Sepa por qué es tan estresante ser parte de la seguridad del Papa en Brasil
En Brasil están preocupados por la seguridad de Francisco, ya que el Pontífice ha señalado que no alterará sus actividades a pesar de hacer frente a protestas y manifestaciones en las calles.
Las palabras están marcadas por la suavidad del lenguaje diplomático, pero no por ello dejan de traslucir una tensión real entre Roma y Brasil por la seguridad del papa Francisco durante su visita la próxima semana a Río de Janeiro. El papa argentino llega en un momento especial. Brasil vive una especie de revolución social y política sellada con manifestaciones de protestas contra los políticos en calles y plazas.
Los servicios secretos brasileños han detectado que la presencia del primer papa de las Américas en Latinoamérica llevará a la calle de nuevo a miles de personas para reivindicar derechos sociales, y consideran las manifestaciones, que ya están siendo convocadas por las redes sociales, como “el mayor peligro para su seguridad”. Ese temor ha llevado a las autoridades a elevar de 10.000 a 14.000 el número de policías y militares que se encargarán de proteger al pontífice día y noche en una ciudad ya de por sí violenta.
En Roma, el portavoz del papa, Federico Lombardi se ha limitado a destacar la “confianza total” en la seguridad de Brasil, al mismo tiempo que ha sido tajante: “no habrá cambios de programa durante la visita”. Fue su respuesta a la idea de las autoridades de Río de modificar algunos puntos del itinerario papal después de haber escuchado que arreciarán las protestas sociales.
Las autoridades brasileñas querían evitar el encuentro de Francisco con la presidenta Dilma Rousseff, el gobernador de Río, Sérgio Cabral y el alcalde de la ciudad, Eduardo Paes en el Palacio de Guenabara, sede del gobierno del Estado de Río, donde está prevista una manifestación de protesta contra el gobernador y el alcalde. Se había pensado que sería mejor que el Papa se encontrara con las autoridades en el aeropuerto de Galión a su llegada, lejos de la ciudad y de las manifestaciones, pero Francisco no ha cedido.
Si las fuerzas de seguridad culpan a las manifestaciones de un posible peligro para la seguridad del Papa, desde Roma han mandado decir que las protestas en Brasil “no son contra el Papa sino contra los políticos”. Más aún, como ha afirmado el arzobispo cardenal de São Paulo, Odilo Scherer, Francisco “apoya las reivindicaciones sociales de los jóvenes” y hasta dedicará a ellas, ha confirmado, uno de los discursos que dirigirá al millón de jóvenes que se concentrará en Río con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ).