Il Campione, la historia del caballo favorito de Vidal que va a las grandes ligas por 2 millones de dólares
Lo compró en un remate y pese a que era un caballo de élite, se sintió identificado con él. "Es como ver a Vidal en la cancha. Se transforma, lo único que quiere es ganar”, dicen sus cercanos. Nunca otro equino le dio más triunfos, satisfacciones y lágrimas al volante de la Juventus. Pero al igual que lo que ocurrió con la carrera de su dueño, el potro de carácter dominante y multi campeón de clásicos, elegido el mejor caballo de Sudamérica, dejará el país y será transferido a la hípica más grande del orbe: la de EE.UU.
Antes de ser el exitoso volante de la Juventus, de haber ganado campeonatos en Colo Colo y ser figura en la selección, Arturo Vidal, uno de los jugadores chilenos más exitosos de la historia, quería ser cuidador de caballos. Y ojalá ser dueño de uno.
Desde niño Vidal amó a los caballos. Se pasaba por las panderetas del Club Hípico para visitar los corrales y disfrutaba cada vez que le tocaba acompañar a sus familiares que trabajaban realizando fletes en una carreta tirada por un sencillo ejemplar. Junto a su familia, asidua a la hípica, iba seguido a ver carreras. De esa forma se hizo amigo de los cuidadores en los establos, realizando el oficio en su tiempo libre. Una práctica que realizó hasta la época en que ya era parte de las juveniles de Colo Colo, cuando ya había decidido ser futbolista y no seguir su sueño infantil.
Por suerte para los futboleros, Enrique Carreño, un antiguo preparador de caballos, lo convenció de seguir otro camino: “Arturo, sabís qué, esto no es pa’ ti. Dedícate mejor al fútbol, tú tienes las condiciones para eso”, le dijo.
Desde ahí, Vidal comenzó su ascenso como jugador. Pero nunca se despegó de la hípica. Hoy tiene 47 caballos, parte de su stud Alvidal. De ellos, hay uno que está replicando su historia como futbolista. El caballo que lo ha hecho llorar con sus triunfos: Il Campione, el potro colorado más ganador de Sudamérica. Y al igual que sucedió en su momento con Vidal, el país ya le quedó chico. Ahora su destino apunta a la mejor hípica del mundo: la estadounidense.
A diferencia de Arturo, nacido en una familia de escasos recursos de San Joaquín, Il Campione era un potro colorado de élite. Nació en 2011 en el Haras Paso Nevado, un criadero de la séptima región que es propiedad de Pedro Hurtado Vicuña, uno de los controladores de Entel. Su padre no era un completo desconocido: Scat Daddy es un caballo de carreras estadounidense que fue campeón en varias oportunidades y que desde hace cinco años realiza visitas a Chile en calidad de semental. Entre su descendencia hay 79 caballos ganadores y 30 campeones de clásicos. Su madre, un yegua de sangre fina llamada Global Gold, también es considerada para dar a luz a campeones de categoría.
Esas credenciales pudieron haber bastado para que Vidal optara por Il Campione a ciegas. Sin embargo, en ese entonces el caballo llamado Global Cat, era solo uno más de la veintena de hijos que tuvo Scatt Daddy en esa generación. Y uno más de los equinos que estaba en el invierno de 2013 en el remate de la Feria de Criadores del Haras Paso Nevado.
El lugar tenía sus graderías repletas. Y entre los asistentes había una estrella: Arturo Vidal, junto a su primo y mano derecha en la hípica, Carlos Aliaga, su hermano, Sandrino Vidal, y su amigo y preparador de caballos, Sergio Inda.
Cuando pasó Global Cat, a Vidal le llamó de inmediato la atención. Primero fue su porte y peso, 525 kilos que podían ser un aval de potencia. Segundo, su pedigree y los datos que hablaban de su capacidad de galopar. Pero lo más importante, fue su actitud. “Cuando se lo mostraron a Arturo, él se dio cuenta al tiro que era su caballo (…) El caballo le hizo gestos. Levantó las patas, incluso le puso un mordiscón a Arturo cuando se le acercó. Y eso lo enganchó al tiro”, dice su primo. “Un aplauso para este gran deportista”, celebró el martillero Fernando Zañartu después de la compra. Comenzaba así la leyenda.
“Siempre ha tenido un carácter fuerte. Dominante. Nos costó un poco tomarlo en un principio”, cuenta su entrenador. Antes de su primera carrera, Vidal le tenía un nuevo nombre que acabó siendo premonitorio: Il Campione.
La prensa de la hípica consignó que Global Cat costó 55 millones de pesos. Aunque, como en la mayoría de sus ejemplares, Vidal es propietario solo de la mitad, ya que el resto pertenece a Pedro Hurtado. Fue así como Global Cat llegó al corral 22 del Club Hípico, donde quedó en las manos del cuidador Jorge “Chocolo” Obreque, y del hombre que se encargaría de convertirlo en un crac: Sergio Inda.
Bastaron algunos meses para que estuviera listo para su debut. Y este fue una carrera de 1200 metros en pasto, en el Club Hípico. Había nervio en el stud Alvidal. Según Sergio Inda, que ha entrenado más de un centenar de caballos, solo en la pista puede verse si un ejemplar tiene pasta de campeón. Igual que en el fútbol.
“Hay muchos que en los entrenamientos funcionan excelente, pero en la carrera no dan los mismos resultados”, dice. Pero en esa oportunidad, Il Campione no falló. Y aunque la corrida tenía una importancia menor, a su dueño ya no le quedaban dudas: Il Campione estaba para cosas grandes. Estaba para ser campeón. Como Vidal.
“Es un caballo que corre de una manera que impresiona y sin hacer mucho esfuerzo”, dice el periodista experto en hípica, Marco Solís, que lo sitúa apenas por debajo de Wolf, el mejor ejemplar de la historia del país. “Es como ver a Arturo Vidal en la cancha. Se transforma, lo único que quiere es ganar”, dice Aliaga. Sergio Inda destaca que lo sobrenatural de Il Campione es su potencia y velocidad. Y su cuidador, Jorge Obreque, va más lejos: “Entre los que sabíamos de hípica, desde la primera carrera, comentábamos que parecía que Il Campione venía en una nave y se cayó. Porque es como de otro planeta”.
Fueron tres triunfos al hilo que aumentaron su leyenda. Arturo Vidal seguía atentamente desde Italia los pormenores de su corredor estrella. “Él todos los días en la mañana nos llama o nos manda un whatsapp para preguntarnos cómo están sus caballos”, dice su primo. De hecho, cuenta que cuando viene a Chile, lo primero que hace es ir al Club Hípico, incluso antes de entrar a concentrarse a Pinto Durán. “Les habla, les dice máquina, eres el mejor”.
“Cuando se cae la señal de internet en Italia, o donde esté, cuando corren sus caballos, nos pide que le pongamos por el celular el relato para poder seguir la carrera”, dice Aliaga, que aclara que Vidal se preocupa de todos sus caballos por igual. Pero que con Il Campione se ha sentido más identificado. “Se ve reflejado en su actitud”.
Después de una derrota, en la que Il Campione se vio incómodo al correr en una cancha de barro, el equino siguió su seguidilla de triunfos. Luego vendría el triunfo en el Ensayo, uno de los tres más importantes del país. “Daba la impresión como cuando corre Usain Bolt y va mirando a sus rivales atrás”, cuenta el periodista Solís. Vidal desde Italia estaba chocho por los triunfos. La tasación de su ejemplar sobrepasaba el millón de dólares. Pero vino la primera gran caída. Algo así como la final de la Sudamericana que perdió Colo Colo con Vidal en cancha.
Era el seis de diciembre de 2014 e Il Campione era el favorito indiscutido para ganar la carrera St. Leger, una de los tres clásicos que componen la Triple Corona, el Grand Slam de la hípica nacional. Wolf, el mejor caballo de la historia, se alzó con estos tres triunfos en el año 90’ e Il Campione podía ser su sucesor. Pero antes de comenzada la carrera, ya se notaba que algo no iba bien. Como sucedió con Vidal en la época Borghi, cuando el volante se ganó una seguidilla de expulsiones en la selección, el carácter del equino jugó una mala pasada: antes de partir, Il Campione se puso a hacer un hoyo en la cancha.
No había como pararlo, recuerda Aliaga. Entonces, al momento de la partida, el caballo tropezó con la obra de su propia travesura. Y aunque siguió corriendo, el jinete Héctor Berríos cayó al piso. En solo segundos, la oportunidad se había perdido.
“En el círculo de la hípica eso llenó de dudas. Se sabía que era un caballo excepcional, que tenía condiciones. Pero tenía que ratificarlo. En el Derby de Viña tenía que demostrarlo”, dice Marco Solís. Y este era el 25 de enero de 2015.
Pese a su caída, Il Campione era favorito. Pero para imponerse debía vencer a Fantasmagórico, su clásico rival y única bestia negra. Cuando sonó el disparo inicial, el caballo de Vidal se perfilaba segundo. Pero a los pocos metros, alcanzó el primer lugar. Durante toda la carrera, su puesto era inamovible. Y en los 400 metros finales, la distancia ya era de casi tres cuerpos.
“¡Señoras y señores, no solo el nombre lo tiene de campeón. Estamos en presencia de uno de los grandes caballos del último tiempo de nuestra hípica!”, dijo el emocionado comentarista al finalizar la carrera. “Fue su mejor triunfo. Parecía que ni se esforzaba”, relata Solís. Aliaga cuenta que Vidal lloró al teléfono al enterarse. Il Campione había tocado techo. Su puntaje lo situaba como el mejor caballo de Sudamérica. Y las ofertas de los equipos grandes comenzaron a llover, igual que sucedió con Vidal luego de su exitoso paso con Colo Colo.
Il Campione estaba tasado en 2 millones dólares y las ofertas que venían de Emiratos Árabes y EE.UU se multiplicaban. “Era un caballo muy difícil de retener”, dice Sergio Inda. Su único desafío restante era el campeonato Latinoamericano el 14 de marzo, en Palermo, Argentina, donde llegaba en calidad de mejor caballo de sudamérica.
Pero hubo una oferta que terminó de tentar a sus dueños. Aunque no se ha confirmado, la prensa de la hípica ha dicho que trataría de Chad Brown, uno de los entrenadores más exitosos del mundo. Y aunque la cifra no ha sido revelada, es cercana a los dos millones de dólares. Algo imposible de resistir. El sueño chileno había terminado.
Carlos Aliaga, primo del astro de la Juventus, cuenta que a Vidal le costó mucho la decisión. Se resistió a venderlo durante meses, hasta que consideró que era una oportunidad única. “Es un poco lo que le pasó a él cuando dejó Colo Colo. Quiso darle una oportunidad a Il Campione, como se diría en el fútbol, para jugar en las grandes ligas”.
Aunque aún restan los chequeos médicos, la partida es inminente. A Jorge Obreque, el cuidador de Il Campiones, se le quiebra la voz cuando habla del ejemplar. “Nunca va a haber un caballo parecido a Il Campione”, dice. “Imagínate no verlo en el establo. Cuando ya es como parte de tu familia”.
Il Campione ya lo dio todo en Chile. Sólo en premios ganó 210 millones de pesos. Vidal lo compró en 55 millones de pesos y lo vendió en casi dos millones de dólares. Negocio redondo. Pero más allá de las ganancias, el entorno de Vidal asegura que la identificación con el ejemplar es por sobre todo emocional. Las expectativas están puestas en que, al igual que Vidal, Il Campione se convierta en una leyenda: Wolf, el mejor caballo de carrera chileno de la historia, no tuvo una buena campaña en territorio estadounidense. Un desafió donde “El Campeón”, como bautizó Arturo Vidal al ejemplar, espera pasar a la historia.