El Día Mundial del Urbanismo en Chile
Así, mediante este nexo simbólico entre la realidad urbana que debería ser y la que efectivamente es, la sociedad civil tiene una jornada al año para enterarse de sus obras, echar de menos aquello que le falta por cumplir, y en muchos casos, para imaginar esa ciudad ideal que yace en el fuero interno de cada quien, amparada por esa predisposición innata a coactuar para hacerla real, que nos enriquece.
El día ocho de noviembre de cada año, Naciones Unidas conmemora el Día Mundial del Urbanismo. Con tal ocasión, cada país miembro conserva una jornada especial destinada a reflexionar y saber de los ideales que le aporta a la ciudad, conocer de sus logros, reafirmar sus principios, y anunciar nuevas metas sustantivas. En breve, es un día donde se le evoca para que se haga presente en el colectivo social, saber de sus afanes, y motivar adhesión ciudadana a su función social.
Así, mediante este nexo simbólico entre la realidad urbana que debería ser y la que efectivamente es, la sociedad civil tiene una jornada al año para enterarse de sus obras, echar de menos aquello que le falta por cumplir, y en muchos casos, para imaginar esa ciudad ideal que yace en el fuero interno de cada quien, amparada por esa predisposición innata a coactuar para hacerla real, que nos enriquece.
En el Chile de hoy, donde la cuna del urbanismo yace en las Facultades de Arquitectura de casi una cincuentena de universidades, y donde ocurre que la materialización de sus obras depende del Vº Bº previo de casi quinientos Directores de Obras Municipales, a razón oficial de uno por cada Comuna, el ocho de noviembre de cada año tiene un universo demasiado amplio y diverso, cómo para producir una arenga país que lo detalle por completo, que lo rememore con visión de futuro, y que lo promueva integralmente. Entre su cuna universitaria y su concreción material se interpone una ineludible institucionalidad estatal, encabezada por el Minvu y demasiado feble, que lo dificulta, y que por lo visto, después de 50 años de que fuera anunciado, aún no logra construir barrios en vez que solamente viviendas (M. Collados; 1964).
En este escenario, donde la Fundación Defendamos la Ciudad actúa en aras del bien común en el último eslabón de la cadena de producción del urbanismo, vale decir, en aquella que se inicia en la academia universitaria como aprendizaje, que sigue a través de la entelequia estatal que controla su quehacer cotidiano en todo el país, y que culmina con la obra construida, este Día Mundial de Urbanismo del año 2014, posee un tinte que es motivo de un merecido reconocimiento a la clase política chilena. Esto, por el simple hecho de haber formulado una política nacional de desarrollo urbano de carácter transversal, respaldada por una docena principios rectores (o valores sociales esenciales de su ámbito propio), y en lo substancial, muy meritoriamente, porque esta política solo es indicativa. Vale decir, indicativa no para utilizarla a voluntad, o para ignorarla; sino que, en su espíritu, para no forzar su aplicación a fardo cerrado. Es indicativa porque es abierta y con ello, para evitar que sea aplicada como una farmacopea ilustrada de asuntos urbanos. Que sea indicativa, significa que en coincidencia con sus principios rectores y acorde con sus campos temáticos, se halla disponible para abordar cualquier tema del urbanismo, incluidos los que se refieren a su institucionalidad, su gobernanza, y sus instrumentos de planificación y gestión urbana y ambiental.
Mediante este reconocimiento a la clase política, la Fundación Defendamos la Ciudad, este ocho de noviembre de 2014, Día Mundial del Urbanismo, desea destacar la trascendente importancia de tareas subsecuentes que emprender:
- Que la Comisión Nacional de Desarrollo Urbano ajuste su agenda de labores por acometer de modo de cumplir fielmente lo que le indica el Decreto Supremo que le dio origen, y en este marco, oyendo a la ciudadanía, que elabore una propuesta nacional de temas directamente conducentes al desarrollo urbano sustentable y la calidad de vida, organizada a corto, mediano y largo plazo.
- Que la comunidad de los negocios, así como ha contribuido decisivamente al auge y el merecido prestigio de que gozan arquitectura y la calidad de la construcción en Chile, se interese y contribuya proactivamente a conseguir que el urbanismo chileno, también sea de indiscutida calidad mundial. En particular, en lo que se refiere a la vivienda social, de modo que los nuevos materiales y avances de la construcción, como los termo-paneles, la energía solar, o la buena adecuación constructiva al clima, sumado a la calidad inclusiva del diseño urbano sean los ejes para que tan pronto como sea posible, haya barrios y no solo viviendas nuevas.
- Que academia y los expertos monográficos tomen sus armas frente al desafío de tener que modernizar el Estado en los asuntos urbanísticos de las regiones y micro regiones nacionales, y en este plano, para que la ciudadanía disponga de un canal técnico amigo que la escuche, donde validar sus ideas de bien común.
Como quiera que Defendamos la Ciudad insista en temas clave de la coyuntura política y social por la que atraviesa el urbanismo nacional, y que lo haga en su Día Mundial, este año 2014, coincide con que el Programa de Gobierno 2014-2018 en materias de Ciudad, Vivienda y Territorio, contempla 25 temas específicos que abordar, ninguno de los cuales es ajeno a estos tres grupos de tarea. Baste señalar que entre estos temas, aparecen una política de suelo y el ordenamiento del territorio. Y esto, no es menor.
Ciertamente, se trata de dos temas urbanos vitales, largamente esperados por la ciudadanía, en los que Jonás Figueroa, arquitecto, urbanista, académico, y recién electo Presidente de la Asociación Chilena de Urbanistas, ha venido insistiendo que son la base para que haya desarrollo urbano real en Chile. Que estén en la agenda de gobierno 2014-2018, obligan a un merecido reconocimiento por los afanes en sacarlos adelante y en lo que sigue, evidentemente, oyendo a esta Asociación y su presidencia.