Coreógrafo Claude Brumachon: "La danza contemporánea es necesariamente subversiva"
El reconocido creador presentó en la Perrera su asfixiante deambulatorio coreográfico inspirado en el mundo de Kafka
Claude Brumachon y Benjamin Lamarche acostumbran a recorrer a pie las diferentes ciudades que visitan. Con atuendos cómodos y sencillos y sus mochilas al hombro, estos dos referentes franceses de la danza contemporánea desembarcan puntuales al ensayo en el Centro Experimental Perrera Arte y no dejan de sorprenderse por las características del recinto, que constituyó el primer horno eléctrico crematorio de basura de Santiago y que, unas décadas después, antes de convertirse en una factoría artística, sirvió como lugar de sacrificio de los perros callejeros de la capital.
Este fin de semana están terminando las funciones de su deambulatorio coreográfico “El testigo”, exitosa obra inspirada en el universo de Franz Kafka que montó por primera vez en 2001 en Praga y que ahora puso en escena con la Compañía de Danza Espiral, con la que, en 2012, ya había presentado “Destellos volcánicos”.
“Kafka es un pretexto”, explica de entrada Brumachon, quien esta vez ha hecho recorrer al público un espacio asfixiante, delimitado por los gruesos muros de hormigón, las cenizas impregnadas en el cielo y las rejas carcelarias características de este centro cultural del Parque de los Reyes, que con esta obra comienza las celebraciones de sus 20 años de vida. “Ha sido como una introspección, hemos ingresado en el cuerpo de un lugar muy cargado por su historia y hemos tratado de capturar su pasado, su memoria, a través de estos relatos de enfermedad y locura. Ojalá que con la danza y estos bailarines lo hayamos podido lograr”, dice cruzando los dedos el reconocido creador, quien desde hace 23 años dirige el Centro Coreográfico Nacional de Nantes, período en el que también ha establecido una estrecha relación con bailarines de todo el mundo y, en especial, de Chile, país que, por razones misteriosas, ha visitado en doce oportunidades.
-¿Observa alguna evolución en los bailarines chilenos?
-Sí, por cierto. Pero lo que vemos es que es muy difícil para ellos todavía. La danza no está suficientemente reconocida por quienes corresponde y faltan recursos, aunque curiosamente cada año hay más y muy bonitos bailarines. También hay coreógrafos que intentan, que prueban y logran hacer cosas muy interesantes. Eso se ve, se percibe. En todo caso, esto es un problema universal, la danza contemporánea es la hermana pobre de la cultura y en todas partes, incluso en Francia, donde las condiciones materiales son mejores, pareciera que siempre son los bailarines los que primero pagan el costo cuando hay una crisis. Creo que la danza contemporánea es todavía el último interés de la gente que toma las decisiones.
-¿A qué lo atribuye?
-Pienso que la danza contemporánea tal vez no es lo suficientemente mediática y además carga con el peso de ser necesariamente subversiva, porque plantea cuestiones que a lo mejor la gente no quiere escuchar o se dicen cosas de otra manera, de un modo diferente, lo que es inevitable porque estamos en la exploración, en la comprensión del mundo a través de lo más crudo, de lo más salvaje del cuerpo. Pienso que es eso lo que nos pone en esta especie de existencia paralela con respecto a la sociedad.
-Complicado el problema de la danza contemporánea.
-Es que la pregunta del cuerpo pone en problemas, porque la libertad del cuerpo implica la libertad de la mente. Por ejemplo, si observamos lo que ocurre en Francia, podemos apreciar que la liberación del cuerpo que hubo en los años 70, 80 y 90 se ha ido cerrando, limitando y, en la actualidad, asistimos a una regresión. Claro, porque si buscas hacer un trabajo que no sea exclusivamente divertido, para entretener al público, por supuesto que se tendrán que poner aquí, sobre la mesa, las preguntas vitales, importantes, y eso no siempre es del agrado y conveniencia de todos.
Brumachon y Lamarche cuentan que este montaje inspirado en Kafka también llega en un momento de decisiones cruciales en su vida artística ya que, resueltos a dedicarse por completo proceso “puro de creación”, dejarán la dirección del Centro Coreográfico Nacional de Nantes y volverán a tener una compañía independiente, “completamente independiente”, enfatizan.
“El asunto es que la relación entre la institución y el arte es una paradoja absoluta. La institución te ayuda, es cierto, pero esa ayuda es también un impedimento. Y desde hace un tiempo a esta parte, desde hace una década tal vez, las reglas, las leyes, las normas se han vuelto cada vez más protagónicas en Francia y nos han ido acotando más y más el espacio vital de creación. Es el peso de los papeles, ¡Kafka!”, exclama Brumachon, antes de soltar una sonrisa cómplice.
Fotos: Stephanie Cabrera
Últimas funciones de “El testigo”, deambulatorio coreográfico de Claude Brumachon
Dirección: Claude Brumachon
Asistente de dirección: Benjamin Lamarche
Intérpretes: Compañía de Danza Espiral
Dónde: Centro Experimental Perrera Arte
Funciones: sábado 6 y domingo 7 de diciembre
Horario: 20.30 horas
Adhesión: $3.500
Reservas y preventa: Centro de Danza Espiral, Huérfanos 2120, plaza Brasil,
teléfono 22 699 3765
Cupos limitados, estacionamiento gratuito.