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16 de Junio de 2015

Así son las terapias que prometen “curar la homosexualidad” en Chile rechazadas por el Colegio de Psicólogos y la OMS

El gremio publicó una declaración en la que señala que “no existe ningún estudio científico” que acredite algún resultado en estos tratamientos e hizo un llamado a quienes hayan asistido a denunciar a quienes lo imparten. La “Fundación Restauración”, la “ONG Isfem” y “Es Posible la Esperanza” son algunos de los centros que prometen la “conversión”.

Por Hernán Melgarejo
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En 2012, un grupo de estudiantes y representantes del Movilh e Iguales protestaron con pancartas a las afueras del campus de Casa Central de la Universidad Católica. La razón fue un seminario organizado por la ONG Isfem y el Centro de Estudios para el Derecho y la Ética Aplicada de la PUC, en el que se expuso sobre un polémico tipo de terapias: las que prometen convertir a los homosexuales en heterosexuales.

La actividad causó polémica sobre todo porque la Organización Mundial de la Salud en 1990 sacó a la homosexualidad de la clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y otros Problemas de Salud. Por tanto, al ser reconocida como una condición y no como una enfermedad, la ciencia indica que esta no puede ser “curable”. En esa oportunidad ni siquiera la Facultad de Psicología de la casa de estudios apoyó la actividad. El rechazo se ha mantenido latente.

foto archivo / Agencia Uno

Hace pocos días el Colegio de Psicólogos de Chile lanzó un estudio que analiza este tipo de tratamientos, llegando a la misma conclusión que la OMS: “No existe ningún estudio científico que haya demostrado que la terapia reparativa de la homosexualidad logra, en efecto, cambiar la homosexualidad, por lo que sólo produce frustración y daño en sus pacientes”.

Y agregan: “Quiénes hayan sido pacientes de terapias reparativas y consideran que han sido vulnerados/as en sus derechos, disponen de la facultad de realizar una denuncia legal contra la persona o institución responsable, sin desmedro de también denunciar directamente al Tribunal de Ética del Colegio de Psicólogos de Chile”.

Aún así, en Chile las “terapias reparativas” para personas que sienten “Atracción por el Mismo Sexo” -o AMS en la jerga de quienes llevan a cabo estos tratamientos- han seguido haciéndose. Aunque de manera muy sigilosa y cuasi clandestina.

/ Agencia Uno

¿Llorones y malos para el fútbol?

Uno de los centros que practican este tipo de terapias es la Fundación Restauración, de la psicóloga Marcela Ferrer y el pediatra ligado al Opus Dei, Christian Schnake. Este último declaró al portal católico Portaluz su posición sobre la homosexualidad, aclarando que para él no existen condicionantes genéticas que la predispongan, sino más bien psicológicas.

Incluso, argumenta que si la homosexualidad fuera una condición genética, esta no podría ser catalogada como normal. “Porque el punto es que los grupos pro gay te dicen que si hay una condicionante genética hacia la homosexualidad, entonces la homosexualidad es algo normal. Mirándolo exclusivamente desde el punto de vista médico, entonces ser diabético también es normal, ser asmático también es normal, porque hay predisponentes genéticos hacia esto. ¡Pero no son condiciones normales!”.

EFE

En tanto, Ferrer, esposa de Schnake, hizo una tesis para postular al grado de Magister en Bioética de la Universidad Católica titulada “Percepción infantil de no ser aceptado como un factor predisponente a la homosexualidad”.

En ella explica que, sin ser una condición genética, en muchos la homosexualidad puede detectarse desde temprano, ya que hay tipos de temperamento que la predisponen: “Es aquel bebé que sobre reacciona a los ruidos fuertes, que muchas veces, tiene dificultades para conciliar el sueño y que responde fácilmente a las incomodidades con llanto”.

También agrega como factores la falta de atención de los padres y la ausencia de una figura masculina viril. Postula que la sobre protección en la infancia puede provocar timidez y escasas habilidades sociales, otro -a su juicio- factor que puede significar homosexualidad futura. Y otro punto que la psicóloga considera es el poco talento para el deporte, sobre todo para el fútbol, y la existencia de traumas sexuales infantiles. Todo esto llevaría a los niños a afianzar el “complejo homosexual” desde muy temprana edad. La profesional fue pifiada cuando presentó la tesis y desde ahí ha sido blanco de crítica de parte de las organizaciones pro gay.

/ Agencia Uno

Aún así, no ha cambiado su postura. En una entrevista publicada también en el portal “Portaluz” en 2014, la psicóloga precisa: “La atracción homosexual no se puede considerar que sea una enfermedad. Más bien, es una especie de detención en el área psicoafectiva del desarrollo”.

Por lo mismo, describe su terapia como un “acompañamiento” para poder “ayudar a la persona a descubrirse y a ir desarrollando aquellos aspectos que la fueron dejando atrapada”. Esta “terapia” dura alrededor de cinco años. Y según una miembro del Colegio de Psicólogos, su forma de operar sería similar al programa de los “12 pasos” ocupado para sanar a alcohólicos y drogadictos. En este acompañamiento se les prohíbe a los homosexuales juntarse con personas de su misma condición; se les insta a reconocer el problema; y luego se les promueve jugar al fútbol y adoptar modos varoniles de vestir y de comportarse.

Según la misma Marcela Ferrer, en la citada entrevista, en 2014 trabajaba con aproximadamente 35 pacientes, y hasta entonces había atendido a más de 200 personas, la mayoría hombres entre los 18 y los 40 años.

/ Agencia Uno

La psicóloga concluye que la homosexualidad, como un rasgo que se incuba en la infancia, debe y puede prevenirse, pero que “debe haber un convencimiento a nivel académico, médico y político de la conveniencia de que el ser humano desarrolle una orientación sexual acorde con su naturaleza”. Y finalmente asegura: “Deberíamos dejar de decir a los jóvenes, y a los demás que luchan con la homosexualidad, que dejen de hacerlo y asuman tal condición como algo normal. En vez de eso, deberíamos decirles: “Si quieres cambiar, es posible; muchos otros han podido”.

En la página de la Fundación Restauración, a principios de año aparecía “Acompañamiento AMS” como parte de los servicios del centro. Sin embargo, luego de que en abril Barack Obama condenara públicamente las “terapias de reparación” y que El Mercurio filtrara que el Colegio de Psicólogos preparaba un documento al respecto, la Fundación sacó esa información de su web. Sin embargo, desde el Colegio de Psicólgos alcanzaron a sacar un pantallazo. El Dínamo intentó contactar a la Fundación para corroborar si siguen practicando este tipo de terapias, pero no hubo respuesta.

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Curiosamente, Ferrer fue invitada en 2014 a la Comisión de Derechos Humanos del Senado para exponer sobre el proyecto de ley que  “reconoce y da protección al derecho a la identidad de género”. En la página web del Senado figura que a la sesión también asistió Jacqueline Van Rysselberghe, pese a que no era en ese entonces integrante de la comisión.

Al borde de la clandestinidad

Los centros que entregan estos servicios suelen ser muy herméticos y entregan poca información de contacto. Desde el Colegio de Psicólogos comentan que trataron de contactarlos en varias oportunidades, incluso intentado que conocidos suyos asistieran a sesiones. Pero relatan que a la menor sospecha, los tratantes les prohibieron la asistencia. Ferrer argumenta que desde el mundo del activismo gay hay “dureza y falta de tolerancia” contra este tipo de terapias. Los centros que fueron detectados no tienen teléfonos de contacto en sus sitios y solo responden vía mail.

Otra de las instancias que promueve estas terapias es el Isfem, o Centro de Investigación, Formación y Estudio sobre la Mujer. El centro fue uno de los organizadores del polémico seminario en 2012. La institución define en su web que su objetivo es fomentar la participación del género femenino en el acontecer nacional y “especialmente familiar”. “La familia es un bien irrenunciable el cual se debe proteger”, reza su declaración.

FOTOGRAFIA

Su Presidenta, Ismini Anastassiou, tiene en Twitter un avatar de la virgen María y un perfil a modo de promesa: “Lucharé y rezaré incansablemente por la restauración moral de esta patria que Dios nos ha dado”.

En su cuenta, también hay advertencias particulares para los jóvenes homosexuales: “Joven chileno: que el lobby gay no te confunda. Hoy podrás bailar muy feliz en la Gay Parade, pero mañana tu alma estará vacía”. También los instó a abrazar el rezo: “Hermano homosexual: pídele a la Virgencita al inicio de este mes de María que cure tu tendencia pecaminosa. La gracia te restaurará”.

En un Tweet más antiguo, destacó el éxito de las terapias que fomenta: “A la salida de misa, se me acercó una persona que se identificó como un ex gay. Me agradeció por promover las terapias reparativas”.

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La última de las instituciones detectadas por el Colegio de Psicólogos, que apoya este tipo de tratamientos es la “Fundación Es Posible la Esperanza”, con presencia en toda Iberoamérica. En su web la “superación de la AMS” figura como uno de sus ejes. Y la describen de esta forma: “Es un camino compartido para salir de la AMS (Atracción hacia el Mismo Sexo) y madurar un amor verdadero, un amor de donación y entrega, un amor de Comunión y Solidaridad”. Operan a través de un grupo multidisciplinario que se hace llamar “Grupo Juan Pablo Segundo”, en honor al ex Sumo Pontífice, y que tiene colaboradores chilenos.

Pese al cuestionamiento casi transversal, este tipo de terapias no son ilegales en el país, a diferencia de lo que pasa en algunas zonas de Estados Unidos. Aún así, los códigos de Ética la Organización Panamericana de la Salud advierten que estas son “una grave amenaza para la salud y el bienestar, inclusive la vida, de las personas afectadas”. Algo que el vocero del Movilh, Óscar Rementería, califica como una violación a los derechos humanos: “Lo que genera este tipo de terapias es cuestionar la esencia del ser humano, la esencia de lo que las personas están sintiendo, y en vez de acompañarlas, lo que se hace es condenarlas por sus sentimientos. En definitiva, estas terapias son actos de tortura que atentan contra los derechos humanos y la dignidad de las personas pertenecientes a la diversidad sexual”. Por lo mismo, Rementería asevera: “Y la tortura si está perseguida por la ley”.

Desde el Colegio de Psicólogos se estudia presentar un proyecto de ley para que se prohiba este tipo de tratamientos.

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