004, cuando los grupos paramilitares de derecha llegaron a la región para combatir a la guerrilla de las FARC e intentar hacerse con el control de un territorio que tiene gran importancia estratégica para el narcotráfico.
“¿En esos cuatro años? No, papito, eso era una tristeza. Le digo sinceramente que pasé de unos 50 muertos”. “Y todavía bajan. Todavía bajan”, le dice a BBC Mundo.
Guerrillas y “Bacrims”
Efectivamente, como el principal departamento cocalero de Colombia y un importante punto de salida para la cocaína que se produce en el sur del país, Nariño – el departamento al que pertenece Satinga –es, sin duda alguna, una de las regiones más peligrosas y conflictivas de Colombia.
Chaín ha recuperado y enterrado al menos 58 cadáveres. Se estima que en Colombia hay unos 40.000 muertos no identificados.
Según las autoridades, gracias al dinero obtenido por sus vínculos con el narcotráfico los frentes de las FARC que operan en esta parte del país financian buena parte de las actividades de la guerrilla en el resto del país.
Y, por eso, el grueso de las operaciones militares con las que el gobierno intenta presionar a los rebeldes que participan en las conversaciones de paz de La Habana tiene lugar aquí y en el vecino departamento de Cauca.