Secciones El Dínamo

cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad
Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

¿Quién es realmente Josefa Errázuriz?

Es el resultado del relato ambiguo de haber sostenido su candidatura solamente en un fin tan noble como terminar con los últimos vestigios de autoritarismo; con el resto de manduqueo político patronal que aún circulaba por los territorios metropolitanos. Nada más. Ningún proyecto claro, ninguna idea política sustantiva y fuerte. Ninguna presencia de sustrato político.

Por Francisco Méndez
Compartir

Francisco Méndez es Periodista, columnista.

No se entiende qué es lo que se está haciendo en Providencia.  Acuerdos que se rompen, votaciones complicadas y flexibilizaciones de horarios que ya nadie toma en cuenta. Toda esa épica que supuestamente Josefa Errázuriz le había impregnado a su alcaldía y a la derrota del viejo bastión de la dictadura no quedó en nada. Sólo en pequeñeces, en resoluciones conservadoras y en peleas chicas que no dicen nada de la “Pepa”, ni de lo que propone realmente para una comuna tan visitada como la que preside.

Es el resultado del relato ambiguo de haber sostenido su candidatura solamente en un fin tan noble como terminar con los últimos vestigios de autoritarismo; con el resto de manduqueo político patronal que aún circulaba por los territorios metropolitanos. Nada más. Ningún proyecto claro, ninguna idea política sustantiva y fuerte. Ninguna presencia de sustrato político.

Gracias a esta carencia de proyectos e ideas fue que muchos de quienes la apoyaron, y hoy la cuestionan, se desilusionaron de ella. Todos interpretaron su reemplazo a Labbé como muchas cosas ya que no había nada preciso y firme de qué agarrarse. Algunos pusieron palabras en su boca que ni siquiera ella había pensado alguna vez, porque tal vez no tuvo muy claro jamás lo que significaba su figura y el cambio de mando.

Desde “liberales” de derecha hasta progresistas de la llamada “Whiskierda” vieron en ella lo que quisieron ver. Escucharon lo que quisieron escuchar y defendieron lo que quisieron defender. Ella simplemente sonreía y bailaba al son de una música de derechos y reivindicaciones-bastante exagerada, algunas veces en una comuna tan elitista como Providencia- que la favorecían, que la hacían ser un personaje agradable y esperanzador para quienes muy poco habían escuchado de su persona.

Tal vez ese es el problema hoy: que nadie tiene muy claro quién es realmente Josefa. Nadie sabe lo que quiere hacer, y muchos ven anonadados la manera en que se ha ido difuminando esa figura que abrazaron con fuerza para albergar sus más profundos deseos y perspectivas de lo que debía ser la comuna hacia el futuro.

Independiente de la flexibilización o aprobación de ciertas normas o no, lo cierto es que Errázuriz es un enigma, y hay veces en que no parece más que una persona que quiso llegar a un lugar, aprovechó la circunstancia y solamente adhirió a todo lo que le pedían. Asintiendo así con la cabeza y diciendo un par de bonitas frases para que la gallada “progre” se quedara tranquila y pudiera seguir disfrutando su despolitizada visión política de las cosas.

Por lo tanto debería quedar claro que el ejercicio público, en el lugar en que éste sea ejercido, debe demostrar eso: ideas públicas. Visión a futuro e claridad sobre lo que se quiere construir. Si bien el gran logro de sacar al milico gris se llevó a cabo, lo cierto es que la reacción de Josefa frente a los reclamos no ha sido muy diferente. La percepción de lo que se debe o no hacer con un grupo de ciudadanos, no ha cambiado aunque hayan más instancias de debate y planteamiento de ideas. Porque Josefa, en el fondo, no quiere algo muy distinto a lo que quiso el Coronel. Quiere una comuna en orden en donde todos estén tranquilos y la intolerancia de un grupito de vecinos se imponga por sobre el espíritu ciudadano que debe tener un lugar de tales características. O tal vez estoy equivocado y mis especulaciones son antojadizas-y lo más probable es que lo sean- porque, al parecer, nadie conoce muy bien Josefa.

Y debido a esto, es que sin ningún afán de ser asesor político-y menos de manera gratuita- de nadie, me atrevería a decir que esa es su gran falencia y lo que debiera superar si es que quiere seguir en la política. Sobre todo si es que se quiere competir nuevamente por el cargo y estructurar un discurso coherente frente a un Labbé que tiene claro quién es y se jacta de ello, aunque todos sepamos la inmoralidad sobre la que ha a basado muchos de sus actos durante su carrera.

Léenos en Google News

Notas relacionadas

Deja tu comentario

Lo más reciente

Más noticias de Opinión