La decisión del Central
En fin, el Banco Central bajó las tasas de interés, todos contentos por el alza del dólar, aunque no exportemos nada de valor agregado y después marchemos por el deterioro ecológico frente a la explotación de materias primas y la necesidades energéticas para sostener la estructura de crecimiento y empleo.
Con distemper dejóme el Banco Central tras la decisión de inyectar más inflación de la que tenemos, justificando la decisión en un comunicado escrito con letra de médico.
Si fuera mal pensado, diría que fue pro-especulación, por el avance del Dólar y otros instrumentos que se beneficiaron del alza y si fuera muy mal pensado diría que las decisiones las toman con total impunidad, que ya quisiera Peñailillo y/o un Ministro de Educación, interpelados a la primera sospecha por los 120, pero de la que se salvan los técnicos ministros de Hacienda, Economía y Presidentes del Central (feat: Massad, De Gregorio y se suma al club, Vergara).
Más simple, si cada mes de acá a fin de año el IPC marca como máximo 1,6%, la decisión fue errada e insisto, injustificada y pagada en cómodas cuotas mensuales a través de dividendos hipotecarios en “uefes” y en cada litro de bencina, que a posterior se traspasan a la locomoción colectiva, en regiones, donde el ojo vigilante al non-pater del Transantiago no llega, es decir, pagada por nosotros.
Si fuera requete mal pensado diría que se está creando inflación para poder tener mayor “PIB” y así crecer un poco más, aunque sea artificialmente. Agregaría que la contraria relación entre remuneraciones y empleo, es producto de la alta inflación, es decir, hay empleo producto de la inflación según argumentaría Phillips y si llega a tener razón, estamos frente a una inyección de “morfina” que en el largo plazo más problemas nos traerá.
En fin, el Banco Central bajó las tasas de interés, todos contentos por el alza del dólar, aunque no exportemos nada de valor agregado y después marchemos por el deterioro ecológico frente a la explotación de materias primas y la necesidades energéticas para sostener la estructura de crecimiento y empleo.
En fin, todos contentos con la baja de tasas, pero, ¿qué pasará si la inflación se dispara?, ¿la subirán?, es decir, bajar las tasas es como invitar a una fiesta, subirlas es darla por darla terminada, entonces, y bajo el “qué pasa sí”, me parece que no fue buena para nada buena idea.
En solitario sostengo el error del Central, autoexilio de las masas, medios, etc que celebran con un “así como adelantamos”. Pero, perdone usted, es que creo que la verdad no es democrática, es la verdad.
Mi cuasi calvicie la comenzó Carlos Massad, cuando subió las tasas sin parangón y generó una recesión técnica. También cuando subió el encaje y nos dejó a todos los banqueros de aquella época pre milénica de brazos cruzados. Segunda caída masiva la generó De Gregorio con la intervención del dólar y el martes, dedicaré parte de mi calvicie y canas a Vergara que me dejó mirando el horizonte de ese mar que tranquilo nos baña.
En fin, el Central subió las tasas y al igual que mi calvicie y canas que a nadie le importan y que para ser justos no son todas por ellos, algunas es porque a veces soy requete mal pensado.