Oceana pide al Gobierno prohibir nuevas termoeléctricas en zonas de sacrificio
“Si queremos terminar con las zonas de sacrificio, lo mínimo es que no se permita la operación de nuevas fuentes contaminantes, además de revisar la situación de las fuentes existentes para reducir sus emisiones”, dijo el director de la organización, Alex Muñoz.
Tras la entrega este jueves de la Agenda de Energía, la organización internacional de conservación marina Oceana sacó la voz para lamentar la ausencia de medidas para impedir la instalación de termoeléctricas en las llamadas zonas de sacrificio, aquellas que concentran la mayor cantidad de industrias contaminantes en Chile.
“Los costos de las termoeléctricas a carbón y la minería han sido pagados por unos pocos pueblos que, por no tener medios económicos ni redes políticas, no han tenido ninguna posibilidad de defenderse. Se requiere una reforma legal para que no puedan entrar en funcionamiento nuevas industrias contaminantes que agraven la dramática situación de estas comunidades”, enfatizó el director ejecutivo de la ONG, Alex Muñoz.
Según la agenda presentada por el Gobierno, las termoeléctricas como Punta Alcalde en Huasco, Energía Minera en Ventanas y la segunda etapa de Santa María en Coronel se pueden construir en la medida que cumplan con las normas de emisiones existentes.
A juicio de la organización, el ejecutivo debe reformar la ley 19.300 sobre Bases Generales del Medioambiente para que no se permita la entrada en operación de nuevas fuentes contaminantes en las zonas declaradas como saturadas y latentes.
En este contexto, Muñoz agregó que “si queremos terminar con las zonas de sacrificio, lo mínimo es que no se permita la operación de nuevas fuentes contaminantes, además de revisar la situación de las fuentes existentes para reducir sus emisiones”.
Huasco, Ventanas, Tocopilla, Mejillones, Coronel, son los lugares que, a juicio de la organización, son “zonas de sacrificio”, dada la grave contaminación ambiental a la que han estado expuestos sus habitantes y su medio ambiente. Todas ellas comparten el hecho de ser zonas altamente industrializadas, saturadas de plantas termoeléctricas a carbón, fundiciones y otras industrias contaminantes. Sus habitantes, además, generalmente viven en situación de pobreza y carecen de redes políticas para defenderse de la instalación de nuevas empresas.