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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

¿Alta la frente al cielo? Pedimos dignidad

Porque una cosa es jugar mal, y otra muy distinta es no mostrar ganas de jugar. Que un equipo no funcione es criticable, pero que no muestre ganas es indignante e inaceptable. Lo visto en el clásico ante la U es haber llegado un escalón más abajo en el hoyo en el que hace meses estamos sumergidos, y del que según lo visto en la cancha, tampoco parece haber muchas ganas de salir. Porque cuando no hay fútbol debe haber orgullo y amor propio, pero ni eso existió.

Por Cristian Steffens Z.
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Cristian Steffens Z. es Periodista de profesión, Cruzado de nacimiento. Panelista en @Planeta_UC, todos los lunes a las 19:30 horas por Radio Sport Chile.

Lo más triste de una crisis es perder la dignidad. Bajar los brazos y dejar de luchar es sinónimo de rendición, y eso fue lo que vimos el sábado en la cancha del Nacional. Desde la galería el contraste era gigante, entre esos dos mil hinchas que llegamos ingenuamente esperanzados en que el mal momento futbolístico pudiese quedar atrás por tratarse de un clásico, y los once jugadores que simplemente no aparecieron. 

Porque una cosa es jugar mal, y otra muy distinta es no mostrar ganas de jugar. Que un equipo no funcione es criticable, pero que no muestre ganas es indignante e inaceptable. Lo visto en el clásico ante la U es haber llegado un escalón más abajo en el hoyo en el que hace meses estamos sumergidos, y del que según lo visto en la cancha, tampoco parece haber muchas ganas de salir. Porque cuando no hay fútbol debe haber orgullo y amor propio, pero ni eso existió.

Y no se trata de ser puristas y creer que nunca habíamos jugado mal, porque sí lo hemos hecho y en muchas ocasiones, pero a mí al menos, nunca antes me había quedado la sensación de perder la dignidad. Porque antes, hace unos años atrás, hacer las cosas mal en la UC era motivo de reprobación. Oscar Garré duró siete fechas como técnico cruzado, porque antes perder de la forma cómo lo hemos hecho este semestre no era digno de la UC. Hoy no sólo perdemos, sino que también somos humillados.
Acostumbrarse a perder es lo peor que le puede pasar a un club, y cruzar ese límite es suficiente para dejar de considerarse uno más entre los grandes. La frustración, la rabia y la pena de los hinchas de ver a la UC así es lo que aún nos recuerda lo que somos, porque dentro de la cancha la mayoría de los jugadores parece no saber de los colores que viste, y afuera los directores de Cruzados prefieren esconder la cabeza bajo tierra.
Y ni siquiera sé si esconder la cabeza bajo tierra es la mejor expresión, porque hacerlo es una señal de vergüenza, y como han actuado, la impresión que queda es peor: el presente de la UC pareciera no importarles. Que sintieran vergüenza sería al menos esperanzador, pero ni siquiera eso sabemos. Han pasado días tras la derrota ante la U y no hemos escuchado a nuestros dirigentes. Nuestro presidente usa las tribunas que tiene para criticar al Gobierno y sus reformas, pero nada le hemos escuchado ni leído sobre la UC.

¿Qué sostiene a Falcioni en su cargo? Es una pregunta obvia, pero aún sin respuesta. Nadie de Cruzados ha tenido la valentía de responder públicamente. Si es el dinero, bien, pero que lo digan. Si nadie quiere tomar el interinato, bien también, pero que lo digan. ¿Cómo se le puede pedir dignidad a un equipo dentro de la cancha, si afuera sus dirigentes no la demuestran? Dar la cara y enfrentar la crisis es el primer paso para salir de ella, porque sinceramente aún quiero creer que eso es lo que desean.

Los hinchas seguimos poniéndonos la camiseta y pese a las burlas, rabias y humillaciones aún podemos decir que salimos a la calle llevando “alta la frente al cielo”. Eso, se llama dignidad. Porque nosotros no nos hemos acostumbrado a perder. Espero de corazón que dirigentes y jugadores puedan decir lo mismo.

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