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17 de Octubre de 2013

FIFA analiza las 5 claves que llevaron a Chile al Mundial de Brasil 2014

El ente rector del fútbol mundial destacó el alto nivel de juego mostrado por los hombres de Jorge Sampaoli en las últimas fechas de las clasificatorias mundialistas y entrega las claves de su éxito.

Por Redacción
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La FIFA destacó la clasificación de Chile al Mundial de Brasil 2014 tras vencer por 2-1 a Ecuador en la última fecha del proceso clasificatorio de la Conmebol.

Y es por ello que en su sitio oficial analizó en profundidad los factores que llevaron a los dirigidos de Jorge Sampaoli a mostrar un alto nivel de juego y dejar atrás las dudas mostradas tras la salida de Claudio Borghi de “Juan Pinto Durán”.

El trabajo de Sampaoli

En diciembre de 2012 y jugadas 10 fechas, Chile estaba fuera del Mundial, sexta por diferencia de goles con Venezuela. El equipo, dirigido por Claudio Borghi, no encontraba juego ni equilibrio: había ganado cuatro partidos y perdido seis. Los directivos apostaron entonces por Jorge Sampaoli, un técnico marcado en su estilo por el gran referente del hincha chileno: Marcelo Bielsa, hacedor de la clasificación a Sudáfrica 2010.

Sampaoli, argentino también, hoy 53 años, ganador de tres torneos nacionales y uno internacional con Universidad de Chile, impuso su filosofía: aprovechamiento de los costados, presión bien arriba y dinámica permanente. Habló con los referentes, buscó tranquilidad y compromiso en unos jugadores criticados en ese momento y los convenció de volver a las fuentes que hicieron segunda a Chile en las eliminatorias pasadas.

Comenzó perdiendo con Perú en Lima, la cuarta derrota chilena al hilo en el clasificatorio, pero a partir de ahí el rendimiento fue cada vez mayor. En nivel y en números. Chile logró el mejor record de victorias consecutivas en eliminatorias de su historia: cuatro, tres de ellas como local. Ni con Bielsa consiguió una racha igual.

La madurez de la generación dorada

Después de la brillante clasificación a Sudáfrica 2010, se esperaba mucho de la gran generación de jugadores chilenos: Claudio Bravo, Arturo Vidal, Mauricio Isla, Alexis Sánchez, Gary Medel, Gonzalo Jara, Carlos Carmona, entre otros. Todos con juventud y capacidad para seguir en alza y afirmarse como potencia en el continente.

Pero el inicio clasificatorio vio a varios lejos del nivel y en algunos casos envueltos más en polémicas que en juego. La mano de Sampaoli ayudó a encauzar caracteres y aunar criterios.

“El fútbol te da muchas cosas, y cualquiera puede tomarlo mal. Uno debe madurar como persona y, por el lugar que ocupa, a veces está obligado a dar el ejemplo. No es una tarea fácil porque son necesarias cosas que se incorporan con el tiempo”, decía Vidal en una entrevista exclusiva con FIFA en 2012. El tiempo pasó y los referentes, varios de ellos terceros en la Copa Mundial Sub-20 de la FIFA Canadá 2007, encontraron el equilibrio fuera y dentro del campo para explotar todas su capacidades.

La recuperación de las figuras

A partir de la madurez, el éxito. Gracias al crecimiento de las estrellas en sus respectivos clubes y el trabajo del cuerpo técnico, la selección vio lo mejor de ellos en los momentos decisivos. Ahí están los números de Arturo Vidal y Alexis Sánchez: mientras que el primero marcó cuatro goles en los últimos cinco partidos, el segundo anotó también cuatro pero en los cuatro encuentros finales.

Fluctuando entre este apartado y el anterior, está el regreso de Jorge Valdivia, el cerebro, el asistidor, tras una larga suspensión. El 10 le agregó pausa y pase filtrado a un equipo vertical por excelencia.

Dos pilares silenciosos

Como suele pasar en cualquier equipo al que llega un técnico nuevo, hay jugadores de confianza del entrenador que toman protagonismo. Eduardo Vargas y Marcelo Díaz son el caso paradigmático.

Sampaoli potenció a Vargas ya en su época en la Universidad de Chile: adiós ser un volante, hola ser delantero, su posición natural por la derecha. En la selección, la voz del argentino fue decisiva para el goleador chileno de las eliminatorias.

Vargas, 23 años, tuvo un 2013 matador: convirtió cuatro tantos, todos de los que valen. Inició los triunfos ante Paraguay, Bolivia y Venezuela y consolidó el 2-0 ante Uruguay, primera victoria del ciclo. Desequilibró y se esforzó constantemente en la presión, función básica para un delantero en el ideario del entrenador. Hizo olvidar a Humberto Suazo, máximo anotador chileno de las eliminatorias a Sudáfrica 2010 pero que casi no jugó con el argentino por decisión del jugador.

Díaz, 26 años, explotó como futbolista en la gran Universidad de Chile de 2011. Era lateral y Sampaoli lo reubicó como centrocampista que daba equilibrio a un equipo muy ofensivo como aquella U. No estuvo en Sudáfrica, participó del ciclo Borghi pero fue con Sampaoli con quien se transformó en aduana y balanza de La Roja en la mitad de la cancha.

La fe en un estilo

“En el tramo final del proceso, el equipo encontró un estilo que lo hizo superior a cada rival que enfrentó y eso da la seguridad que reflejan los jugadores”, dijo Sampaoli una vez consumada la clasificación antes de agregar: “Juntos empezamos a transformar un estilo que nos permitió no sentirnos menos que nadie en ningún lugar y pelear cada partido como si fuera el último”.

Esa fe en la filosofía, ese “hambre de clasificar” que vio el técnico, se tradujo en números espectaculares: ganó cinco encuentros de siete. Y, paradójicamente para un equipo voraz ofensivamente, convirtió apenas un gol más que la selección de Borghi (15 contra 14), pero sufrió 14 menos (7 contra 18), tres de ellos frente a Colombia como visitante jugando con 10 hombres en el único empate de la campaña.

 

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