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8 de Octubre de 2014

Parejas homosexuales sacan al AVP al pizarrón: ¿cuánto impactará en sus vidas?

Este martes, el Senado aprobó después de 4 años el primer trámite de la ley que creará el Acuerdo de Vida en Pareja. Acá, un grupo de activistas analiza la normativa y cómo ésta impactará en sus vidas.

Por Daniel Martí­nez G.
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El 18 de agosto pasado, Jaime Parada (36) -concejal de Providencia- decidió pedirle matrimonio a su novio, Víctor Fuentes (30), con quien llevaba una relación de un año. Lo hizo en el parque High Line de Nueva York, con ayuda de un amigo que grabó y fotografió todo el momento.

La decisión de hacerlo en ese lugar no fue trivial: la gran manzana es el lugar que escogieron para contraer matrimonio en octubre del próximo año, precisamente, porque para extranjeros es un trámite relativamente sencillo de realizar ante el Registro Civil de ese país. Víctor trabaja en American Airlines, por lo que aseguran es “una suerte el poder viajar”.

Parada y Fuentes decidieron que el matrimonio fuese en un año más por dos razones: los “ahorros” para la fiesta que planean realizar en el Cajón del Maipo y porque -esperan- en un año más en Chile esté oficializado el Acuerdo de Vida en Pareja (AVP) para poder establecer legalmente alguna convivencia en nuestro país.

Sin embargo, el vínculo legal que firmen en NYC no tendrá validez alguna en Chile, solo será de carácter simbólico.

La tarde de este martes, el Senado aprobó recién el primer trámite constitucional –después de cuatro años de discusión– del proyecto que crea el AVP, un nuevo estado civil que regulará ciertos aspectos legales para heterosexuales y homosexuales que viven en pareja y no quieren -o no pueden- optar a un vínculo superior.

Pero de matrimonio igualitario ni hablar. Solo una regulación material demoró años en el Congreso y aún ni siquiera ha visto la luz. El camino que queda aún para que se transforme en ley es largo: deberá pasar a la Cámara de Diputados y a sus respectivas comisiones, según se disponga, y luego volver una vez más al Senado.

“El AVP es un proyecto de Sebastián Piñera. Es un poco absurdo que se haya puesto toda la carne a la parrilla a ese proyecto, atascándolo por meses en el Senado, si el programa de gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet compromete el matrimonio Igualitario”, dice Parada. Y agrega: “Debió trabajarse en el matrimonio todo este tiempo… ahora van a pasar meses para que se presente un proyecto de ese tipo”.

“Avepeados”

¿Qué significará en lo concreto la existencia de un AVP? Por un lado, parejas homosexuales podrán aparecer juntos en distintas tramitaciones y no deberán recurrir a otras fórmulas para optar a beneficios que hasta hoy estaban destinados solo a quienes contraen matrimonio, por ejemplo, los créditos hipotecarios. Asimismo, los “convivientes civiles” podrán ser carga del otro en Fonasa o una isapre, y tener los beneficios de pensiones y herencias que correspondan.

“El cambio más importante es que la gente de Plaza Italia para abajo podrá tener protección para sus hijos y para su pareja, sin tener que inventar con abogados fórmulas para ganar una u otra cosa. Hoy uno se siente súper indefenso en muchos aspectos”, explica César Peralta, activista y uno de los casos más emblemáticos del último tiempo.

El 29 de septiembre de 2011, el Registro Civil le impidió casarse con Hans Arias, su pareja de ese entonces, lo que derivó en la presentación de varios recursos legales que no tuvieron éxito.

Sin embargo, el triunfo más grande que vivió la pareja fue dos años antes, en 2009. Peralta ganó la custodia de sus dos hijos, que en ese tiempo tenían 13 y 19 años. Es decir, fue el primer hombre homosexual que, haciendo pública su orientación sexual, logró quedarse con la custodia. Hoy su relación con Arias terminó, pero ambos marcaron un precedente que dio pie para que las organizaciones por los derechos de las minorías sexuales impulsaran mayores cambios normativos.

La situación hoy sería distinta para Peralta. Por ejemplo, con la aprobación del AVP -eventualmente-, todas las parejas homosexuales y heterosexuales podrán optar a la tuición de los hijos del otro con los mismos derechos que los abuelos u otro pariente al momento de un juicio, aunque eso quedará bajo el criterio de los Tribunales de Familia, caso a caso.

“Estas nuevas familias se verán protegidas y amparadas por el Estado, reconociendo sus vínculos. Ya no solo serás soltera o casada, serás considerada ‘avepeada’”, explica Erika Montecinos, directora ejecutiva de Rompiendo el Silencio. “Éramos considerados ciudadanos de segunda categoría y no podíamos optar a los mismos derechos que las parejas heterosexuales casadas”.

Pese a la nueva regulación -cuando entre en vigencia-, no todos están felices.

Regulación a medias

Claudia Amigo (40) y Claudia Calderón (28) tienen una relación hace más de siete años y comparten una hija de diez: Gabriela. Es biológica de una de ellas, pero “ha sido criada por sus dos mamás” y sin ninguna regulación legal que las proteja. Una trabaja, la otra estudia y comparten su crianza.

Hoy, ambas están de acuerdo en que no tomarán el AVP, porque “no regula realmente a los hijos en este vínculo: no permite darles el apellido o asegurarlos realmente bajo el nuevo concepto de ‘pareja civil’”, explica Amigo.

Por semanas juntaron firmas y visitaron el Congreso incansables veces buscando incidir en la comisión de Constitución del Senado, donde se debatía el proyecto. Pero no tuvieron suerte. O más bien, no hubo feedback desde el mundo parlamentario. Rechazaron 5 a 0 la indicación que regulaba a los hijos bajo esa fórmula. El argumento que mayoritariamente recibieron es que ese aspecto se vería en el matrimonio igualitario “más adelante”.

“El AVP hoy le sirve a parejas que no tienen hijos o quieren proteger sus bienes, pero no mucho más que eso. No hay un equilibrio de derechos y deberes con heterosexuales”, dice.

La misma visión tiene Jaime Parada. Cuando le pidió matrimonio a Víctor, le pregunto: ¿quieres hacer de esto una causa política y social? Su respuesta fue afirmativa y por eso publicaron en diversas redes sociales la propuesta; la reacción de la gente fue positiva, por lo que ambos concluyen que, en general, la gente hoy está preparada para un matrimonio igualitario y no está por seguir aplazando esta discusión.

Luego de que se casen en Estados Unidos, el matrimonio Parada-Fuentes tendrá que conformarse con un AVP en Chile. “Hay trámites y ciertas cosas que nos va a facilitar, pero esto no es un matrimonio y hay que tenerlo bien en claro”, dice el concejal.

La promesa de Bachelet

Sebastián Gray (55), presidente del Colegio de Arquitectos, vive hace 19 años con su pareja, Andrés (36), diseñador gráfico al que conoció en una reunión social. “Hoy es un hogar lo que hemos construido, el que conoce mi familia, amigos, vecinos, todos”, dice Gray, quien asegura que optaría a un AVP, porque es “un paso obvio” para garantizar el bienestar pensando en el futuro, “una preocupación muy real”.

“Hay que entender que esto es una realidad que existe hace cientos de años y vivimos en una sociedad hipócrita. La visión de sociedad que tenemos todos no es real, porque la historia oficial que nos cuentan está adscrita por medios tradicionales que nos muestran una realidad que no corresponde con lo que uno ve todos los días”, explica. Aún así, también mira con recelo que esto pueda alejarlos de la discusión del matrimonio igualitario.

Esa será la lucha que las organizaciones de minorías sexuales continuarán, sobre todo porque fue un compromiso de campaña de la Presidenta Bachelet.

En ese entonces dijo: “Soy partidaria del matrimonio igualitario y sobre todo que pueda una sociedad generarse un debate en plural que entregue a Chile una legislación que sea capaz de reconocer y proteger y asegurar los derechos de quienes viven en pareja, sin importar su orientación sexual”.

Erika Montecinos dice que pareciera que “no se quieren tocar temas sensibles todavía para la derecha”, razón por la que familias lesboparentales continuarán desamparadas al no ser reguladas su situación con los hijos que han tenido por diferentes vías -como inseminación o producto de una relación heterosexual-.

“Hay esperanza en que esto se regular con un proyecto de ley de matrimonio igualitario, pero ahora con el AVP se ve que el camino será más largo, porque dará la impresión que ya están todos los derechos ganados”, dice la misma activista. César Peralta es más optimista en este punto. “El AVP va a pavimentar el camino para el matrimonio igualitario. Es momento de que Bachelet cumpla su promesa”, concluye.

En esa línea, el vocero del Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh), Óscar Rementería, dice que las organizaciones deberán estar atentas a lo que se viene ahora, más allá de la tramitación que deberá cumplir el AVP en su nueva etapa en el Congreso.

“Si no hay proyecto de Matrimonio Igualitario, empezaremos de nuevo a apretar a los parlamentarios. Ya hay un compromiso del Gobierno por enviarlo y no podemos permitir que se demore años en ver la luz”, dice.

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