En Pichidangui: Bosque de niebla del Cerro Santa Inés busca transformarse en el nuevo Fray Jorge
En 2013, la minera Los Pelambres compró 716 hectáreas del lugar (53 son de bosque relicto) para convertirlo en un santuario natural y de paso fomentar el turismo sustentable junto a la comunidad que vive a los pies del cerro.
Ubicado en las inmediaciones del balneario de Pichidangui (Región de Coquimbo), el Cerro Santa Inés preserva en 53 hectáreas un bosque relicto similar al del parque nacional Fray Jorge, ubicado casi 200 km al norte.
Tras el ingreso por una angosta huella, se llega a un mirador natural que sorprende con una gran perspectiva del sector costero del balneario de la comuna de Los Vilos; hasta ahí domina la flora xerófila, altamente resistente a la sequía, típica de la zona, según señala El Mercurio.
Sin embargo, más arriba, pese a la densa neblina, se advierte un manchón verde, que se eleva varios metros por sobre la típica vegetación arbustiva. A continuación surgen enormes árboles que encierran el camino, el clima se torna húmedo y el frío se cuela por la ropa.
Es la cima del desconocido cerro Santa Inés, inadvertido pese a estar junto a la Ruta 5 Norte. En este punto la naturaleza preserva un bosque relicto: aquel que mantiene especies de muy antigua data, y que debido al cambio en el clima durante miles de años ya no existe en las áreas cercanas.
El naturalista, ornitólogo y experto en botánica Juan Carlos Johow, explica que “se mantiene gracias a la camanchaca. Hace que se condense el agua en las hojas de los árboles y gotee, dando precipitaciones más o menos comparables a las de la zona valdiviana (…) el viento sur, cuando se topa con el cerro, condensa la humedad y forma un manto de niebla como un sombrero, y eso permite que más de 200 días al año precipite”.
Es así que a unos 600 metros sobre el nivel del mar se desarrollan olivillos, el principal árbol del lugar; naranjillos, enredaderas como la pasiflora y algunos de los últimos ejemplares de lúcumo chileno, conocido en la zona como palo colorado. Esto también permite la presencia de fauna típica de la zona sur del país, como las torcazas, rayaditos, colilargas del sur, comesebos y peuquitos.
Espacio amenazado
Hoy este bello espacio se encuentra amenazado por el ganado vacuno, el ingreso de motociclistas y los incendios forestales. En 2013, la minera Los Pelambres compró 716 hectáreas del lugar (53 son de bosque relicto) para convertirlo en un santuario natural y de paso fomentar el turismo sustentable junto a la comunidad que vive a los pies del cerro.
Como primera medida, Santa Inés fue cercado, aunque se permite el libre acceso. Ahí los cuidadores de la empresa NT Ambiente explican el proyecto y fomentan el cuidado del sector.
Sin ir más lejos ya se presentó la Declaración de Impacto Ambiental y se estima que el proyecto podría aprobarse durante el primer semestre de este año, para ya en el siguiente habilitar el santuario.
“Lo que estamos buscando es que en el mediano plazo pueda ser visitado, como un espacio educacional, académico y ambiental. Hay varias figuras y una que evaluamos es incorporarlo a las áreas protegidas nacionales privadas”, indica Andrés Morán, gerente de Asuntos Externos y Sustentabilidad de Los Pelambres.
Además de preservar el cerro se apunta a fomentar el turismo. Por eso se trabaja con los vecinos de Pichidangui para que puedan ofrecer servicios a las visitas. La idea es habilitar senderos para aprovechar las vistas del lugar mediante trekking , en bicicleta o a caballo.
“Este sería un plus súper bueno. Haciéndole algo como Fray Jorge, con un camino bien hecho y señalizado, nos beneficiaría a todos”, sentencia la vecina Ximena Brantt.