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23 de Julio de 2013

5 cosas que ¡jamás! debes decirle a quienes no tienen hijos

El columnista del Huffington Post, John Kinnear, se declara culpable de haberlas dicho todas y recomienda no caer en el error de irritar a los amigos que no han pasado por la experiencia de la paternidad y no tienen su vida moldeada por ella.

Por Redacción
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El columnista del Huffington Post, John Kinnear, se declara culpable de haberlas dicho todas y recomienda no caer en el error de irritar a los amigos que no han pasado por la experiencia de la paternidad y no tienen su vida moldeada por ella.

1. “Un perro no es un niño”

La queja completa suele ser esta: “Qué horror. ¿Sabes lo que me molesta muchísimo? Cuando Fulanita compara a su perro con mi hijo. O cuando Menganita llama al suyo ‘mi bebé’. ¡Un perro no es un niño! ¡No tienen ni idea!”

La verdad es que, a no ser que Fulanita sea alguien con auténticos problemas psicológicos, estoy seguro de que sabe a la perfección que su perro no es un niño. Sabe que tener un perro no es como tener un niño. Lo que está diciendo es: “¡Estoy feliz! Tengo en mi vida a un ser que hace caca y me proporciona alegrías”.

Esa persona está intentando buscar algo en común contigo, con esa vida en la no paras de hablar de sus hijos. Sé que es difícil entenderse de verdad cuando tienes hijos y tus amigos no. Las estrechas relaciones de otro tiempo pueden convertirse en reuniones esporádicas en las que hacemos todo lo posible para ponernos al día sobre la vida de alguien con quien ya tenemos muy poco de que hablar. En la universidad éramos amigos íntimos, pero ahora tenemos vidas muy diferentes. Así que, cuando Fulanita hace un intento casual y tal vez torpe de identificarse con tu historia de tener que limpiarse caca de bebé del flequillo y la compara con la de tener que limpiar la caca del perro de la alfombra, no hay que tomárselo mal. Solo quiere ser simpática. Y volver a ser amiga suya.

2. “¿Tú crees que estás [lo que sea]? ¡Pues imagínate si tuvieras hijos!”

Cansados, estresados, doloridos, manchados de pis, no importa. Todos hemos pasado por ello. Demasiadas veces, los padres quitamos importancia a las preocupaciones de los que no lo son a base de compararlas con lo que nos pasa a nosotros. “¿Qué dices, que esta semana has trabajado 50 horas? ¡Pues imagínate hacer eso y además con hijos!” ¡Que te duelen los pies de estar todo el día trabajando en la calle? ¡Yo llevo todo el día corriendo detrás de mi hijo, bla bla bla, no me cuentes rollos!”

No es una competición. Si, en una escala del 1 hasta un máximo de quedarse medio dormido en la ducha y despertarse cuando deja de salir agua caliente, tu amigo está en el 7, y tres semanas después de nacer tu hijo tú estabas ya en el 9, ESO NO QUIERE DECIR QUE TU AMIGO NO ESTÉ TAMBIÉN AGOTADO.

No digo que tus experiencias no puedan ser útiles en la conversación, pero en vez de jugar a que “mi dolor duele más que el tuyo”, probemos con la comprensión. ¿Por qué no tratar de aprovechar la experiencia de padre primerizo para ayudar en lugar de competir? Diga algo así como “¡Caray! Seguro que estás cansado. Cuando nació mi hija y yo estaba tan cansado, descubrí que echarme café directamente en los ojos era muy útil”.

3. “No te preocupes, cuando tengas hijos ya verás que…”

… los mocos no te darán asco, sabrás quién es Dora la exploradora, serás feliz… Puaj. Tenemos que dejar de suponer que todo el mundo va a tener hijos. Algunas personas no quieren tener hijos, deciden no tenerlos. Algunas personas sí quieren tenerlos y están intentándolo como pueden. Decirles que tener hijos es la única forma de alcanzar no sé qué tipo de inteligencia superior es desconsiderado y una grosería. ¿Es difícil saber qué otras cosas se pueden decir en su lugar? Tal vez lo mejor sea eliminar de tu repertorio cualquier frase que empiece con “Cuando tengas hijos…”. En cualquier caso, envejece a la persona que la dice.

 

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