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28 de Abril de 2014

Las huellas de la DINA y la CIA en el chalet de piedra, habla la viuda de “Volpone”: “Es terrorífico enterarme a mi edad de todo lo que allí pasó”

Carmen Kaiser habla sobre el nuevo antecedente que salió a la luz tras la declaración de Pedro Espinoza en el proceso en el que los jerarcas de la DINA y Colonia Dignidad fueron condenados a cuatro años de presidio por asociación ilícita. De esta forma se reafirma que oficiales de la CIA entrenaron al organismo represor tras el golpe.

Por Carolina Rojas
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Carmen Kaiser (83) dice no que puede creer que después de tantos años siga enterándose de detalles escalofriantes de uno de los lugares que más quiso su familia.

Ella, junto a su esposo Darío Sainte Marie, mítico director del diario Clarín -uno de los periódicos que más se vendió en Chile- recibieron en su hogar, conocida como la ‘Casa de Piedra’, a personajes que van desde el presidente Carlos Ibáñez del Campo hasta el poeta Pablo Neruda. Había días de piscinas, asados e importantes reuniones políticas. Todo terminó abruptamente con el golpe de estado cuando la propiedad fue usurpada.

En el 2007, y tras una investigación del juez Víctor Montiglio, se conoció que la casona había sido un enclave de la DINA. Al lugar llegaba Augusto Pinochet y en él se realizaban fiestas organizadas por los integrantes del organismo represor y reuniones secretas en el marco de la Operación Cóndor.

El viernes, El Mostrador dio a conocer parte de la declaración del segundo hombre de la extinta Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), Pedro Espinoza, quien confirmó que tras el golpe de Estado, la Central de Inteligencia estadounidense (CIA) entrenó a agentes chilenos en la Escuela de Inteligencia que la DINA montó en Casa de Piedra.

Como consigna el medio, en el marco de la condena a los máximos jerarcas de Colonia Dignidad y la DINA, en sus declaraciones ante el juez Jorge Zepeda, Espinoza (también condenado por el homicidio del ex canciller Orlando Letelier) declaró que en mayo de 1974, y como jefe de seguridad de la Junta Militar, Pinochet lo habría llamado para darle una orden. ” (…)dirigirse donde el coronel Manuel Contreras y este le comunica que necesitaba su ayuda para organizar una escuela de inteligencia, también le señala que disponían de una casa en el sector del Cajón del Maipo, más arriba de San José”, se trataba de la Casa de piedra. Entre algunas contradicciones, Espinoza deja escapar que “en los meses de julio o agosto de 1974, hubo personal de la CIA que hizo cursos de instrucción en la Escuela de Inteligencia de San José de Maipo”. Pese a esto y otros antecedentes que la relacionan con catorce cuerpos encontrados en el Río Maipo (1976), la Casa de Piedra no está incluida en ninguno de los listados de centros de detención ni en el Informe Valech.

El caserón fue construido en la década de los 30, Sainte Marie la compró en 1955. La Casona ubicada camino a Lagunillas, albergaba otras dos casas pequeñas. En 1991 el Ministerio de Bienes Nacionales restituyó la propiedad a la familia. Hoy está convertida en una especie de hostería-refugio donde se realizan matrimonios, paseos para empresas y almuerzos, el lugar lo administran tres hijos del matrimonio: Jean Paul, Paola y Dorotea Sainte Marie. Hoy desde su casa En Villa Alemana, Carmen Kayser cuenta cómo fue recibir esta noticia.

¿Qué opinión tiene sobre el hecho de que la DINA arrasara con un lugar tan simbólico como La Casa de piedra?
Así fue nuestra historia, se robaron todo, arrasaron con todo, todo hasta los cajones de los closets. Con el tiempo, los vecinos nos dijeron que a nuestra casa habían llegado Carabineros, soldados y hasta la Dina. Ellos eran quienes nos contaban esas cosas, nosotros no los vimos, por suerte. (Antes del golpe) la casona de piedra era un lugar donde llegaba mucha gente, se hacían comidas y almuerzos para mucha gente importante de la época. Dentro del mismo terreno habían tres casas más, en una de ellas vivía mi mamá y ahí se quedaban los niños cuando las visitas llegaban a la casa grande. Llegaban todos los presidentes, desde Carlos Ibáñez hasta Allende o Neruda y embajadores de Europa. Luego no tuvimos idea de nada más, sólo sé que para el golpe se metieron y allanaron todo.

¿Le usurparon otras propiedades?

Sí. Nuestro departamento y la oficina del diario ubicados en calle Dieciocho, supe que pasó a poder de Carabineros después del golpe. De eso no supimos más, ahí le perdimos la pista a una imprenta que habíamos traído de Alemania, como constan varias fotos que tengo en mi poder y aparecen los niños jugando alrededor.

¿Qué le pasa cuando se va enterando de que un lugar tan querido por su familia fue usado para situaciones tan siniestras?
¡Chuta!, no tenía idea de lo de la CIA. Encuentro terrorífico que a mi edad tenga que seguir enterándome de lo que allí pasó, de estas cosas, pero luego pienso que todo lo que perdimos fue material, mi marido ya estaba en España, por suerte, luego me vine a Chile y le hice frente a lo que viniera. También nos robaron un departamento inmenso, digo si estos gallos eran muy ladrones.

¿En qué está convertida hoy la propiedad de San José de Maipo?

En este momento la ocupan mis hijos Tea, Jean Paul y Paola. Se las traspasé y eso se usa como hostal donde también hay piscina y se hacen paseos y almuerzos. Ellos viven y trabajan allí.

¿Cuál es su mejor recuerdo de la Casa de Piedra de San José de Maipo?

La gente de la época que pasó por ahí, de Chile y de afuera, embajadores de Europa a quiénes atendíamos con típicos platos chilenos. Gente del New York Times, la gente que conoció a mi esposo… Darío se manejaba muy bien en los círculos sociales, el conocía a mucha gente, incluido a los presidentes. Venía gente de todos lados, por su trabajo, por el diario.

Y luego vino la tragedia…

Claro. Nosotros pasamos por mucho, hasta por un incendio en la casa de Reñaca donde también perdimos cosas y recuerdos, pero lo que uno no puede olvidar, es que hay personas que lo pasaron peor que uno, pero claro siempre hay cosas, malos recuerdos que quedan. Arrasaron con recuerdos invaluables, cosas personales, recuerdos de mi madre que traía de Alemania, la biblioteca y los libros que tanto quería Darío. Eso no se recupera, (los militares) hasta nos quemaron los libros, los vecinos nos contaban que se hicieron hogueras, pasaron cosas muy terribles después que salimos de ahí, pero al menos mi gente quedó con vida.

¿Y usted también se enteró de las torturas de la Dina en el Chalet de piedra?
Lo dijeron, se decía, pero hay muy poca gente que fue testigo de eso, personas de edad que han ido muriendo y nos contaron esas cosas. En la casa se han hecho “limpiezas” para sacar lo malo que allí pasó. De las cosas que nos quitaron, quisiera recuperar retratos, libros, recuerdos, pero eso ya se perdió, lo peor de todo era que los libros ni los leían, los quemaban. Eso es porque se arrasa, se incendia por gusto y eso es doloroso… Que hubiera llegado la CIA hasta allí, de eso no tenía idea, en eso tiempo tengo que haber estado viviendo en la casa de Reñaca. Es terrible que pasen esas cosas.

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