El cáncer no sería lo que mató a Cortázar: escritor habría contraído el Sida
Así lo afirma la escritora y periodista Cristina Peri Rossi, quien agrega que la fuente del contagio sería una transfusión sanguínea que el autor de "Rayuela" recibió en 1981.
A 30 años de la muerte del autor de “Rayuela“, la escritora y periodista Cristina Peri Rossi afirmó que Julio Cortázar no habría muerto de cáncer, sino que de Sida, enfermedad que habría contraído a través de una transfusión.
“Julio Cortázar no murió de cáncer ni de leucemia como se especuló, sino que falleció de sida con la desgracia que le contagió la enfermedad a su querida esposa, Carol Dunlop. Ella murió primero, dos años antes de Julio, porque aunque era muchísimo más joven, le habían quitado un riñón”, aseguró Peri Rossi en recientes declaraciones.
La periodista y el gran escritor argentino se conocieron en 1973 y fueron amigos hasta su fallecimiento, compartiendo incluso una relación sentimental. “El sida no se había identificado cuando Julio lo contrajo, era una enfermedad sin nombre. Consistía en un retrovirus no identificado. Lo contrajo porque sufrió una hemorragia estomacal en agosto de 1981 cuando vivía en el sur de Francia. Lo hospitalizaron y le hicieron una transfusión de varios litros de sangre, que después se supo, en medio de un gran escándalo, que estaba contaminada”, sostiene.
“Me he convertido en un vampiro de verdad porque me han tenido que cambiar la sangre y la pobrecita Carol me tuvo que llevar al hospital más cercano”, decía Cortázar en un carta.
“Años después se supo que esa sangre, que venía de la Cruz Roja, estaba contaminada“, explica Peri Rossi. “Se produjo un gran escándalo que terminó con la destitución del ministro de Salud Pública. La sangre se compraba a emigrantes pobres. No se realizaban pruebas, análisis, porque la enfermedad, el SIDA, eran desconocidos“, indica.
“Se caracterizaba por un aumento desmesurado de los glóbulos blancos, manchas en la piel, diarreas, cansancio, infecciones oportunistas y culminaba con la muerte”, agrega.
El mismo Cortázar le habría dicho a la escritora en 1983: “No tengo cáncer, me lo dicen los médicos franceses”.