Papa Francisco defendió el valor de los ancianos para la sociedad en la "Fiesta de los Abuelos"
El pontífice advirtió que existe esta "cultura del descarte" hacia los ancianos, que es fruto "de un sistema económico, en cuyo centro no está la persona humana, sino el dinero".
El Papa Francisco reiteró el valor e importancia de los abuelos y ancianos para la sociedad, algo que ha defendido desde que comenzó su pontificado.
El Vaticano celebró este domingo la llamada “Fiesta de los Abuelos” con una ceremonia en la Plaza de San Pedro que comenzó a las 08:30 hora local, con el testimonio de varias familias y un discurso del Papa, y que prosiguió con una misa.
Durante la homilía, el pontífice insistió en la importancia de los ancianos también para el futuro de la sociedad, al recordar el pasaje bíblico del encuentro de la Virgen María y su anciana prima Isabel, que también esperaba un hijo.
“El futuro de un pueblo supone necesariamente este encuentro: los jóvenes dan la fuerza para hacer avanzar al pueblo, y los ancianos robustecen esta fuerza con la memoria y la sabiduría”, aseveró.
Francisco explicó, además, “que hay generaciones de jóvenes que, por complejas razones históricas y culturales, viven más intensamente la necesidad de independizarse de sus padres, casi de liberarse del legado de la generación anterior”.
Y advirtió de que “si no se recupera el encuentro, si no se logra un nuevo equilibrio fecundo entre las generaciones, se llega a un grave empobrecimiento del pueblo, y la libertad que prevalece en la sociedad es una falsa libertad, que casi siempre se convierte en autoritarismo”.
Ante los cerca de 40.000 abuelos que llenaron la plaza, el pontífice argentino denunció, durante su discurso antes de la misa, la situación que viven muchos ancianos, víctimas de lo que él considera “cultura del descarte”.
“¡Cuántas veces se descarta a los ancianos con actitudes de abandono que son una verdadera eutanasia escondida!”, exclamó el pontífice, quien añadió que esta “cultura del descarte” es fruto “de un sistema económico, en cuyo centro no está la persona humana, sino el dinero”.
Francisco también pidió que las residencias para los ancianos “sean verdaderos hogares y no prisiones” y que “sean para los ancianos y no para los intereses de otras personas. No debe haber institutos donde los ancianos vivan olvidados, escondidos y descuidados”.
Y prosiguió: “Las residencias deben ser pulmones de humanidad en un país, en un barrio o en una parroquia. Deben ser santuarios de humanidad donde quien es viejo y débil es cuidado como un hermano mayor”, agregó.
Para Francisco “un pueblo que no protege a sus abuelos y no les trata bien es un pueblo que no tiene futuro. No tiene futuro porque pierde la memoria y se separa de sus raíces. Una de las cosas más bonitas en una familia es poder acariciar a un niño y dejarse acariciar por el abuelo o la abuela”.
Durante la ceremonia, que fue amenizada por cantantes como el tenor Andrea Bocelli, Massimo Ranieri y Claudio Baglioni, tomaron la palabras varias familias que relataron su testimonio.
Entre éstas, una pareja de ancianos cristianos procedentes de Erbil, en el Kurdistán iraquí, ambos de 70 años y padres de 10 hijos, que tuvieron que escapar de la zona en agosto tras el asedio de los yihadistas del Estado Islámico (EI).
A ellos se refirió también el pontífice cuando aseguró que “la violencia contra los ancianos, como contra los niños, es algo inhumano”.
A los abuelos, recordó, “se les ha confiado una gran tarea: transmitir la experiencia de la vida, la historia de una familia, de una comunidad, de un pueblo; compartir con sencillez una sabiduría, y la misma fe. Qué suerte estas familias que tienen a los abuelos cerca. Los abuelos son padres dos veces”.
Francisco comenzó su discurso agradeciendo la presencia hoy en la Plaza de San Pedro del papa emérito Benedicto XVI: “He dicho siempre que me gustaba mucho que él habitase aquí, en el Vaticano, porque era como tener al abuelo sabio en casa”, manifestó.