Crisis de los gobiernos corporativos: oportunidad para perfeccionar la institucionalidad
Todos sabemos que en nuestro país se vive una crisis de confianza y legitimidad de las instituciones, que las personas desconfían de la rectitud de las empresas, generalizando su apreciación hacia todas ellas, en virtud de conductas que han quedado expuestas a la luz pública y que se tiende a pensar, como conclusión de evidencia, que son habituales y permanentes.
Margarita Ducci es Arquitecto, post título en la Universidad de Roma. Entre otras labores, fue Directora del Servicio Nacional de Turismo. Desde el 2005 se desempeñó como Vicerrectora de Comunicaciones en la Universidad Andrés Bello y Decana de la Facultad de Comunicaciones. Luego asumió la Dirección de Vinculación con el Medio de dicha universidad y actualmente es Directora Ejecutiva de Red Pacto Global Chile, cuya sede se encuentra alojada en la UNAB.
Semanas atrás, Feller Rate bajó la clasificación de las acciones series A y B de Sociedad Química y Minera de Chile (SQM) desde “Primera Clase Nivel 2″ a “Primera Clase Nivel 4″. El tema no fue menor, dado que la agencia consignó que la disminución -en estos niveles accionarios- se produjo en ese momento, en relación a la incertidumbre respecto del cumplimiento de adecuados estándares de gobierno corporativo en la compañía. Sin embargo, con la recomposición de relaciones entre los accionistas, antes del anuncio del nuevo directorio, saltó 7,75%, y se han continuado produciendo nuevas reacciones de recuperación.
Es sabido que la clave de un buen gobierno corporativo está ligada al relacionamiento entre los tres poderes al interior de una compañía: accionistas, directorio y alta administración. Esta suerte de “engranaje” requiere, como en todo ámbito empresarial, control y mejoramiento continuo. Las medidas ligadas al fortalecimiento de la institucionalidad en las empresas, son fundamentales para lograr la confianza de todos sus grupos de interés y de la opinión pública.
De acuerdo con la legislación vigente, los directores deben responder por los daños a accionistas minoritarios y otros participantes, ya que se han definido sus deberes, obligaciones y sanciones, lo que hace cada vez más delicada la constitución de los directorios, medir la capacidad de cada uno y asegurar la ética que los debe inspirar.
Todos sabemos que en nuestro país se vive una crisis de confianza y legitimidad de las instituciones, que las personas desconfían de la rectitud de las empresas, generalizando su apreciación hacia todas ellas, en virtud de conductas que han quedado expuestas a la luz pública y que se tiende a pensar, como conclusión de evidencia, que son habituales y permanentes. Por eso se hace fundamental la constitución de gobiernos corporativos sólidos, la prevención de situaciones de conflicto de interés y hacer primar los valores, de modo oportuno y no reactivo. Esto es aún más imperativo para las empresas que transan en bolsa.
Los consumidores necesitan sentir y comprobar que las empresas hoy, como consecuencia de esta crisis, están tomando medidas, su dirección está preocupada de implementar una estrategia que tenga su centro en la transparencia, que los consumidores tengan acceso a toda la información que les permite elegir libremente.
El Pacto Global promueve que los negocios que no están inspirados en principios éticos, no pueden tener éxito a largo plazo.