Valparaíso: Un caso de obsolescencia programada
El TCVAL, consolida la desvinculación entre el borde costero y la ciudad Valparaíso, afectando la zona UNESCO. Lo anterior desnuda las contradicciones del Chile actual; Foco en la dimensión macroeconómica, a costa de ignorar los problemas locales
Marcelo Ruiz es Arquitecto de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Master de la Universidad de Chile. Con experiencia en planificación urbana.
El Año 2014, el proyecto denominado “Terminal Cerros de Valparaíso” (TCVAL) ingresó al Sistema de Evaluación Ambiental. La iniciativa en cuestión, consistente en la construcción de nuevos sitios de atraque marítimo y que se enmarca dentro de la institucionalidad portuaria, produce un conjunto de impactos urbanos no considerados. Lo anterior ha generado una larga polémica en Valparaíso, impactado a su vez, por el desempleo, el despoblamiento, el deterioro y las catástrofes ambientales.
Valparaíso es una ciudad que enfrenta un proceso de obsolescencia urbana. Dicho proceso queda caracterizado por tres fenómenos de distinta escala. El primero es la enorme fuerza de gravitación que ejerce Santiago sobre todo el Gran Valparaíso, la cual absorbió la economía industrial, tercerizando la base laboral de esta conurbación costera. Junto a lo anterior aparece el divorcio entre la actividad portuaria y los barrios fundacionales de Valparaíso, detonado por la irreversible tecnificación del transporte marítimo. Las transformaciones logísticas permiten al Puerto, prescindir de la ciudad a la que históricamente estuvo asociado, inutilizando a los barrios del Plan, tal como lo ha demostrado el Urbanista Alberto Texido. El tercer fenómeno lo compone el paulatino desplazamiento de la “función central”, desde Valparaíso hacia el plan de Viña del Mar, reflejando la emigración definitiva de los segmentos altos hacia Reñaca y Concón.
Estos fenómenos inciden en el despoblamiento de Valparaíso (verificado en el año 2002) golpeando con fuerza los barrios céntricos, mientras crecen los asentamientos informales en laderas y quebradas. Adicionalmente, se observa un proceso de verticalización residencial que elude los deteriorados distritos céntricos, localizándose en los cerros adyacentes a Av. Argentina y Santos –Ossa, generando considerables impactos viales, sanitarios, ambientales y paisajísticos. La problemática descrita se asocia íntimamente a la interrupción de la relación Urbano-portuaria, que a su vez está inserta en una compleja paradoja; por un lado, el Puerto no necesita a Valparaíso para funcionar. Por el contrario, el borde costero es un motor fundamental para el desarrollo urbano, como lo demuestra la concentración de plusvalías en los barrios costeros de Viña del Mar y Concón.
Es cierto que la ampliación del puerto es relevante para el crecimiento del País. No obstante lo anterior, una visión sustentable del desarrollo exige diversificar espacial y económicamente el borde costero, potenciando la zona UNESCO. En este sentido se vuelve lógico complementar la actividad portuaria, con la recuperación a gran escala del espacio público, incorporando el hundimiento de la línea férrea. Esto implica desplazar el crecimiento portuario fuera de la zona declarada patrimonio de la Humanidad ubicándola al Poniente de la bahía.
El TCVAL, consolida la desvinculación entre el borde costero y la ciudad Valparaíso, afectando la zona UNESCO. Lo anterior desnuda las contradicciones del Chile actual; Foco en la dimensión macroeconómica, a costa de ignorar los problemas locales. Resulta un contrasentido, que frente a la enorme demanda de las clases medias emergentes, por acceder a áreas urbanas consolidadas, el Estado opte por transformar el Plan de Valparaíso, en una gigantesca zona residual, consolidando su tendencia de degradación. Es hora de superar el sectorialismo con el cual se deciden inversiones como el TCVAL y considerar, que la obsolescencia de una ciudad como Valparaíso, también tiene enormes costos sociales.