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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

¿Sorpresa?: El distanciamiento entre Hacienda y el Banco Central

En fin, entre “combos iban y venían”, lo cierto es que estamos mal. Se me acabó el optimismo. Primero, no tengo razones para creer que la inflación será baja el próximo año estando presentes los mismos elementos que generaron la actual.

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Me llamó la atención el anexo “Sorpresa” en el Informe de Política Monetaria, donde expían culpas en relación a la inflación, que pagaremos todos producto de la reforma tributaria y los efectos que no existirían, según el Ministro Arenas.  
Bajo este contexto y entre la “espada y la pared”, el Presidente del Central dio un giro y responsabilizó al gobierno de la alta inflación a través de “efectos puntuales” que los habrían sorprendido. De hecho, el anexo “Sorpresa” no puede más que sorprenderme: en marzo el IPC se vio afectado por el alza del precio de servicios de educación -era qué no- y luego el precio de las viviendas. Ambos elementos amenazados con el reformismo de este Gobierno. Entonces, ¿de qué se sorprendieron?. La inflación de 1% de octubre se debió a la entrada en vigencia de impuestos sobre bebidas no alcohólicas, tabaco y otros, es decir, precios que vimos subir antes de su medición … y, ¿se sorprendieron?.
Lo sorprendente es que se  “sorprendan”. Que la inflación se debe a elementos puntuales y de carácter transitorio. ¿Cómo puede ser de carácter transitorio el precio de las frutas y verduras afectados por una sequía que cumplirá 8 años y que gatilló la construcción de cuatro embalses, sólo en la zona del Aconcagua?. 
La gestión de políticas económicas subyacentes al Central han sido gestionadas con una acuciosa mirada internacional que nos jugó una mala pasada el 2009 -sobre 9% de inflación- y cuya génesis fue el alza internacional de las materias primas, entre ellas el petróleo y alimentos. No obstante, la inflación actual es local, es nacional y se constata, fácilmente. ¿Cómo los precios suben entonces?.
La arenga entre el Central y Hacienda, en realidad, el pequeño distanciamiento -el resto es fantasía personal- no quedó ahí con la entrega del IPoM y el dedo apuntando al Gobierno. Al día siguiente y tras una nueva baja en las proyecciones de crecimiento económico para el 2015, ahora de una media de 3%, el Ministro Arenas señaló que la economía crecerá sólo un 1%. Un balde de agua fría, sin duda, para Central que está comenzando a perder la confianza, que le tenemos (¿teníamos?, ¿tendremos?, por ahí).
En fin, entre “combos iban y venían”, lo cierto es que estamos mal. Se me acabó el optimismo. Primero, no tengo razones para creer que la inflación será baja el próximo año estando presentes los mismos elementos que generaron la actual. El crecimiento económico, ni hablar, si están todos contentos, conformes o algo por estilo. Para que se haga una idea: En el 2013 se agregaron 8 mil millones de dólares a la economía (PIB), este año serán 5 mil adicionales y el 2015 sólo 4 mil millones, es decir, un 50% menos que en el 2013, pero, algo es algo, peor es nada, concluyendo que la única sorpresa es que se sorprendan, justamente, quienes no deben. Y que no será sorpresa lo que pasará el próximo año.
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