Políticos de profesión: ¿Vocación de servicio público o de poder?
Los intentos de RN y el PS por mantener a flote a Andrés Allamand y Camilo Escalona, respectivamente, reavivaron la discusión sobre la renovación de la política. Los analistas coinciden en que se requieren reformas.
Son políticos profesionales. Desde el retorno a la democracia, incluso antes, ocupan cargos públicos y han hecho de la representación, un arte. Pasan del Congreso a La Moneda con una facilidad sorprendente y sus partidos les nominan reemplazantes, a pesar de las críticas que este tipo de jugadas despierta en la ciudadanía.
Pase lo que pase, siempre están. Figuras recurrentes en toda campaña, son evaluados por las encuestas y sus rostros son reconocibles por las personas comunes y corrientes. Sus profesiones u oficios dan casi lo mismo, ellos son, antes que todo, políticos. Los casos de Camilo Escalona y Andrés Allamand son representativos. El primero evalúa una nueva postulación al Senado por la Región del Bío Bío, y el segundo competirá para volver a la Cámara Alta por Santiago Poniente, luego de perder la primaria presidencial de su sector.
En sus partidos aseguran que se trata de personas que son aportes importantes a la vida pública nacional. Hace pocos días la desplazada ex candidata a senadora por Santiago Poniente de RN, Catalina Parot, declaró que “Andrés no podía irse para su casa”, haciendo referencia a la necesidad que Allamand no desapareciera del mapa político. Un par de días antes, la candidata presidencial del Pacto Nueva Mayoría, Michelle Bachelet , había señalado que la posible nueva postulación de Escalona al Congreso “demuestra su vocación democrática”.
El carrusel
Los ejemplos del verdadero carrusel en que se ha transformado la política chilena, sobran.
El actual senador socialista por la Región de Los Lagos, Camilo Escalona, inició su carrera política cuando aún era estudiante secundario. En 1971 compitió por la presidencia de la Federación de Estudiantes Secundarios de Santiago, FESES, representando a los partidos de la Unidad Popular. En 1973 partió al exilió rumbo a Alemania Oriental, desde donde regresó en 1983 para pasar a la clandestinidad y ayudar a recomponer al PS. En las primeras parlamentarias de la nueva democracia, 1989, se presentó como candidato a diputado por el distrito de El Bosque, La Cisterna y San Ramón, fue electo y luego re electo en 1993. En 1997 decide dar un salto en su carrera y pasar al Senado. Aventura fallida, por lo que en el 2000 retorna a la presidencia del PS, cargo que ya había ocupado entre 1994 y 1998.
En el 2002 vuelve a la Cámara de Diputados representando al distrito de Lota, Curanilahue y Tirúa. El 2005 intenta una nueva apuesta en el Senado. Esta vez con éxito, transformándose en senador por la Región de Los Lagos Sur. Este 2013 se baja de la carrera por la re postulación al cargo luego que dirigentes locales de su partido exigieran primarias. Ahora, deberá definir si postula nuevamente a la Cámara Alta, pero ahora representando al Bío Bío. El PS local ya mostró su disconformidad.
En 1971 Escalona se enfrentó por la presidencia de la FESES con el RN Andrés Allamand, que por ese entonces militaba en el extinto Partido Nacional. A diferencia del socialista, Allamand se quedó en Chile durante la dictadura, periodo en que formó su propio bufete de abogados y participó de la vida política nacional en el Movimiento de Unión Nacional. En 1988 participó de la fundación de Renovación Nacional, partido del que fue presidente entre 1990 y 1997. En esos años, 1993 – 1997, fue diputado por Las Condes, Vitacura y Lo Barnechea. Luego de una estrepitosa derrota en las parlamentarias de 1997, inicia una “travesía por el desierto”, de donde regresa el 2005 para competir en cupo protegido por Los Lagos Norte. Es senador.
El 2011 es llamado al gobierno en el primer cambio de gabinete del Presidente Sebastián Piñera. Ocupa el cargo de ministro de Defensa, dejando al actual presidente de RN Carlos Larraín, como reemplazante en el Senado. Deja el gabinete en noviembre del 2012 para iniciar su carrera presidencial Después de ser derrotado el pasado 30 de junio en las primarias oficialistas por el UDI Pablo Longueira, retorna a las pistas, ahora como candidato al Senado por Santiago Poniente.
En 1981 Pablo Longueira es designado por los militares que gobernaban el país como presidente de la Federación de Centros de Estudiantes de la Universidad de Chile, FECECH. Inicia así su carrera política. De ahí pasó a asesorar al Ministerio de Vivienda y Urbanismo y en 1983 formó parte del comité que posteriormente formaría la UDI. En 1989 compitió por un cupo en la Cámara de Diputados, ganando la elección en el distrito de Buin y San Bernardo. En 1993 y 1997 sería re electo por el mismo lugar. En esta misma época se convierte en presidente de la UDI.
El 2001 se cambia de distrito y ahora es electo diputado por Conchalí, Renca y Huechuraba. En el 2003 es uno de los principales artífices de los acuerdos alcanzados con el gobierno de Ricardo Lagos que posibilitó reformas a la Constitución y numerosas iniciativas para evitar la corrupción en el aparato público. El 2005 se lanza al Senado y es electo por la circunscripción de Santiago Oriente. Sale del hemiciclo el 2011 para transformarse en ministro de Economía. En su reemplazo queda la militante de la UDI, Ena Von Baer,
Abandona el gabinete en abril de este 2013 para ser ahora candidato a la presidencia.
Hija de políticos, su padre José Tohá fue ministro del Interior de Allende, la actual alcaldesa de Santiago, Carolina Tohá, también inició su carrera en la juventud cuando, durante la dictadura, fue una de las más destacadas dirigentas de la opositora Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, FECH. En 1987 participó de la fundación del PPD e interrumpió su ascendente camino político para irse a estudiar a Italia entre 1990 y 1995. A su regreso al país ejerció como secretaria ejecutiva del Comité de Ministros Sociales del Presidente Eduardo Frei. En 1997 fue derrotada como candidata a la Cámara Baja en Santiago centro y se incorporó a la campaña presidencial de Ricardo Lagos, quien luego de su victoria la nombró como subsecretaria del ministro Secretaría General de Gobierno.
El 2001 y 2005 logra ser electa diputada por Santiago. En marzo del 2009 abandona el Congreso para ser ahora vocera del gobierno de Michelle Bachelet. En su reemplazo en el hemiciclo asume su par del PPD, Felipe Harboe, quien a su vez había salido de la sub secretaria del Ministerio del Interior. El 2010, luego que la Concertación perdiera el gobierno, es elegida presidenta del PPD. Abandona ese cargo en el 2012, cuando se convierte en la nueva alcaldesa de Santiago.
Casta de políticos profesionales
Para el cientista político de la Universidad Adolfo Ibañez, y militante de Red Liberal, Cristóbal Bellolio, hay dos formas de leer la profesionalización de los dirigentes políticos: “La benevolente y la no benevolente. La benevolente dice que estos tipos han dedicado su vida al servicio público. Tendríamos que agradecerle a los Allamand y a los Escalona por haber dedicado su vida al servicio público. La mirada menos benevolente dice que no se trata tanto de servicio público, sino de vocación de poder. Es poca la gente que ostenta el poder y que quiere deshacerse de él. Más que servicio público, aquí tenemos personas que son adictos al poder y necesitan estar el mayor tiempo posible teniéndolo”.
Bellolio agrega que las nuevas generaciones en Chile han crecido con la misma dirigencia política al frente: “Los casos de Allamand y Escalona son llamativos porque dan cuenta de una generación que entró muy joven a la política: la generación de los coroneles de la UDI y de los MAPU en la Concertación. Ellos empezaron a fines de la década de los 60, cuando la efervescencia política en la juventud era muy alta. Muchos entraron a trabajar al régimen de Pinochet, y los que se quedaron fuera, apenas recuperaron el poder, nunca más quisieron soltarlo. Por eso yo habló de una especia de casta de políticos profesionales”.
El sociólogo de la Universidad de Chile, Manuel Antonio Garretón, plantea que el tema no pasa por cuestionar que los políticos se vuelvan profesionales, al contrario: “La profesionalización de la política es algo absolutamente indispensable, no se trata de criticar esa profesionalización. Se trata de evitar que esa profesionalización se transforme en un mundo cerrado, en el cual las personas que pertenecen a ese mundo dejan de ser representantes de la sociedad”.
Para evitar la distancia entre los políticos y sus representados, Garretón propone algunas reformas: “Eso se puede lograr evitando la reelección de un cargo más de una vez, dando muchos más recursos en las elecciones a los candidatos que postulan por primera vez, habría que asegurar también la no re elección de los cargos en los partidos. Se debe además ofertar la política participativa; la revocación de los mandatos, hay una cantidad de medidas que harían que la profesionalización de la política signifique una mayor eficiencia, pero no un mayor distanciamiento. Los políticos tienen que estar sometidos a controles por parte de la ciudadanía y eso hoy no existe. Ese es el problema real”.
El director de Adimark, Roberto Méndez, coincide con Garretón en que el problema no es la profesionalización, sino la distancia existente entre la ciudadanía y sus representantes: “Hay algo positivo en la profesionalización de la política. La experiencia que ellos adquieren tiene un elemento positivo. Lo que a la gente le cansa es ver las mismas caras en los mismos cargos, rotándose el Parlamento y los ministerios. Eso hay que renovarlo. Pero les pasa a muchos, incluyendo a la Presidenta (Michelle Bachelet) que va a la re elección”.
Méndez argumenta que las reformas son necesarias: “Una de las grandes reformas políticas que está pendiente es el límite a los periodos parlamentarios y al número de re elecciones. Ese proyecto, junto al cambio al sistema binominal y la reforma de partidos, se requieren con urgencia para devolverle credibilidad y confianza a la política”.
Sobre la llamada crisis de legitimidad que aqueja a la política, Bellolio plantea una tesis: “Una de las razones de esto es una crisis de ajenidad, porque hay una generación completa de chilenos que adquiere conciencia política en democracia pero esta gobernada por otra generación que se quedó pegada con lo que pasó en Chile el 73 y el 88″.
Gabriel Salazar: “Cuando el político se profesionaliza deja de escuchar los mandatos del ciudadano”
El premio nacional de historia, Gabriel Salazar, es categórico. Para él, se debe terminar con la actual casta política, para reemplazarla por el ejercicio directo y democrático de los ciudadanos. El historiador asegura que los estudios demuestran que el político profesional no es algo positivo: “Casi todos los análisis sociológicos han concluido, desde mediados del siglo XX, que la profesionalización de la política no es otra cosa que bastardear los principios y los mecanismos de la representación de la soberanía ciudadana. Cuando el político se profesionaliza deja de escuchar los mandatos del ciudadano, ignora su voluntad y actúa por cuenta propia. La profesionalización de la política termina siendo la usurpación de la soberanía ciudadana por estos pseudo representantes, que al final terminan eligiéndose entre ellos, formando estirpes y dinastías familiares”.
Salazar asegura que la política partidista actual se maneja como en un juego de salón: “Colocan sus piezas como quien está jugando en el casino frente al croupier. Esto es lisa y llanamente un crimen de lesa majestad de la soberanía popular”.
El premio nacional agrega que se debe transformar la actual casta política para dar paso a la soberanía popular: “La ciudadanía debe aprender a ejercer la soberanía que le corresponde. Todos los gobiernos que hemos tenido en Chile desde el siglo XIX nos han dicho que solo tenemos derecho a pedir, derecho a petición, y si no nos responden, derecho a protestar, pero ahora tampoco les gusta que protestemos. No hemos sido ciudadanos, si aprendemos a ser ciudadanos soberanos, a hacer valer nuestros mandatos y elegimos gente que obedezca nuestros mandatos, habremos terminado con esta casta, que es una verdadera costra que encubre la soberanía”.