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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

La eterna lista de vacíos que dejó la “Comisión Pro Movilidad” de Bachelet

"Los santiaguinos impacientes, sin embargo, se están autoconvocando a una “Comisión Pro Transantiago”, sin esperar visto bueno del mundo político".

Por Rodrigo Quijada
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Rodrigo Quijada es Miembro de Ciudad Viva - Ingeniero de Transporte

La Comisión Pro Movilidad tuvo finalmente resultado. Se formó el año pasado para proponer a la Presidenta un conjunto de medidas para mejorar el transporte en nuestras ciudades y hoy conocemos al fin sus conclusiones… ¿o no?

El documento que la Comisión entregó a la Mandataria el 26 de enero tiene mucho valor en sus contenidos, pero dejó mucho que desear comunicacionalmente. Poco esfuerzo se hizo por hacer las recomendaciones accesibles a la ciudadanía. Para empezar, el documento es difícil de encontrar: si lo googleas, llegas a la página del Ministerio de Transporte sobre la Comisión, donde eres invitado a inscribirte en diálogos ciudadanos que ya se cerraron hace rato y además el documento no está para descarga.

Cuando finalmente lo encuentras, estás ante un mamotreto de 230 páginas; de esos que solo fanáticos se atreverán a leer. Incluso si simplemente te vas de cabeza al capítulo con las propuestas concretas, te enfrentas a casi 100 páginas. Sin resumen. Bueno para tuitear en otros temas, el gobierno en este caso no usó redes sociales para dar a conocer las conclusiones. Ante todo esto, los periodistas hicieron lo que pudieron para intentar identificar lo propuesto y difundirlo a la ciudadanía, con poco éxito sin duda.

Estas son algunas de las recomendaciones que lograrías identificar con suficiente paciencia:

– Los buses deben sí o sí contar con alguna de estas tres: vías exclusivas, pistas solo bus o corredores segregados

– Los corredores de buses en particular deben tener una inversión más alta que hasta ahora, para que sean un aporte urbanístico en vez de una herida

– Se requiere más uso de tecnología para informar a los usuarios

– Paraderos protegidos de lluvia y demás efectos ambientales

– Eliminar estacionamientos en el centro

– Prohibir el ingreso a estacionamientos en las horas peak

– Los nuevos proyectos inmobiliarios deben tener un tope máximo de estacionamientos, no un mínimo como se exige hoy;

– Más arborización y áreas verdes para mejorar caminabilidad; combatir en serio el comercio ambulante para favorecer a peatones.

– Entregar pistas completas a las bicicletas en horas peak

– Reconstituir la Policía del Tránsito

– Crear legalmente para la congestión un equivalente del concepto de “zonas saturadas” que existe en para contaminación ambiental, lo que permitiría tomar medidas urgentes más expeditamente allí donde es más grave.

Y estas son las recomendaciones que no encontrarás: hacer más ensanches, autopistas, pasos en desnivel, y en general, todo lo que sea intentar mejorar a los autos. Y es que la Comisión llegó a la misma conclusión que han llegado todas las comisiones equivalentes en otros países: aumentar la velocidad de los autos es imposible; intentarlo es botar el dinero.

En teoría, la Presidenta debe leer estas recomendaciones y decidir cuáles tomar y cuáles ignorar. Veremos.

Una debilidad evidente del documento de la Comisión Pro Movilidad es que hay un montón de cosas que deja en el aire, o que deberán “estudiarse”. Hay que “revisar” la situación de los taxis-colectivos (o sea, no hay medida para ellos); hay que “regular” a las motos (¿cómo?); se requiere “hacer un análisis de la eficiencia de la reversibilidad de vías” (o sea no sabemos si se recomiendan); hay que promover el auto compartido (¿cómo?); hay que hacer tranvías, teleféricos, trenes urbanos y suburbanos “en las localidades que lo ameriten” (obvio, ¿cuáles serían esas?).

En cosas como estas es donde se nota muy fuerte un pecado original de la Comisión: la Presidenta le pidió intentar una política de transporte válida para todas las ciudades de Chile, sean pequeñas como Osorno, o enormes como Santiago, lo que inevitablemente obliga demasiadas veces a optar por el “depende”, “donde corresponda”; eso lo dice todo pero no dice nada.

Por lo mismo, el documento no tiene una sección sobre cómo arreglar el Transantiago, cosa que sospecho muchos estaban esperando del trabajo de la Comisión. Nunca pretendió hacerlo, por su alcance nacional, pero y ahora, ¿quién podrá ayudarnos? ¿Qué demonios haremos entonces con el Transantiago, si la Comisión Pro Movilidad no nos indicó el camino? Triste pero cierto: seguiremos esperando. Mala noticia para el cumpleaños número 8 del sistema, ocurrido este 10 de febrero.

El gobierno demuestra tener paciencia infinita para seguir chuteando esa pelota, pero el resto de la sociedad no. Lo que pocos saben es que en paralelo al trabajo de la Comisión, otros con menos paciencia con el Transantiago empezaron a formar su propia “comisión” y también llegaron ya a un producto.

Escribí sobre un primer encuentro entre empresas del Transantiago y organizaciones ciudadanas hace un par de meses. Histórico por sí mismo. Pues bien, entérate que se volvieron a juntar, dos veces más; la última, incluso con los altos ejecutivos de las empresas sentados a la mesa. Y lograron un acuerdo, que firmaron.Acuerdos que van al hueso, en dos páginas, no en 230.

Si alguna vez te preguntaste si podía haber puntos de concenso entre las empresas del Transantiago y la sociedad civil, ya tienes respuesta. Juntas de Vecinos, ONG’s, COSOCs, organizaciones ciudadanas de adultos mayores, de ciclistas, de consumidores… por sí solo el mix sorprende. Más sorprende, y gratamente, algunos de los puntos de los acuerdos: por ejemplo, las empresas se comprometen a que durante 2015 los recorridos nocturnos tendrán horario de pasada. Todos, no un piloto. Y también sorprende la honestidad con la que los participantes además listaron aquello en lo que no pudieron ponerse de acuerdo.

Lo mejor es la madurez del último acuerdo: dijeron que no basta un concenso entre ciudadanos y empresas; hay que buscar uno que sea compartido también por los técnicos independientes, por los municipios y por los trabajadores. Y se propusieron convocarlos a sentarse a lograrlo. Ambicioso, muy ambicioso. Pero si resulta, será la primera vez que los que se aburrieron de esperar se reúnen solitos a definir un plan en vez de esperar a que el gobierno los convoque. Si resulta, habrá por fin un plan concreto para el Transantiago. Si resulta, no habrá forma de ignorarlo: la autoridad no podrá ningunear lo que trabajadores, usuarios, empresas y técnicos exigen con una misma voz.

En fin, la Presidenta creó una Comisión Pro Movilidad para Chile cuyas propuestas apenas se han difundido, no sabemos qué rescatará ella de allí, ni cuándo lo decidirá… y aunque la tome completa, no tendremos plan para Transantiago. Los santiaguinos impacientes, sin embargo, se están autoconvocando a una “Comisión Pro Transantiago”, sin esperar visto bueno del mundo político, y pueden terminar dando la sorpresa. 2015 partió de lo más interesante.

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