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30 de Agosto de 2013

Tensión social en Colombia disminuye, pero la huelga agropecuaria sigue

Gobierno y campesinos no han explicado si tras el desbloqueo de carreteras se mantendrá el formato de negociación usado hasta ahora en Tunja o si habrá cambios. "Estamos saliendo de la tormenta", dijo Santos

Por EFE
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La huelga del sector agropecuario colombiano dio una vuelta de tuerca hoy con el compromiso anunciado por los campesinos de levantar los bloqueos de las carreteras cuando parecía que la negociación con el Gobierno se iba a pique por falta de acuerdos.

La decisión de poner fin a los bloqueos que durante doce días han paralizado al menos una decena de departamentos fue tomada a último momento, después de que el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, ordenara el regreso a Bogotá de su equipo negociador tras cuatro días de reuniones infructuosas en Tunja, capital de Boyacá.

Y la paciencia se agota”, advirtió Santos en una alocución televisada a primera hora de la mañana en la que dijo que “a pesar de las propuestas concretas (hechas a los negociadores de los campesinos) y el tiempo dedicado, la única respuesta ha sido la constante dilatación de un acuerdo”.

Por esas razones, “le he pedido a los ministros que regresen a Bogotá, y dejen nuestras propuestas sobre la mesa, propuestas que conocen muy bien ya los colombianos”, agregó.

La sorpresiva decisión del presidente en medio de una serie de anuncios sobre seguridad tras los disturbios en que terminaron el jueves en Bogotá y otras ciudades las marchas solidarias con la huelga campesina alarmaron a los mediadores que, en una carrera contra el tiempo antes de la partida de los delegados del Gobierno de Tunja, lograron sentar nuevamente a la mesa a las partes.

Producto de ese último aliento al diálogo y presionados por la situación, los campesinos aceptaron el levantamiento de los bloqueos pero no la huelga, que continuará hasta que se llegue a un acuerdo definitivo con el Gobierno.

“Se han logrado acuerdos parciales lo cual nos da la potestad para invitar a los manifestantes a permitir el libre tránsito vehicular“, señaló un comunicado leído en la sede del Arzobispado de Tunja por uno de los representantes campesinos.

De esta forma, el país empieza a ver una luz al final del túnel en el que está desde el pasado 19 de agosto, día en que comenzó la huelga que ha dejado al menos siete muertos, incluidos los de los desórdenes del jueves en Bogotá, decenas de heridos y detenidos, así como ingentes pérdidas económicas al país.

“Celebro que se haya tomado la decisión de iniciar los desbloqueos del departamento de Boyacá y espero que lo mismo suceda con el departamento de Nariño y Cundinamarca, y que regresemos lo más pronto a la normalidad”, respondió horas después el presidente.

El Gobierno y los campesinos no han explicado si después del desbloqueo de las carreteras se mantendrá el formato de negociación usado hasta ahora en Tunja o si habrá cambios, pero lo cierto es que como lo expresó Santos, durante estos doce días el país ha vivido momentos “difíciles” comparables con una “tormenta” de la que, según dijo, “estamos ya saliendo”.

Los problemas del campo no se han resuelto con este primer acuerdo, ni tampoco la huelga, pero el Gobierno, después del trago amargo que ha supuesto la protesta, ha reiterado su disposición a negociar y adicionalmente ha propuesto a los sectores productivos del país la construcción de “un gran pacto nacional por el agro y el desarrollo rural”.

Según el presidente, con ese pacto se le daría “de una vez por todas al país una señal clara sobre sus intenciones hacia el futuro en materia de desarrollo agropecuario”, pues en ese campo Colombia tiene “un enorme, un gran potencial”.

“Vamos a trabajar entre todos con el Gobierno por este pacto nacional para el sector agropecuario y el desarrollo rural”, prometió el presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), Rafael Mejía, quien dijo que entre todos, pequeños, medianos y grandes productores del campo, con el apoyo de los demás sectores económicos, van a “recuperar el tiempo perdido”.

El Gobierno no ha dicho si con el cambio de hoy en el panorama de orden público mantendrá la militarización de Bogotá, donde centenares de soldados salieron hoy a las calles con uniforme de combate y fusil al hombro para garantizar la seguridad ciudadana, decisión con la que Santos ha querido mostrar que el desgaste político de la huelga no ha minado su autoridad.

“Nuestra democracia, el talante democrático de este Gobierno, en ninguna forma entra en contradicción con la preservación del principio de autoridad”, sentenció.

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