Las 5 razones del fracaso absoluto de TVN
"La estación necesita reinventarse. No hablo de cambiar un logo o una frase. Hablamos de algo profundo. Debe bajar del Olimpo a conversar y entender a las personas que ven TV".
Soy de los que tienen como regla de vida “si no te gusta algo en la TV, sólo cambia de canal”. Siempre y cuando no hablemos del canal del Estado. Si se trata de TVN, entro en modo furioso kamikaze y también deberían todos ustedes si pensamos que al ser empresa pública, cuando sus excedentes se acaben, tendrán que pedirle platita al Congreso para seguir andando.
Eso, al ritmo actual, sería probablemente a principios del 2016. Sí, así de mal. ¿Pero cuáles son las razones del fracaso del “Canal de todos”?
Nunca captaron el día a día
La TV no es un negocio de “mega hits” en el primetime, sino una pelea en todos los frentes, punto por punto y minuto a minuto. Así como el motor de un auto, cada pieza está ahí por algo y es importante revisar cómo está funcionando y saber cuándo es hora de llevarla al servicio técnico para una revisión.
TVN dejó de lado el chequeo de los 100.000 kilometros y olvidó cambiar la faja del motor. Dejando fuera ese momento importante para revisar los fundamentos de su vehículo, el resto de las piezas comenzaron a fallar también. ¿Qué está pasando en la franja matinal? ¿estamos entendiendo a Chile? ¿qué le está funcionando al resto? ¿dónde fallamos nosotros?
El canal de todos los chilenos quedó en manos de personas que, siendo talentosas en la creación de productos en específico, carecen de conexión con el minuto a minuto televisivo, como ha quedado demostrado en la práctica.
Ejemplo de esto es Carmen Gloria López, Directora Ejecutiva del canal, que aún teniendo en su espalda productos exitosos como 31 Minutos, Tronia y Los Archivos del Cardenal, siguió sin ver una en el día a día, al punto de llegar a horarios prime con menos de 5 puntos promedio. Ojo, no digo que sea su culpa en particular, sino que es uno de los tantos ejemplos de puestos de poder en la estación con gente muy capaz para crear hits, pero lejos de lo que QUIERE la audiencia.
Siguen soñando con la “TV Pública de Calidad”
Me disculparán por lo pragmático, pero creo que cualquier político o gran director que pone como su eje de trabajo intentar llegar a una “TV pública de calidad”, es alguien que cabe mejor dirigiendo una misa que haciéndose cargo de una estación.
Esto lo puedo decir con toda certeza y sin que me tiemblen los dedos al entender la situación del mercado televisivo hoy y las nuevas amenazas que mantienen alineado al sector. El sueño de la TV pública de calidad tiene como puntapié un planteamiento paternalista del tamaño de un buque que podría resumirse en “yo sé lo que a ti, pobre audiencia, te conviene. Yo no te voy a dar lo que quieres, te voy a dar lo que necesitas ver. ¿Por? Por qué tu no sabes lo que te conviene, yo sí”. Así de duro.
Traspasado a un mercado cualquiera, es como si Coca-Cola decidiera que ahora harán todas sus bebidas zero porque estamos todos muy gordos y punto. Claro, esto puedes hacerlo cuando haces prensa (la prensa debe contarte lo que necesitas saber aún si no sabes que lo necesitas), pero en el resto de los horarios decirle a la gente qué es lo que DEBE ver frente a lo que QUIERE ver es un ejercicio sencillamente tonto.
Si la alta cúpula de un canal pone sus fichas en una máxima que se aleja de la dirección que sigue la industria, lo más probable (y lo estamos viendo) es que el proyecto se vaya a las pailas. ¿Cómo puedes llevar un barco agujereado a puerto si el camino que decides seguir es abrirle más agujeros?
Hoy la TV que funciona es la que atrae con la simpleza de las emociones humanas más básicas: morbo, risa, sorpresa. TVN en vez de aprender un nuevo estilo de nado, decidió que podía correr por la piscina llena de agua y claramente se están ahogando.
No se reinventaron
Cuando Oldspice se dio cuenta que su desodorante era asociado con el olor de axila de tu abuelo, tomaron la sabia decisión de partir de cero. Con ese concepto en mente nació el absurdo “hombre Oldspice”, que los llevó por primera vez a ser considerados una marca juvenil e innovadora.
Claro, la TV abierta no requiere ser “juvenil”, pero si calculamos que el 30% del mercado son los llamados “millenials” (nacidos entre 1980 y 2000) que hoy tienen entre 15 y 35 años, replantearse como industria es una obligación absoluta.
Mucho se habla de que los jóvenes ya no ven TV. Y para la comodidad de los grandes ejecutivos, se le culpa a internet. Yo, como parte productora y analítica de esa generación, creo que es todo lo contrario. Los jóvenes dejamos de ver TV no porque internet apareciera, sino porque la TV no supo estar a la altura de lo que internet ofrece.
Por eso, gran parte de la TV se hace pensando en la tercera edad (Mega y sus teleseries turcas son un buen ejemplo) y esa rendición anticipada en interesar a las nuevas generaciones solo le quita rentabilidad a la industria. ¿Qué acaso le puedes vender autos nuevos, departamentos choros y ropa de moda a dos tatitas de 75 años? La TV no puede rendirse frente a los avances del tiempo ya que, nos guste o no, la industria vive de la publicidad y la publicidad necesita llegar a las audiencias que consumen.
Un canal que intenta sobrevivir a punta de naftalina no tiene a donde llegar. No crea marca, no gestiona sus audiencias y finalmente termina en lo que vemos hoy, una TV fome, desconectada y con una pantalla tan fría que aún si lanzaran el mejor programa de la historia no lo vería nadie. Harto deberían aprender de gente que entendió como dar vuelta el concepto de un canal como Pablo Morales en CHV o Patricio Hernández con el nuevo Mega.
Dependieron demasiado de sus rostros
Si hay algo que TVN tiene (o tuvo), son buenos rostros. En su área dramática hay muchos actores queridos, conductores bien catalogados por audiencias y marcas, así como también voces periodísticas respetables fueron parte importante en la historia de la estación. ¿Pero de qué te sirve tener los mejores rostros si no eres capaz de interesar a la audiencia?
TVN comenzó a depender demasiado de sus rostros y eso llevó a la audiencia a dejar de sentir el llamado a darle una oportunidad a sus productos. Ejemplo de esto fue la última teleserie en coproducción internacional, “Dueños del Paraíso”. Para ser sinceros, el producto no es malo, pero creer que la audiencia le va a dar una oportunidad sólo para ver al maestro de la mayonesa y el detergente es sencillamente subestimar a las personas.
Con esto quiero recalcar algo que creo respecto al canal: TVN no carece de buenos profesionales. Tanto tras cámara como delante de ella. El problema no son las fichas en el tablero, sino como una selección de personas que no conocen el juego deciden usar y distribuir las piezas.
El canal de todos los chilenos, no entiende a los chilenos
¿Quién en su sano juicio podría creer que Buenos Días a Todos hoy es divertido? ¿Quién podría asumir que “Más que Dos” es algo que la gente desea ver? ¿Quién podría suponer que una teleserie estilo Miami era algo para competir en algún horario? Aparentemente sólo TVN.
Nuestro canal estatal perdió el contacto con las audiencias. No podría asegurarles si es por miedo a preguntar, por malas herramientas de investigación o sencillamente lo entienden y no quieren hacer caso, pero su programación se aleja cada vez más de lo que podría interesarle a las personas.
La estación no ha pensado en sus nuevas audiencias, no ha creado programas para llamar la atención de esas personas, no los han hecho parte de los procesos y asume que con lo mismo de las últimas dos décadas podrá llegar a las dos siguientes. Lamentablemente nuestra TV pública no quiere aceptar una realidad que algunos si han sabido afrontar: la gente, la industria y la forma de ver TV ha cambiado y solo ellos siguen siendo los mismos.
“El 7” necesita reinventarse. No hablo de cambiar un logo o una frase. Hablamos de algo profundo. Debe bajar del Olimpo a conversar y entender a las personas que ven TV. Dejar de intentar educarlos con cosas que no les interesan, olvidar todo el aprendizaje de las últimas décadas y aceptar que están tan a ciegas como cuando iniciaron sus transmisiones.
Si el canal no hace este ejercicio de humildad, si no cambia las cabezas que lo dirigen y si no aceptan que es hora de partir de cero, lo próximo que veremos es a un par de amigos senadores y diputados utilizando la señal abierta para llamarnos al voto 24 horas al día los 7 días de la semana.
Sí, si no te gusta algo en la TV basta con cambiar el canal. Pero cuando hablamos de NUESTRO canal, siempre es hora de entrar a la batalla. Aún es tiempo de salvar el Canal de Todos los Chilenos.