10 claves para entender el gabinete que escogió Bachelet
Después de semanas de especulaciones, Bachelet desenredó la madeja. Sin embargo, el nombramiento de figuras como Rodrigo Peñailillo en Interior, Ximena Rincón en Segpres y Heraldo Muñoz en Cancillería abrió varias incógnitas frente a su decisión. Revisa acá los factores que pesaron en las designaciones y sus efectos.
1.- Se privilegió la lealtad
El anuncio de esta tarde partió con una sorpresa: Rodrigo Peñailillo al Ministerio del Interior. El hombre fuerte del segundo piso durante el primer gobierno de Bachelet no estaba entre las apuestas para encabezar el gabinete, bajo el supuesto de que no tenía reemplazante como jefe de asesores del segundo piso de La Moneda y, por tanto, la presidenta optaría por un nombre de mayor trayectoria política como Ricardo Solari (PS). Pero pesaron más las lealtades y la jefa de Estado optó por posicionar a su hombre de mayor confianza. Así, él y el jefe programático del comando, el economista Alberto Arenas (el elegido para encabezar Hacienda), quedaron en los cargos clave del gabinete. Alvaro Elizalde también integrará el comité político en calidad de ministro secretario general de gobierno. El socialista logró ganar la confianza de la mandataria durante la campaña y desde su rol de vocero.
Entre los analistas hay coincidencia en el análisis: un factor que cruza la elección del gabinete es el “bacheletismo”. Conforme a su estilo, la mandataria electa optó por figuras que le han dado pruebas concretas de discreción y fidelidad. “Uno ve que tradicionalmente en el comité político se posicionaba gente proveniente del mundo de los partidos, pero hoy en día hay un cambio, un eje distinto. Se instaló el bacheletismo, personas que si bien son militantes hicieron su carrera al alero de ella, como es el caso de Peñailillo, Elizalde o el propio Arenas”, comenta el investigador de Libertad y Desarrollo, Jorge Ramírez.
Eugenio Guzmán, analista político de la Universidad del Desarrollo, añade: “Los nombramientos responden a un lógica de lealtad hacia el Ejecutivo más que de capacidades negociadoras hacia los partidos. Evidentemente hay excepciones como el caso de Ximena Rincón o Jorge Burgos”.
“Más que moderación, lo que se ve es un nivel de lealtad hacia la Presidenta. Elizalde, Peñailillo y Arenas son nombres que vienen de estar trabajando con ella muy de cerca. Como principal criterio de este gabinete veo la lealtad “, dice el analista político de la Universidad Diego Portales, Claudio Fuentes.
2.- No se pudo con la paridad
Catorce hombres y nueve mujeres. Tal como dijo la presidenta Bachelet al inicio de la presentación del gabinete: no se pudo llegar a la paridad. De hecho la representación femenina de este gabinete es ostensiblemente más baja que la que mostró su equipo en 2006 donde optó por integrar a 10 ministros y 10 ministras.
Bachelet señaló que esta vez, entre los criterios para la designación, primaron la capacidad técnica y el compromiso con los lineamientos de su programa de gobierno. Visiblemente preocupada por la menor presencia de mujeres entre los nombres de la lista, la ex directora ejecutiva de ONU Mujeres ‘se puso el parche antes de la herida’. “Me hubiese gustado que fuera completamente paritario, pero no fue así”, comentó sonriendo.
Los expertos coinciden en que cumplir con esa paridad de género siempre ha sido un piedra en el zapato para la Presidenta electa. “Quedó en deuda la paridad de género que la propia presidenta señaló en su discurso. Este gobierno tiene menos mujeres que el primer gabinete de Bachelet, en el año 2006, y ahí queda un tema pendiente”, explica el analista de Libertad y Desarrollo, Jorge Ramírez.
Aunque su primer periodo partió prioritario, en marzo del 2007 los hombres volvieron a superar en número a las mujeres en el gabinete cuando salieron las ministras Vivianne Blanlot y Paulina Veloso. Con la posterior llegada de Ana Lya Uriarte, quedaron 13 ministros y ocho ministras. “La paridad fue una meta que luego tuvo que deshacer, esperemos que a nivel de intendencia y subsecretaria se cumpla”, dice Claudio Fuentes de la UDP.
3.- Gabinete proporcional o la torta que se reparten los partidos
Una semana antes de conocerse las nominaciones para el nuevo gabinete de Michelle Bachelet, los partidos ya habían puesto sobre la mesa sus expectativas en relación a los cupos a los podrían aspirar de acuerdo con los criterios fijados por Rodrigo Peñailillo y Alberto Arenas. Estas no se cumplieron a cabalidad, pero anduvieron cerca, considerando que si o si iba a haber presencia de independientes y que, además, habían también dos nuevos invitados a la mesa, además del PC: La Izquierda Ciudadana y el MAS.
La DC aspiraba a 6 o 7 ministerios, pero se quedó con 5; el PS por tener el ‘premio mayor’ (la presidencia), esperaban no más de 4 ministerios, pero también obtuvo 5 secretarías de Estado; el PPD salió beneficiado con 6 ministerios, incluida la jefatura del gabinete que ostentará Peñailillo. El PRSD no esperaba más de una cartera, pero consiguió dos: Justicia y Minería. El PC, al igual que la Izquierda Ciudadana y el MAS, se quedó con un ministerio.
Más allá de los números, esta nominación marca una ruptura en la tradicional entrega de carteras. La DC, por ejemplo, solía quedarse con Educación, Agricultura y Vivienda. Eso si, el PRSD continuó en Justicia, incluso con la misma carta en el Gobierno de Ricardo Lagos: José Antonio Gómez.
4.- PC se quedó sin el Ministerio del Trabajo
Nunca fue muy probable, pero lo pidieron. Tras su determinación de entrar al gobierno de Michelle Bachelet, el Partido Comunista acarició la idea de quedarse con el Ministerio del Trabajo, que tramitará gran parte de las demandas le interesan como colectivo. Es por eso que pusieron más de un nombre en la mesa como el de Patricio Palma, Juan Andrés Lagos, Bárbara Figueroa y Claudia Pascual. Esta última fue la única elegida, pero para el Servicio Nacional de la Mujer.
Desde el PC no quieren hacer definiciones anticipadas, pues están conscientes de que aún falta por saber quién se queda con las subsecretarías. Ahí el nombre como Camilo Ballesteros sigue sonando fuerte.
“Uno siempre tiene mayores expectativas, pero haciendo un mapeo general, hay inclusión de todos los sectores y eso es una señal interesante”, dijo a El Dínamo la presidenta de la CUT Bárbara Figueroa.
Otra fuente del partido asegura que aún no se puede hablar de subrepresentación del PC, pues faltan designaciones. Aún así reconocen que el nombramiento de Javiera Blanco en Trabajo generó sorpresa dado a que no tiene una trayectoria de defensa de los derechos laborales.
El economista Gonzalo Durán, de la Fundación Sol, dice que es preocupante la señal que envió Bachelet con su nombramiento en Trabajo. “Ella (Blanco) no tiene experiencia directa en temas laborales, sino que ha tenido un rol en la contención, en el orden, en la seguridad pública. Distinto hubiese sido alguien como Juan Soamavía, que fue Director General de la OIT y se maneja en cosas como la subcontratación y el daño que significan…su nombramiento apunta al orden y no a las grandes transformaciones”.
Desde Libertad y Desarrollo, el analista Jorge Ramírez dice que para Trabajo se esperaba una carta más revisionista del modelo, pero finalmente se decidió por un rostro moderado como Javiera Blanco.
5.- La tranquilidad de la industria con la llegada Pacheco a Energía
Antes de retornar a Chile en 2013, Máximo Pacheco Matte llevaba una década como alto ejecutivo en empresas internacionales. Por eso cuando se supo de su renuncia a la vicepresidencia de la multinacional International Paper para apoyar en Chile la candidatura de Bachelet, inmediatamente su nombre sonó como ministeriable.
Pacheco tiene una larga trayectoria en el mundo privado. AFP Provida, Lucchetti, Falabella y Banco de Chile son algunas de las firmas a las que ha estado relacionado. Si bien participó en las campañas de Ricardo Lagos y ambas de Michelle Bachelet, su única salida del mundo privado ocurrió hace dos décadas, cuando se desempeñó como vicepresidente operativo de Codelco.
En esta pasada, cuando desde el oficialismo alertaban del “viraje a la izquierda” de la retornada expresidenta, Pacheco jugó un rol clave en tender puentes entre el comando de la Nueva Mayoría y el mundo empresarial.
Dadas sus características y frente a la creciente judicialización de proyectos energéticos, el nombramiento de Pacheco en Energía fue como un bálsamo para la industria. Y un factor de nerviosismo entre los ambientalistas, pues siguen resonando sus declaraciones sosteniendo que el proyecto HidroAysén “no está muerto”.
Al ser nominado, Pacheco prefirió hacer énfasis en la complejidad que supone la planificación de la política energética del país: “Todas las decisiones energéticas son muy complejas (…) Es muy difícil crecer como país si no tenemos soluciones de energía. Hay definiciones pendientes”.
6.- Eyzaguirre al frente de Educación
No hubo tregua con la designacioón de Nicolás Eyzaguirre en el ministerio de Educación. Desde la Confech salieron inmediato las voces de Naschla Aburman (FEUC), Melissa Sepúlveda (FECH) y Takuri Tapia (Usach) a cuestionar su perfil económico y su escasa trayectoria en los temas educacionales. ” Su historia lo condena, fue uno de los ministros de Lagos y en conjunto con Bitar creó el CAE, que endeudó a miles de estudiantes, y que del 2011 hasta hoy tiene a los estudiantes en las calles”, acusó Tapia.
Pese a los dichos de los estudiantes, tras su nombramiento Eyzaguirre reiteró su convicción de que es necesario potenciar la educación pública y avanzar hacia el sistema de gratuidad que propuso la Presidenta Bachelet en su programa de gobierno.
7.- La DC sale a buscar senador
Fue una de las mayores sorpresas del anuncio: La senadora Ximena Rincón será la nueva ministra de la Secretaría General de la Presidencia. El nombre de la parlamentaria por el Maule Sur nunca sonó como candidata, ya que aún le restan 4 años de su cargo. Su nominación obliga a la Democracia Cristiana a designar a un sucesor, repitiendo así lo que pasó al final del primer gobierno de Michelle Bachelet cuando nominó a la entonces diputada Carolina Tohá como vocera de gobierno.
Esta es una práctica que se viene repitiendo en cada gobierno. RN y la UDI también debieron nominar reemplazantes cuando Sebastián Piñera convocó a su gabinete a Pablo Longueira, Andrés Allamand y Evelyn Matthei. En su momento el hecho fue duramente criticado por la Concertación. Lo cierto es que ambos sectores continúan con la cada vez más polémica práctica de los senadores designados.
8.- La incógnita del Segundo Piso
Aunque fue sorpresiva su nominación, al interior de la Nueva Mayoría se sabía que Rodrigo Peñailillo aspiraba a dar un salto al gabinete. Poco a poco, con una discreción a toda prueba y variadas muestras de lealtad, el joven ex gobernador de la provincia de Arauco se fue ganó la confianza plena de la Presidenta Michelle Bachelet (algo nada fácil), que llegó a designarlo como su jefe de gabinete durante su primer periodo. Durante la campaña, no hubo decisión de relevancia que no pasara por sus manos al punto que él y Alberto Arenas fueron los encargados de recoger los nombres propuestos por los partidos para el gabinete recién anunciado. Así las cosas, el ascenso de Peñailillo a Interior abre una incógnita: ¿Quién quedará a la cabeza del segundo piso de La Moneda? Lo centralizado de las decisiones al interior del comando dejaron claro que en los últimos meses no se formó a una figura de reemplazo.
En entrevista a TVN, el ex vocero Francisco Vidal y el presidente de Adimark, Roberto Méndez coincidieron en que la llegada del joven asesor al equipo político inevitablemente dejará con un menor margen de acción al mítico comité asesor de La Moneda, pues las confianzas de la Presidenta ahora están al interior del gabinete.
9.- ¿Renovación?
20 debutantes y tres ex ministros. Esa es la relación de fuerzas al interior del gabinete que este viernes nombró Michelle Bachelet. Al hacer su anuncio la mandataria recalcó que el equipo que eligió cuenta con figuras de experiencia en el servicio público, otros de regiones y todos de alto perfil técnico.
Fernanda Villegas (PS), en el Ministerio de Desarrollo Social; Aurora Williams (PRSD) en Minería; Natalia Riffo (MAS) en Deportes; Luis Felipe Céspedes (DC) en Economía; Carlos Furche (PS) en Agricultura; Víctor Osorio (IC) en Bienes Nacionales; Andrés Gómez Lobo (PPD) en Transportes; Helia Molina (PPD) en Salud y Claudia Barattini (independiente) en Cultura son algunos de los nombres que estuvieron lejos de las predicciones de la prensa de cara al nombramiento del gabinete.
Otros nombres si se adelantaron. Por ejemplo, estaba dentro de los cálculos que el presidente del Partido Radical y ex candidato presidencial, José Antonio Gómez ingresara al equipo de Bachelet. De hecho varios apostaron por su aterrizaje en Justicia. Jorge Burgos era un candidato natural de la DC al gabinete, y se esperaba que llegara a Defensa (así ocurrió) o a la Segpres. El ex ministro de Hacienda, Nicolás Eyzaguirre, en tanto,venía hace semanas candidateándose. Y que no tenía problema en asegurar su aterrizaje aunque hasta este jueves no había sido llamado.
El ex ministro Heraldo Muñoz fue una sorpresa en Cancillería (se esperaba la llegada de José Goñi), pero está lejos de ser un debutante en política. Fue vocero de Ricardo Lagos y antes fue subcretario de Relaciones Exteriores
Pese a los nombres nuevos, Jorge Ramírez de L y D dice que con el nuevo gabinete no hay una renovación auténtica a nivel de liderazgos. “Uno ve que primó el criterio de la experiencia política. El mejor ejemplo es José Antonio Gómez, que va a ser ministro en un tercer mandato presidencial”, sostiene.
Para el analista, esta lógica también destaca en el denominado “centro de gobierno” compuesto por Hacienda, encabezada por Alberto Arena; Interior, con Rodrigo Peñailillo; Segpres con Ximena Rincón y Segegob con Alvaro Elizalde.
10.- El factor Haya: La “sorpresiva” llegada de Heraldo Muñoz
De la nube de especulaciones y nombres que circularon esta semana en torno a los ministeriables de Bachelet, José Goñi parecía una de las cartas más seguras. Sin embargo, el nombramiento de Heraldo Muñoz, aunque no aparecía entre los principales candidatos al cargo, hizo pleno sentido ante las dificultades que deberá enfrentar Chile en el ámbito internacional durante el próximo gobierno.
Hasta hoy Heraldo Muñoz detentaba el cargo de Director para América Latina del Programa de Naciones Unidas Para el Desarrollo (PNUD), una nota más en su dilatada carrera internacional. Luego de oficiar como Secretario General de Gobierno de Ricardo Lagos, Muñoz salió a representar a Chile ante la OEA y luego ante la ONU, cargo que ejerció hasta 2010. Paralelamente, comenzó a colaborar con el PNUD y la Secretaría General de la ONU, y fue director de la misión de paz de esta organización en Haití (Minustah).
“Chile requiere hoy a cargo de la conducción de la Cancillería a una persona que tenga el tonelaje profesional adecuado para enfrentar desafíos que no son menores. No me refiero solamente al tema del fallo (del tribunal de La Haya), o a la demanda boliviana, sino al hecho de que América Latina requiere que Chile vuelva a ser un actor activo, importante, influyente, cosa que hemos perdido en estos años”, señala el excanciller Juan Gabriel Valdés.
Si bien José Goñi fue el principal arquitecto del programa de Bachelet en relaciones internacionales, pesó más el extenso currículum de Heraldo Muñoz, y la gran cantidad de contactos en altas instancias en la región y el mundo que le ha reportado su carrera, algo de lo que carecía el asesor de campaña de Bachelet.
“Creo que la conducción profesional de la Cancillería debe acompañar el prestigio de la Presidenta y la conducción que la Presidenta le va a dar a la política exterior”, precisa Valdés.
Más que nunca Chile necesita reforzar los lazos con el mundo y la región. “Necesitamos equilibrar esa política. Necesitamos más política internacional”, concluye Valdés.