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7 de Agosto de 2013

Colapso en las abejas: Apicultores denuncian millonarias pérdidas en el Bio-Bio

Cerca de mil cajones de abejas se malograron a partir de la primera semana de mayo de 2013. Los apicultores de Quillón y Liucura Alto señalan que el SAG no les ha prestado apoyo para enfrentar esta emergencia que se extiende también a otras comunas de esa región.

Por Redacción
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Luego de que en mayo pasado, millones de sus abejas murieran, los apicultores de Quillón y Liucura Alto, ubicados cerca del río Itata (Región del BioBio), no han hecho más que buscar soluciones para continuar con su quehacer. Sin embargo, indican que el Servicio Agrícola y ganadero (SAG) no les ha prestado apoyo para enfrentar esta emergencia que se extiende también a otras comunas de esa región.

Juan Carlos Abarzúa, presidente del Comité Apícola de Quillón y uno de la afectados, detalló que cerca de mil cajones de abejas –que en la época posterior a la cosecha albergan aproximadamente cien mil individuos por cajón- se malograron a partir de la primera semana de mayo de 2013. Un cajón de abejas tiene un valor que oscila entre 55 y 60 mil pesos, por lo que las pérdidas directas llegan a los sesenta millones de pesos, sin contar las pérdidas futuras (lucro cesante) por la baja en su producción de miel. En la época de producción nacen muchas crías y la población total por cajón debería llegar a bordear las 180 a 200 mil abejas.

Según informa Radio del mar, algunos productores apícolas perdieron todas sus abejas, y otros, que quedaron sin cajones, y sólo contemplan las flamantes centrífugas para la extracción de miel compradas por ellos mismos o en algunos casos, con apoyo del Instituto de Desarrollo Agropecuario (INDAP).

Asimismo no se ha evaluado la influencia de la desaparición de estos millones de abejas en la polinización requerida para los cultivos frutales de la región.

Hasta el año pasado, desde le SAG subrayaban que en Chile no había incidentes que mostraran que el país estuviera afectado por el llamado síndrome del colapso global de las abejas.

Las posibles causas 

Los apicultores relacionan su drama con la aplicación de insecticidas tóxicos recientemente prohibidos en Europa, que continúan siendo legales en Chile: Poncho (nombre comercial del principio activo clotianidina), Gaucho (Imidacloprid) producidos por Bayer y Syngenta, y otros agrotóxicos utilizados en cultivos de uvas y cerezos.

Otra causa de la mortandad , apuntaría a las fumigaciones con agrotóxicos realizadas en las plantaciones forestales del sector, un 80% de las cuales pertenecen a CELCO y las restantes, del senador DC Hosain Sabag. Una tercera causa mencionada señala que alimentos como la fructosa y las pastillas vitaminizadoras, suministrados a las abejas y recomendados oficialmente, están hechos con maíz transgénico que las envenena.

Con respecto al uso de transgénicos, en la región de Bíobío,  especificamente en Yungay, Los Angeles y otras comunas, en la temporada 2012-2013 se cultivaron 3.019,23 hectáreas de transgénicos experimentales y/o certificados para exportación. De ellos 2.222 hectáreas corresponden a raps transgénico certificado, 431 son de maíz transgénico y también hay 125 hectáreas de soya transgénica (Certificación de semillas 2012-2013, www.sag.cl).

Según los científicos que investigan el tema, las abejas tienen una “atracción fatal” que las lleva a recorrer distancias mayores a las habituales para lograr llegar a las flores del maíz en busca del polen, en este caso transgénico. La región del BioBio ocupa el tercer lugar en producción de semillas transgénicas de exportación, siendo las regiones del Maule y O’Higgins las que están en el primer y segundo lugar de ese ranking asociado a un altísimo uso de agroquímicos como el glifosato (Roundup) y otros plaguicidas

María Elena Rozas, coordinadora de la Red de Acción en Plaguicidas RAP-Chile, comentó que “el Servicio Agrícola y Ganadero debería disponer la prohibición o suspensión inmediata del uso de imidacloprid, clotianidina, thiametoxam y fipronil, responsables de la mortandad de gran cantidad de familias de abejas, insectos polinizadores y aves, ya prohibidos en Europa. La inacción en esta materia continuará poniendo en grave peligro a estos insectos benéficos, y a la biodiversidad. La autoridad tiene facultades para aplicar el principio de precaución, y emular lo obrado en abril de este año por la autoridad sanitaria europea EFSA en ese sentido. Entre las razones que fundamentan la prohibición europea están los riesgos planteados por estos plaguicidas presentes en el polen y néctar de cultivos atractivos para las abejas”.

Desde el SAG indican que la mortandad es causada por la varroa, un acaro. Abarzúa, lo refuta indicando que “no se han tomado muestras que permitan asegurar eso. Nosotros tenemos los tratamientos adecuados y autorizados por ellos mismos. Aquí no se quiere reconocer que las grandes forestales fumigan a destajo sin prevenir ni tampoco avisar. También se sabe de una mosca que se introdujo para que se comiera la polilla del pino”.

“Nosotros nos preguntamos: esa mosca tiene que mutar y ¿qué va a comer? Se suponía que esta mosca moría en invierno! Al mismo tiempo, se están muriendo los conejos silvestres; la gente del campo cree que mueren por inanición después que esta mosca les pica los ojos y quedan ciegos, chocando con los árboles. Para el SAG, los conejos mueren por una fiebre”, agrega Juan Carlos Abarzúa.

En una reunión con funcionarios del sector agrícola, los apicultores manifestaron su preocupación por uso de neonicotinoides en las uvas para atacar dos insectos, el trips de California y el chanchito blanco, y por el uso de carbaril en cerezos; además rechazaron la falta de control por parte del SAG. A esa convocatoria, INDAP llegó acompañado de la consultora BIOMIEL, representada por Marcelo Rodríguez, cuyo planteamiento fue considerado distractivo por los afectados. Los consultores sólo se refirieron a la responsabilidad de los apicultores en el cuidado de las abejas, incorporando la figura del “apicultor ausente” y atribuyendo los millones de abejas muertas a falta de atención.

Abarzúa añade que “el 5 de julio se realizó una reunión de los apicultores afectados con personeros de Indap, y el señor Pedro Burgos, funcionario de SAG de la ciudad de Bulnes, y funcionarios municipales con los respectivos encargados de los Prodesal. Les preguntamos por el análisis sanitario que ellos hacían y no tuvieron respuesta. Tampoco explicaron porqué SAG continúa autorizando el uso de insecticidas que son dañinos para las abejas, ya que estamos informados que la clotianidina y el tiametoxan son neonicotinoides que causan la muerte de abejas y fueron prohibidos en otros países por eso, pero ellos no nos dieron respuestas a nuestra inquietud.”

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