Qué prefiere Bachelet: “La cocina” o “la calle”
¿Nos sirve a los estudiantes el Plan de Participación Ciudadana del Gobierno?
Jorge Rauld y Daniel Velásquez es Rauld es presidente de la Federación PUCV y Velásquez Consejero Académico Federación U Austral
La discusión en torno a la Reforma Educacional se ha encontrado particularmente ajetreada durante las últimas semanas. Envuelta desde un principio por una gran cantidad de intereses políticos, económicos, sociales y culturales, la llamada “reforma estrella” de la Nueva Mayoría ha estado siempre en el foco del conflicto, acompañada de profundos cuestionamientos desde todos los sectores y conducida a tropezones por el muchas veces errático ministro Nicolás Eyzaguirre. Muestra de ello es la baja credibilidad a la que ha llegado la Reforma Educacional, en la que sólo un 34% cree que se podrá lograr la gratuidad y el fin al lucro según la última encuesta Adimark.
Todo esto ha gatillado la irrupción de quien había estado ausente del debate hasta ahora: la Presidenta Michelle Bachelet, quien ha aparecido en escena para ordenar la casa y tomarse la cocina. Con la disposición de arriesgar parte de su capital político y con objeto de poder sacar adelante su reforma, ha salido a defender la integridad de su prometida “Reforma educacional”. Con ello, es ella misma la que termina cerrando las puertas a quienes podrían trancarle la pelota y hacer retroceder los avances de la reforma, como la derecha, pero también a quienes, por otro lado, queremos profundizar sus cambios erradicando efectivamente al mercado, como el movimiento estudiantil.
El último acontecimiento que mejor da cuenta de esto fue el Cónclave del oficialismo en Cerro Castillo el pasado Martes 5 de agosto. En él se abordó la reforma educacional y se evidenció la intrascendencia de las llamadas “dos almas” de la Nueva Mayoría, donde el progresismo y el conservadurismo que se encontraban en constante pugna quedaron relegados a un papel secundario, desplazados por la jefa de Estado que supo dejar bien en claro quien es la que manda en el gobierno. De paso descartó cualquier iniciativa que busque rediseñar la reforma.
Dichos acontecimientos no dejan de llamar la atención y abren paso a una seguidilla de preguntas. Si la Presidenta no está dispuesta a modificar la Reforma aún cuando esto le signifique una baja a su aprobación en el cargo ¿Cuál es la importancia del Plan de Participación Ciudadana? ¿Es este el espacio donde los distintos actores de la educación podrán incidir efectivamente?.
Si a esto le sumamos las críticas de la CONFECh a la “sesión 0” de los diálogos ciudadanos, en la cual la sobrerrepresentación de algunos sectores y el desorden del cual los moderadores no pudieron hacerse cargo, ya podemos proyectar una respuesta a dichas preguntas.
No sólo de las desconfianzas que genera el acuerdo de la Reforma tributaria se basa la crítica al espacio social planteado por el Gobierno, sino que ahora de hechos concretos como los ya mencionados. El CONFECh ha mantenido firme su postura de ser un actor dialogante, pero los últimos acontecimientos ponen en contraparte al Gobierno con claras intenciones de utilizar al movimiento social como fuerza auxiliar para validar su reforma, haciendo del diálogo y de este Plan de Participación un espacio inútil para poder incidir en la Reforma educacional.
Y es que tanto la ausencia, hasta hoy, de la cocinera en este conflicto –la Presidenta- de estos espacios, además del hecho de que el único avance logrado hasta la fecha haya sido la derogación de artículos prohibitivos de participación del DFL2, fueron alcanzados por fuera del ya mencionado Plan. Esto no hace más que reafirmar la insignificancia del mismo y obligan con fuerza al movimiento estudiantil a replantearse su participación en dicha instancia.
Resulta necesario que como movimiento estudiantil hagamos un viraje en torno a la discusión, porque queda claro que la mesa de participación ciudadana no es un lugar de decisión, porque quien verdaderamente conduce la reforma (ya no es Nicolás Eyzaguirre sino la Presidenta Michelle Bachelet) no se encuentra presente en el ya mencionado espacio. Somos nosotros quienes debemos abrir un flanco directo, sin intermediario.
Queda mucho por resolver, sin embargo las posibilidades de avance programático para el movimiento estudiantil existirán en la medida que sea capaz de tener una posición política consistente y calibrar bien la brújula para hacerla avanzar. Pero además el éxito y avance de cualquier apuesta que se plantee está estrechamente ligada a su capacidad para propiciar el cambio en el campo de enfrentamiento donde se desarrolla la disputa educacional. Si realmente se quiere escuchar a “la calle” para llevar los cambios que la educación necesita, que se propongan espacios de diálogo real y que estén orientadas en la dirección correcta, de no ser así queda claro que se resolverá en “la cocina” bajo el mismo error del año 2007.
Debemos insertarnos con suma inteligencia, sin retroceder de lo que ya se ha propuesto, la Reforma Educacional de la campaña es un avance, pero es insuficiente para la consolidación de la educación como un Derecho Social para tod@s, por lo cuál se debe profundizar. Tenemos que evitar que nuevamente sean unos pocos quienes resuelvan el conflicto, dirigirnos donde se está cocinando la reforma, y sacarlos de “la cocina” de patitas a “la calle”. Que sean la ciudadanía en su conjunto la que resuelva.
Por Jorge Rauld, Presidente FEPUCV y Daniel Velásquez, Consejero Académico FEUACh.
Militantes de Izquierda Autónoma.