ONU reconoce potencial riesgo de cáncer de tiroides entre niños por Fukushima
Con todo, el estudio del Comité Científico de la ONU sobre los Efectos de las Radiaciones Nucleares (UNSCEAR) destaca que no habrá cambios "discernibles" en las tasas de cáncer, en enfermedades hereditarias y en nacimientos con malformaciones.
Un nuevo estudio de la ONU, presentado este miércoles en Viena, afirma que es improbable que aumenten las tasas de cáncer en Japón tras el accidente nuclear de Fukushima en 2011, aunque reconoce la posibilidad de un incremento del riesgo de cáncer de tiroides entre los niños más expuestos a la radiación.
“Les diría, tanto como científico y como persona, que el riesgo es bajo, sigan con sus vidas, no tengan miedo”, declaró el director del informe, Wolfgang Weiss, al ser consultado por el mensaje que este documento quiere transmitir a los afectados por el desastre.
El estudio del Comité Científico de la ONU sobre los Efectos de las Radiaciones Nucleares (UNSCEAR) destaca que no habrá cambios “discernibles” en las tasas de cáncer, en enfermedades hereditarias y en nacimientos con malformaciones causados por el accidente nuclear de marzo de 2011, el más grave en el último cuarto de siglo.
En ese sentido, el presidente de UNSCEAR, el sueco Carl-Magnus Larsson, calcula ese aumento en un 0,1 por ciento entre la población que recibió las mayores dosis de radiación.
“En base a esta evaluación, sin embargo, el Comité no espera cambios significativos en las futuras estadísticas de cáncer que puedan atribuirse a la exposición de la radiación del accidente”, agrega el experto en el informe.
Según explicó Weiss hoy ante la prensa, eso no significa que no vaya a haber tumores relacionados con la radiación, pero sí que su número será tan bajo que no será posible diferenciarlo dentro de las variaciones normales en las estadísticas.
Dilema científico
Respecto a la posibilidad “teórica” de un aumento del cáncer de tiroides entre niños, el experto alemán insistió en que no se puede excluir el riesgo ni poner en cifras concretas cuántos menores podrían verse afectados.
“Este es nuestro dilema. No puedo decir más, hasta aquí llega la ciencia”, explicó Weiss en la presentación.
El informe señala que menos de mil niños han recibido dosis peligrosas de entre 100 y 150 miligray y que “podría esperarse un aumento del riesgo de cáncer de tiroides en ese grupo”.
En función de ese dato, Larsson señaló hoy -vía vídeo conferencia desde Australia- que “en teoría” puede darse un “aumento del cáncer de tiroides entre los niños más expuestos” a la radiación.
En todo caso, el informe recuerda que el cáncer de tiroides es inusual entre menores y que “su riesgo normalmente es muy bajo”.
UNSCEAR basa sus conclusiones en el análisis de las exposiciones estimadas a la radiación y según los actuales conocimientos científicos.
Asimismo destaca que la rápida evacuación de la población local tras la catástrofe, desencadenada por un terremoto y posterior maremoto (tsunami), logró minimizar el impacto.
“La gente está preocupada con razón por el impacto en su salud y la de sus hijos”, reconoce Larsson en el informe.
Durante la presentación, el experto sueco agregó hoy que nunca se puede excluir el riesgo, pero que el posible aumento de casos no será “discernible”.
Con respecto al efecto medioambiental, el estudio de UNSCEAR indica que el impacto a largo plazo es “insignificante” para el ecosistema marino de la zona litoral próxima a la central nuclear.
El pasado mes de noviembre los análisis médicos detectaron 26 casos de menores con cáncer de tiroides en la prefectura de Fukushima, mientras que otros 32 menores han presentado síntomas de esta enfermedad.
Sin embargo, los médicos japoneses apuntan que aún es pronto para saber si estos casos están relacionados con el accidente nuclear de 2011.
Tras el accidente nuclear de Chernóbil (Ucrania) en 1986, el peor de la historia, se confirmaron cerca de 6.000 casos de cáncer de tiroides en menores, que aparecieron unos cuatro o cinco años después de la catástrofe y que se atribuyeron en su mayoría al consumo de leche contaminada.
Al contrario que en la antigua Unión Soviética, las restricciones impuestas en 2011 al consumo de ciertos alimentos por parte de las autoridades japonesas habría contenido el impacto del cáncer de tiroides entre menores, han repetido numerosos expertos.