Ex directora del ISP: "Pinochet tenía armas químicas para matar a la mitad de Santiago"
Ingrid Heitmann señaló que en 2008 se encontraron "dos cajas llenas ampollas de la toxina botulínica" en el subterráneo del ISP pertenecientes a la dictadura y que "podrían haber matado a miles de personas".
Ingrid Heitmann, ex directora del Instituto de Salud Pública (ISP), señaló que la dictadura de Augusto Pinochet dispuso de toxinas botulínicas con la capacidad de provocar la muerte en miles de personas.
Estas toxinas, provenientes del Instituto Butantan de Sao Paulo y en poder de la dictadura desde 1980, estuvieron escondidas en el subterráneo del ISP por 27 años y fueron descubiertos y destruidos en 2008, sin el conocimiento del Gobierno de Bachelet o la Justicia.
Heitmann declaró a DPA, en declaraciones reproducidas por Cooperativa, que “eran dos cajas llenas de ampollas con toxina botulínica, suficientes para matar a la mitad de Santiago. Se podía matar a muchísimos, pero no sé cuantos”.
Un adulto de 70 kilos de peso fallece con la inyección de solo 0,15 picogramos de la toxina (un picogramo equivale a apenas la billonésima parte de un gramo) y puede ser suministrada oralmente. La botulina es una neurotoxina elaborada a partir de la bacteria Clostridium botulinum que provoca parálisis muscular progresiva.
En el marco de la investigación de la muerte de Eduardo Frei Montalva y el envenenamiento de presos políticos, se pudo determinar el ingreso de estas toxinas desde Brasil en la década de los ’80. Sin embargo, nunca se pudo determinar su destino.
Según Heitmann, “la Policía de Investigaciones fue muchas veces al ISP, pero no las encontró ya que no revisaron nunca el subterráneo”. La facultativa, quien fue torturada y detenida en dos oportunidades durante el régimen militar, se mostró impactada con el descubrimiento. “Me espanté”, señaló.
Consultada por su decisión de incinerar estas toxinas, señaló que “no pensé que pudieran ser importantes para un proceso judicial, no se sabía lo de Frei”, recalcando que faltaban ampollas en las cajas encontradas, lo que presume su uso sobre opositores a Augusto Pinochet.
En tanto, la doctora recalcó que el hallazgo fue una casualidad y que si no hubiera ordenado limpiar el subterráneo del ISP, “seguirían allí”. Junto con ello, apuntó que este material no tenía por que estar almacenada en un laboratorio con fines sanitarios.
“Las toxinas botulínicas son armas químicas“, subrayó, coincidiendo en la conjetura de que pudieron ser usadas en los crímenes de la Cárcel Pública y de Frei.