Espinoza (PS) tras exhumación de restos de su padre: “La gente que lo ejecutó aún está viva”
Por primera vez, el diputado socialista cuenta detalles de la investigación que busca determinar la muerte de su padre, ex parlamentario ejecutado en dictadura. Espinoza asegura que varios de los que participaron en el asesinato están vivos y deben cumplir condena.
Hace 3 años y medio, en el más absoluto hermetismo, el ministro en visita Leopoldo Vera reabrió la investigación para determinar los responsables de la muerte de Luis Espinoza -a sus 33 años-, ejecutado político y ex diputado asesinado semanas después del Golpe Militar de 1973. El actual parlamentario socialista Fidel Espinoza tenía tres años cuando su padre fue asesinado y hasta hoy acusa la impunidad de sus ejecutores.
El ministro Vera comenzó a trabajar en el caso tras una petición del hijo de una de las víctimas, Héctor Oliva, por la muerte de su padre, Abraham Oliva, dirigente campesino que murió en las mismas condiciones que el padre del diputado Espinoza, además de otras seis causas del mismo tenor.
Este lunes, la esposa del extinto parlamentario autorizó la exhumación de sus restos, como parte de las pericias para esclarecer la muerte de Luis Espinoza.
Días previos al Golpe, Espinoza había sido encarcelado -siendo parlamentario- tras ser condenado por desacato por acusar a una jueza de Puerto Varas de “haber sido permisiva en las muertes ocurridas en Frutillar durante ese tiempo, en medio de las acciones previas para tratar de desestabilizar el gobierno de Salvador Allende”, explica el diputado Espinoza en esta entrevista a El Dínamo.
De esta forma, el 11 de septiembre de 1973, Espinoza padre estaba preso. Sin embargo, al día siguiente apareció en el diario El Mercurio en una lista con las 12 personas más buscadas del país, entre los que figuraban Volodia Teitelboim y Clodomiro Almeida, entre varios otros.
“Nosotros como familia tenemos la dicha de poder llevarle una flor al cementerio, pero si mi padre no hubiese estado preso en ese minuto, lo hacen desaparecer como a tantos otros”, explica el diputado socialista, asegurando que debido a que ya estaba detenido “buscaron otros elementos para hacerlo desaparecer”.
De acuerdo al relato del diputado Espinoza, basado en los avances de la investigación, la Junta Militar habría ideado una fuga inexistente, aprovechando “su supuesto traslado” a la cárcel de Valdivia desde Puerto Montt. Sin embargo, Luis Espinoza y Abraham Oliva no salieron del recinto militar y al día siguiente, el ex parlamentario “aparecen en el bando militar como la persona que quiso asaltar el carro policial donde los llevaban”.
La reconstrucción que han logrado hacer hoy es que ambos -Espinoza y Oliva- fueron fusilados en distintos lugares y luego reunieron sus cuerpos para evidenciar un supuesto atentado en un traslado que no existió. “Mi padre tiene todos los balazos en el pecho”, dice. Sólo ocho meses después de su muerte pudieron ver el cuerpo.
En la exhumación estuvieron presentes sus hijos, esposa y hermanos de la víctima.
Los soldaditos de metal
¿Cómo fue el proceso de la exhumación después de tantos años?
“Para cualquier familia es muy doloroso, pero muy necesario para esclarecer la verdad. No podemos negar que nuestro corazón se ha apretado fuertemente en las últimas horas, porque no es lo mismo saber que lo mataron que encontrar balas en su urna, como lo vimos ayer. No es lo mismo llevarle una flor a su tumba que ver sus restos ahí, sobre todo en mi caso que mi carrera política se hizo sobre su legado, haber muerto defendiendo sus ideales, defendiendo a la gente por la que luchó tanto tiempo, asesinado por un grupo de viles personas que han tenido que cargar por mucho tiempo con lo que hicieron”.
Según el informe Rettig, su padre fue torturado y asesinado por agentes de la Dictadura. ¿Cómo se encontraba él previo a ese momento?
“Mi padre llegó a pesar 110 kilos seis meses antes del Golpe. Sus colegas que lo vieron horas previas a su muerte dicen que llegó a pesar 50 kilos, no tenías uñas de pie ni de manos y que fue torturado de una manera brutal. Desde ese punto de vista, lo que pasó ayer es un paso gigante, no solo por el caso de mi padre, sino por la justicia en el país para que nunca más pasen estas cosas en Chile”.
¿Hacia quiénes apunta como responsables la investigación?
“Esto fue absolutamente orquestado por la Junta Militar y lo digo con mucha responsabilidad. La orden vino desde arriba, tan así que uno de los principales responsables de la muerte de mi padre es el general de la FACh de entonces de Puerto Montt, el general Leigh Guzmán, hermano Gustavo Leigh quien estaba en la Junta. Eso me permite pensar que la orden venía de arriba pero la gente que la ejecutó todavía está viva y esperamos que la justicia llegue a ellos, así como a René Villarroel, apodado como ‘Juan Metralleta’ que participó en muchos atroces crímenes y violaciones a los DDHH”.
En estos 3 años y medio de investigación, ¿qué han logrado encontrar?
“Muchas cosas aún son parte del secreto de la investigación. Lo que sí tenemos claro es que ha quedado corroborado es que aquí hubo escenas de crímenes diferentes para ambas personas -Oliva y Espinoza- que fueron fusiladas de manera brutal. Han llegado a declarar hasta personas que condujeron los vehículos que los llevaron a los diferentes puntos. La investigación del ministro Vera ha sido muy minuciosa y profesional. Un ex teniente de Carabineros cuando fue indagado por esta causa se suicidó un par de horas después de haber sido interrogado por la PDI, hace un año y medio o dos atrás.
Nos han dicho ‘Después de 40 años, para qué’. Yo no soy de la frase ‘ni perdón ni olvido’, porque suena a resentimiento u odio, pero nadie nos puede privar por luchar por justicia. Eso es algo digno de cualquier hijo al que le matan a su padre. Lo de ayer fue muy duro, pero nos da más fuerza para que paguen con cárcel los que aún están vivos encabezados por Villarroel, que hoy está procesado y con orden de arraigo”.
¿A ustedes como familia los persiguieron después de todo eso?
“Muchísimo. Nosotros una infancia de mucho dolor. Los papás de mi papá fueron relegados al norte, a Tal-Tal. Los hermanos de mi papá, Bernardo, Saúl y Erminda fueron llevados presos. Sufrimos los rigores de la dictadura como nadie. El campo que nos dejó nuestro papá quiso ser arrebatado por la Dictadura y fue el abogado Sergio Elgueta, que después fue diputado DC, quien nos ayudó a defenderlo, con una lucha de 12 años. Vivimos con mucha pobreza. Mi mamá tenía que lechar las vacas, hacer quesos en la huerta e irlos a vender con mis hermanos mayores para tener para comer y estudiar. Fuimos perseguidos, allanados. Mientras los niños de mi edad jugaban con soldaditos de metal yo tenía los soldados en mi casa todos los días y esa imagen nunca se olvida. Un día nos allanaban la casa los carabineros, al otro los aviadores. Pese a todo, mi madre nos crió sin odio ni rencor”.
¿Por qué razón la investigación no prosperó tras el retorno a la democracia?
“Cuando nosotros como familia quisimos investigarlo tras recuperar la democracia, el caso fue calificado bajo la Ley de Amnistía que dejó Pinochet. Cuando uno presentaba una causa por Derechos Humanos, eran descartadas. Pero nadie se había dado cuenta que el propio Pinochet suscribió convenios internacionales antes de irse y uno de ellos tenía que ver con los delitos de lesa humanidad. Como dice el programa, cayó en su propia trampa. Ahí pudieron comenzar a investigarse muchos casos en Chile, lo que se logró por la imprescriptibilidad de esos delitos. Antes no se pudo, hoy se puede. Pueden pasar 100 años pero esto deja una lección para Chile: un delito de lesa humanidad lo puede perseguir de por vida”.
¿Qué esperan lograr con está investigación? ¿Llegar a alguien específico?
“Yo no voy a descansar hasta que René Villarroel, que torturó, que fue parte de vejámenes contra mujeres y acciones criminales, no esté tras las rejas. No tiene que ver con un ánimo de venganza sino uno de justicia. En estos años él se ha cobijado en el deporte para tratar de limpiar todo lo que hizo en el pasado. Fue presidente por muchos años de una asociación ligada al automovilismo. Es una persona que ha caminado por las calles de Puerto Montt como una libre paloma. No ha tenido el gesto y la valentía de pedir perdón. No podemos descansar, mi madre tampoco. Siempre dijo que no se iba a morir hasta saber la verdad”.
¿Hay alguien más vivo de los responsables?
“Hay varios vivos. Dentro de los que tenían responsabilidad de mando éste es uno, el que se suicidó, otro que murió de cáncer y dos o tres personas más que en estas causas pueden ser objeto de investigación”.
¿Villarroel ha sido llamado a declarar?
“Varias veces. Ha sido careado con personas que torturó y en cada careo ha llorado como un cobarde. Me lo han dicho las propias personas que estuvieron con él. Cobarde hasta el último día y gente como él merece pagar ante la Justicia lo que hizo”.
La última persona que lo vio con vida fue su hermana. ¿Qué recuerdos tienen de él?
“Mi hermana Patricia siempre acompañó a mi madre a dejarle la comida a la oficina de investigaciones donde lo tenían detenido. Recordamos las cartas que nos enviaba donde mostraba harto optimismo de seguir viviendo, aunque con frases para el bronce donde dice que sabe que su cabeza tiene un precio y que le ruega que nos cuide mucho. A veces él sentía que iba a salir y quedar libre, que los iban a expulsar del país… pero no”.
¿Qué recuerda de él?
“Yo era muy pequeño, tenía 3 años, pero hay una imagen que nunca se me va a olvidar: fui con mi mamá acompañándola y un guardia de turno me lleva a ver a mi papá por petición de él. Me quedo con la imagen de que estuve en sus brazos, me mostró el lugar en que estaba, de 2×2, una cama muy pequeña. Esa imagen nunca se me olvidó. Esa y el recuerdo de mi madre, cuando una madrugada fueron a avisar que lo habían matado, mi madre gritando a los asesinos y mi abuela, la madre de mi padre, pidiéndole que no lo hiciera porque la iban a matar a ella también. Esos 2 hechos puntuales no se me van a olvidar”.
La política de DDHH
¿Qué le parece la gestión del Presidente Sebastián Piñera en la conmemoración de estos 40 años del Golpe?
“El Presidente Piñera, y no es por un tema político, es efectivista, lo que no quiere decir que sea efectivo. La campaña presidencial la ganó por decir que iba a acabar con la delincuencia y hoy vemos que ése es su gran talón de Aquiles. En Derechos Humanos trató de hacer algo similar, diciendo que votó por el NO, que le interesaban los derechos humanos pero nada de eso guarda relación con lo que su gobierno hizo en esa área en estos cuatro años. En lo que hizo durante septiembre rescato una cosa: que no pueden haber presos que hayan cometidos estos delitos y no estén en cárceles comunes. Obviamente tiene un objetivo político, pero nos deja una misión a nosotros: que no podemos volver a tolerarlo. Si pasó antes era porque no había condiciones en el país de hacerlo como correspondía”.
¿Fue solo una pose ante las cámaras?
“Lo que hizo fue decir ‘me he portado tan mal en temas de derechos humanos que tengo que hacer algo, qué hago’. Determinó que había que tomar una medida efectivista y eso fue cerrar Punta Peuco, lo que me parece una buena medida, pero política”.
¿No le pareció sincera la decisión?
“No. Me pareció sincero desde el punto de vista del objetivo político que persiguió pero no me parece que le haya nacido del corazón”.
¿Qué espera del gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet en este ámbito?
“Que demos dignidad a los temas de DDHH. Las personas que fueron torturadas que postularon a la ley Valech quedaron fuera y necesitan una explicación de por qué pasó eso. Que se siga en la senda de apoyar a los exonerados pero que sus trámites quedaron aplastados y este gobierno los aplastó aún más. Tercero, que haya una descentralización del tema de derechos humanos, que en cada región haya un gran centro de derechos humanos, que se pueda trabajar como un tema país, de enseñanza, como lo hacen en Alemania”.
¿Lo complica el nombramiento de Carolina Echeverría como subsecretaria? Por los cuestionamientos que se le han hecho como hija de militar en dictadura.
“Los hijos no tienen por qué pagar por los pecados de los padres, como los padres no deben ser ajusticiados por los pecados de sus hijos, pero en este caso puntual creo yo que ella siendo una gran profesional se le ha puesto en una subsecretaría de una alta sensibilidad por estos temas. No cuestiono su profesionalismo, pero ella pudo ser un gran aporte al Gobierno desde otra cartera. Moralmente no está habilitada para asumir ese cargo. Va a sufrir siempre el estigma de ser familiar directa de alguien que fue parte de la Junta Militar”.