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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

Donar sin aplausos

¿En qué momento donar se convirtió en un show? Hay empresas que donan discretamente, nuestro homenaje para ellas. Para el resto: en un momento en que Chile es una triste noticia de boletas millonarias se agradece la austeridad y el silencio.

Por Viviana González
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Viviana González es Directora de Comunicaciones de Educación 2020. Comunicadora Social. Estudios de Magíster en Marketing y Gestión de Negocios. Diplomado Marketing y Finanzas, Universidad de Palermo, Buenos Aires, Argentina. Diplomado Las Claves de la Globalización, ESDDI, Barcelona, España. Fue productora de televisión en Chilevisión, Product Manager de Revistas de Grupo Copesa y asesora en Comunicación Estratégica en Imaginacción Consultores.

A casi dos semanas de la catástrofe del norte y cuando ya los medios han ahondado en las causas, los protagonistas y las consecuencias del trágico aluvión, se suma otro actor, sea éste persona o institución: los donantes.

El fin de semana, los periódicos lucieron sendas páginas de publicidad de marcas de diversas industrias informándonos cuánto, dónde y en qué consistió su donación.

Lejos de ser un acto de bienvenida transparencia, que seguro puede canalizarse por otras plataformas, pareciera ser que nos acostumbramos a donar con fuegos artificiales. Ya no basta con entregar dinero o bienes materiales para ayudar, hay que hacerlo con promoción y ojalá con un móvil en directo de algún matinal donde un gerente o product manager nos cuenta el esfuerzo que hizo “la compañía” para ir en ayuda de los más necesitados.

Que no se mal entienda, la cultura de la solidaridad es propia de nuestra idiosincrasia pero ¿debe tener esta nombre y apellido? Los mismos medios que colaboran haciendo caja de resonancia de estas donaciones, generalmente grandes clientes de los mismos, mostraban hace unos días la historia de una mujer del sur que buscaba a otra mujer del norte que durante el tsunami del 2010 llegó a su casa y le entregó una caja con enseres y una carta de ánimo sin firma. Una ciudadana que busca a otra para devolverle la mano. Una cadena solidaria de sur a norte. Una cadena anónima.

¿Cuántas de las empresas que donan son socialmente responsables con las comunidades, con el medio ambiente y especialmente con sus trabajadores que en estos momentos, de obvio, no pueden producir? La línea entre la solidaridad pública y la ética no debería ser tal. Ser y parecer, aunque suene pasado de moda.

¿En qué momento donar se convirtió en un show? Hay empresas que donan discretamente, nuestro homenaje para ellas. Para el resto, para las que invierten en publicidad o en gestiones de medios para ayudar a posicionar una imagen, me atrevería a asegurarles que su reputación crecerá por mil si entregan su aporte sin mirar a cámara alguna.

En un momento en que Chile es una triste noticia de boletas millonarias se agradece la austeridad y el silencio.

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