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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

Puerta giratoria: el doble estándar de Renovación Nacional

Si se tratase de un adversario político o de cualquier mortal, en RN estarían pidiendo a gritos la renuncia del diputado Martínez, clamando su remoción y condenándolo públicamente al ostracismo político.

Por José Ignacio Núñez
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Algunos de sus militantes, autoridades y parlamentarios son los paladines de la “seguridad pública”. Alzan la voz en contra de cada resolución judicial, noticia, declaración o comentario que respete el derecho a la presunción de inocencia. Ese derecho fundamental asegurado por el derecho internacional que impone el deber de tratar como inocente a toda persona hasta que su culpabilidad en un delito no sea determinada judicialmente.

Apoyaban el slogan del “fin a la fiesta de los delincuentes”. No trepidan en difuminar la diferencia entre impunidad y un sistema penal que por regla general mantiene en libertad al imputado mientras se desarrolla el proceso en su contra, pues es evidente que sólo después del juicio de un tribunal – no de la prensa ni de los profesionales de la política del terror – podemos saber si una persona es culpable o inocente.

Si fuera por la voluntad de los más radicales de su grupo, cualquier persona indicada por otro como presunto autor de un delito debiera ser automáticamente privado de libertad, hasta que él mismo acredite su inocencia.

Todo lo anterior, salvo que el imputado sea miembro de sus propias filas. Me refiero al caso del  Diputado Rosauro Martínez – de Renovación Nacional – recientemente desaforado por la investigación en su contra por los homicidios calificados de los militantes del MIR Próspero del Carmen Guzmán Soto, Patricio Alejandro Calfuquir Hernández y José Eduardo Monsalve Sandoval, ocurridos el 20 de septiembre de 1981 en el sector de Remeco Alto, comuna de Panguipulli.

Si se tratase de un adversario político o de cualquier mortal – o si fuese un caso de corrupción – estarían pidiendo a gritos su renuncia, clamando su remoción y condenándolo públicamente al ostracismo político.

Pero en lugar de eso, Renovación Nacional, se despacha dos grandes hitos de incoherencia. Primero, en un Consejo General es recibido entre aplausos, como si fuese un héroe. Y segundo, el recién elegido presidente del partido declara – según informa la prensa – “tengo el más absoluto convencimiento de mi amigo Rosauro Martínez, es un militante antiguo y ha dado muestras de dedicación en el Parlamento y de servicio al país, siendo objeto de un verdadera persecución política”. Es decir para ellos es, como si estuviésemos en tiempos de la guerra fría, una conspiración izquierdista protagonizada ahora por el Poder Judicial.

En fin, no espero que los militantes y representantes de Renovación Nacional dejen de apoyar al Diputado Rosauro Martínez pues, mal que mal, es también titular del derecho a la presunción de inocencia y merece – como todos – el beneficio de la duda en esta investigación en su contra. Reclamo por la defensa elitista, oportunista y corporativista de este Derecho Fundamental, que para Renovación Nacional pareciera ser aplicable sólo a algunos y no a todos. 

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