VIDEO | Destruyen polémica escultura que parecía juguete sexual

La polémica en torno a la instalación en una plaza de París de una controvertida escultura de Paul McCarthy, que para sus críticos parece un juguete sexual gigante, terminó abruptamente debido al ataque de desconocidos.

El ambiguo montaje del artista estadounidense, de 24 metros de alto y llamado “Tree” (“Árbol”), se plantó en la elitista Plaza Vendôme de París, por encargo de la Feria Internacional de Arte Contemporáneo (FIAC), considerada una de las mejores del mundo de su sector.

La indignación y la polémica por su supuesto parecido con un consolador, que se expandió de forma viral en las redes sociales, se materializó esta madrugada cuando unos individuos desconectaron los cables de seguridad que lo mantenían erguido.

Poco antes de las 03.00 hora local (01.00 GMT), según explicó a Efe una fuente policial, varias personas aprovecharon un descuido del vigilante para cortar esos cables, lo que provocó que la escultura se cayera y que sus encargados decidieran desinflarla temporalmente.

/ EFE

El responsable de Cultura del Ayuntamiento de París, Bruno Julliard, expresó hoy su indignación contra ese ataque, asegurando en su cuenta de Twitter que lo que avergüenza y humilla a Francia no es esa obra hinchable, sino los “imbéciles que la degradan”.

Con esa condena recuperó los términos utilizados por el grupo conservador radical “Printemps Français”, que había denunciado en esa misma red social que esa obra suponía una humillación para la ciudad y desfiguraba la elitista plaza.

El artista, conocido por sus obras provocadoras, ha admitido la similitud entre su instalación y el tapón anal (butt plug) que sus detractores ven en esa creación efímera.

“Todo forma parte de una broma: Al principio, tenía la sensación de que el tapón tenía una forma similar a las esculturas de Brancusi. Luego me di cuenta de que se parecía a un árbol de Navidad. La gente puede ofenderse si quieren ver en él el consolador, pero para mí está más cerca de la abstracción“, dijo a “Le Monde”.

La ofensa de algunos ciudadanos, antes del ataque de hoy, había llegado también a las manos, cuando poco después de su instalación un hombre le abofeteó varias veces en la cara y reprochó al artista que no es francés y que su obra no pinta nada en ese selectivo enclave.

McCarthy, sorprendido pero no herido, llegó a preguntar entonces a los medios presentes si era normal que ese tipo de cosas sucedieran en Francia.

En su defensa salió la directora artística de esta 41 edición de la FIAC, la neozelandesa Jennifer Flay, que condenó esa agresión y afirmó que la obra, que ha recibido todas las autorizaciones oficiales necesarias, es lo suficientemente ambigua como para no herir susceptibilidades.

“¿Para qué sirve el arte, si no es para alterar, para cuestionar, para revelar fallos en la sociedad?”, se preguntó la representante del salón, que admitió que no es “ni una sorpresa ni un secreto” que McCarthy ha jugado con la ambigüedad.