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29 de Enero de 2014

El "déjà vu" de Piñera y Bachelet

En esta Celac, Piñera le devolvó la mano a Bachelet, quien hace cuatro años, cuando estaba a punto de finalizar su mandato, le pidió al entonces presidente electo que se integrara en la comitiva que le acompañó a la cumbre del Grupo de Río celebrada en febrero de 2010 en Playa del Carmen (México).

Por Manuel Fuentes / EFE
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Al filo de la medianoche del martes un Boeing 707-300 de la Fuerza Aérea despega del aeropuerto santiaguino Arturo Merino Benítez rumbo a La Habana. Aparentemente es un viaje oficial más, pero en esta ocasión hay algo peculiar, en el FACH-1 viajaban dos presidentes de Chile.

Semanas atrás, Sebastián Piñera invitó a la Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) a la exmandataria Michelle Bachelet, quien tras su victoria electoral en diciembre pasado volverá a ocupar La Moneda a partir del próximo 11 de marzo.

De esta manera, el mandatario chileno le devolvía la mano a Bachelet, quien hace cuatro años, cuando estaba a punto de finalizar su mandato, le pidió al entonces presidente electo que se integrara en la comitiva que le acompañó a la cumbre del Grupo de Río celebrada en febrero de 2010 en Playa del Carmen (México).

“He invitado a Sebastián Piñera a que me acompañe a la, tal vez, más importante de las giras internacionales, que es la Cumbre de Rio, donde podrá tener la posibilidad de interactuar y ser presentado al conjunto de los mandatarios de la región”, anunció entonces la presidenta chilena.

En aquella reunión, Piñera y Bachelet fueron testigos de cómo el Grupo de Río decidía transformarse en un nuevo organismo de integración regional denominado Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, cuya presidencia inicial recayó precisamente en Chile.

Y cuatro años después, ambos vuelven a coincidir en una cumbre regional muy especial, la que marca el primer contacto oficial de la Organización de Estados Americanos con Cuba desde que este país fue reintegrado al seno de la OEA en 2009, tras su suspensión en 1962.

Pero el tema que hoy convoca en La Habana al mandatario saliente y a la presidenta electa es la programada reunión bilateral con el gobernante peruano, Ollanta Humala, apenas 48 horas después del fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya emitiera el fallo por la demanda peruana sobre el litigio de la frontera marítima.

El mismo día del fallo, Piñera, Bachelet y Humala acordaron verse en la capital cubana para empezar a trabajar en la implementación de una sentencia que mantiene la línea del paralelo como demarcación marítima pero otorga a Perú el dominio de la zona económica exclusiva entre las 80 y las 200 millas.

Como es su costumbre, poco después de que despegue el FACH-1, Piñera se acerca a saludar a los periodistas que le acompañan en el avión presidencial. Sonríe, bromea. Se le ve relajado.

Las últimas jornadas han sido muy intensas. Reuniones, comparecencias y más reuniones. Antes, durante y después de la lectura de la sentencia que puso fin al proceso iniciado hace seis años con la demanda de Perú ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya.

Al llegar a la capital cubana, Piñera es recibido con honores de jefe de Estado por una guardia de honor. Al lado de la alfombra roja, Michelle Bachelet y un reducido equipo de sus colaboradores camina en silencio, acompañados por los funcionarios cubanos.

La presidenta electa se esfuerza en todo momento por mantener un perfil que se ajuste al protocolo, para no restarle protagonismo al presidente. Por eso rechazó ocupar durante el vuelo el camarote y el despacho reservado al jefe del Estado, que Piñera insistía en cederle.

Y aunque también se acerca a charlar con los periodistas de la comitiva, Bachelet se muestra cautelosa y no suelta prenda a pesar de la insistencia de los informadores. “Ya hablaremos después del 11 de marzo”, responde.

Al llegar al plenario de la Celac, la presidenta electa es saludada afectuosamente por varios mandatarios y el anfitrión de la cumbre, Raúl Castro, le da la oportunidad de hablar ante el plenario.

Ella agradece la hospitalidad del gobierno cubano y la gentileza del presidente chileno. La sensación de familiaridad, de haber vivido anteriormente esta experiencia se convierte en un “déjà vu” real para Bachelet …y tal vez dentro de cuatro años también lo sea para Piñera

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