Los curiosos detalles del entrenamiento de “delfines de combate” en Crimea
El adiestramiento de estos cetáceos, retomado por Ucrania en 2012, abarca desde el rescate de ahogados hasta misiones suicidas. ¿Qué resultados obtienen? Míralo acá.
Los delfines y leones marinos entrenados por la Armada ucraniana en Crimea para misiones de combate han pasado al servicio de la flota de guerra rusa después de la incorporación de la rebelde península a Rusia.
El programa de entrenamiento de esas especies marinas, abandonado tras la desintegración de la Unión Soviética, fue reanudado por la Armada ucraniana en 2012 en uno de los dos acuarios de Sebastopol, hasta hace unos días puerto base de la flota de este país.
Este delfinario trabaja en nuevos métodos de enseñanza para ampliar las aptitudes de sus delfines y leones marinos a fin de poder emplearlos bajo el agua, en la localización de armamento submarino y objetos o personas sumergidos.
Aunque casi nada se sabe sobre el entrenamiento que recibían desde hace dos años los delfines en Sebastopol, sí se tiene conocimiento de algunas aptitudes de combate cuya aplicación se investigó en tiempos soviéticos.
Los científicos observaron hace mucho que los delfines tienen un reflejo natural para empujar hacia la superficie a otros congéneres que se están ahogando, algo que se explica porque respiran fuera del agua y han desarrollado fuertes instintos para vivir y cooperar en grupo.
Por esta razón, los delfines son tan apreciados en las labores de rescate de personas ahogadas, pero su instinto también puede ser aprovechado para localizar e incluso matar a buceadores enemigos: basta con fijar un arma punzante al morro del animal, según explicó un experto en estos cetáceos a la agencia rusa RIA Nóvosti.
Años después de que cerrara el programa soviético, se conocieron algunos detalles desagradables del entrenamiento al que fueron sometidos los animales marinos del acuario de Sebastopol.
Los instructores ataban una aguja envenenada o una jeringuilla cargada de veneno al morro de los animales y les enseñaban a acercarse a buceadores enemigos para tocarles con esos objetos, según expertos del Delfinario de Moscú.
Los delfines resultaron inútiles para este tipo de misiones, porque mientras los leones marinos y las focas no tenían ningún problema en realizar ese trabajo, ellos se negaban a repetir, tras comprobar el fatal desenlace de su “juego” con los buceadores.
En la práctica, la Flota del mar Negro se limitó a usarlos para la localización de buceadores no autorizados en aguas de sus bases navales en la península de Crimea.
A mediados del siglo pasado, también se entrenó a estos cetáceos para misiones suicidas, en las que, con potentes explosivos fijados a su cuerpo, debían localizar submarinos y navíos enemigos y hacerlos explotar.
Eso sí, según el Delfinario de Moscú, tampoco se logró convertir a los delfines en kamikazes, porque al parecer se percataban de alguna manera de que iban a morir y se negaban a cumplir las órdenes de los instructores.
Sin duda la mejor cualidad de los delfines es su aparato de localización por ondas de ultrasonido, que les permite interpretar, mediante el eco de las señales que emiten, los objetos de su entorno incluso si éstos se hallan a gran distancia y sin importar los obstáculos físicos.
La Armada rusa les enseñó a localizar torpedos perdidos durante las maniobras navales y, en una ocasión, un delfín encontró un pequeño submarino automático que se había perdido en la década de los 50.
A día de hoy, se sabe de la existencia de tan sólo dos centros de esta naturaleza, el de Sebastopol y otro en San Diego (California, Estados Unidos).
El delfinario militar crimeo fue creado en 1965 para investigar el empleo de estos animales en misiones de combate y funcionó hasta 1990, poco antes de la desaparición de la URSS.